La melodía de un alma (2025)

CAPÍTULO 1

El árbitro pitó el final del partido, el cual había estado muy disputado, y que finalmente se llevó el equipo local frente al eterno rival. Los aficionados despedían a sus jugadores entre cánticos y aplausos, aquella noche habían demostrado qué equipo mandaba en la ciudad hispalense.

Ya en el vestuario, los jugadores seguían celebrando con el resto del cuerpo técnico. Fue entonces cuando René, portero y capitán del equipo, quiso decir unas palabras.

—Definitivamente esta noche la rompimos allá fuera muchachos—sus compañeros lo vitoreaban y aplaudían—Así es como tenemos que salir cada día a la cacha, con actitud, con huevos. Toda esa gente que se rompe la voz por nosotros, se merece disfrutar de esto siempre.

—Así se habla capitán—Toni Vidal, lateral izquierdo y mejor amigo de René, intervino para proponer algo—¿Qué tal si, para celebrar una victoria tan importante como la de hoy, nos vamos de cena y nos tomamos algo después?

Lo debatieron durante un rato y alguno de ellos se apuntaron al plan de Toni y algunos otros, declinaron la oferta muy amablemente. Durante la cena, el ambiente fue distendido, relajado y divertido, en aquel vestuario había mucha unión entre todos, esa parte era fundamental para que las cosas en el equipo marcharan bien.

Al ser sábado por la noche, la discoteca a la que solían acudir estaba abarrotada, pero ellos siempre tenían un reservado a nombre del club, así que eso no era un problema. Uno a uno fueron subiendo hasta allí, mientras echaban un vistazo desde su posición privilegiada a las personas que había en la sala, o, mejor dicho, a las preciosas chicas que buscaban sus atenciones para pasar una noche divertida.

—¿No vas a ir a buscarla?—Toni se sobresaltó al escuchar la pregunta de su amigo.

—¿A quién?

—No te hagas el tontito. ¿A quién más? A la chica—la señaló con la mirada—Estás muerto por ella Toni, y no sé por qué, me da la sensación, que a ella le pasa lo mismo con vos.

—¿A caso has hablado con ella en algún momento?

—Para nada. Y eso que he hablado con todas las mujeres que han pisado alguna vez este lugar—desvió la vista de nuevo hacia la barra—Hasta con esa chiquita de lentes odiosa, pero con tu amor platónico, jamás.

—No las llames así—rio Toni viendo cómo se refería su amigo a las muchachas—Es muy agradable, y creo que las dos son muy buenas amigas…René quisiera acercarme y hablarle…pero no sé cómo hacerlo.

—¿Querés que te ayude? No tenés más que decirlo—palmeó su espalda—¡Vamos!

Mientras Toni trataba de detenerlo, René casi lo había arrastrado a la barra donde estaban las chicas, una rubia alta y otra bajita pelirroja y con gafas.

—Hola linda—saludó el guardameta—¿Me podés decir cómo te llamás?—preguntó a la rubia que estaba petrificada.

—Me llamo Bea—pero no lo estaba mirando a él, sino a su amigo.

—Un gusto Bea. Yo soy René y él Toni—lo acercó más para que pudiera saludarla.

—Encantado de conocerte—por fin fue capaz de hablarle y mirarla a los ojos.

—Sé quiénes sois, imposible no conoceros—Bea sonrió con timidez.

—Qué bien—René miró a su alrededor y vio como la chica de gafas se aproximaba hasta Bea. No quería que los interrumpieran, así que tuvo que interceptarla, aunque no fuera de su agrado—Hola ¿Tenés un momento?

—¿Qué vas a tomar?—preguntó con gesto de fastidio. Estaba cansada de futbolistas y famosillos en general que se creían el centro del universo, y ese que tenía ante ella, era de esos.

—¿Cuál es tu nombre?

—Eso a ti no te importa. ¿Vas a tomar algo o no? No tengo tiempo para perderlo contigo.

—Sólo te hice una pregunta. ¡Vaya geniecito que te cargás!

Ella no le respondió y siguió poniendo copas, pero él no se movió de allí, la seguía con la mirada todo el tiempo.

—¿Te vas a quedar toda la noche ahí mirándome?—le reclamó.

—Sólo hasta saber tu nombre. ¿Sos amiga de Bea?—iba a responder cuando la susodicha apareció.

—¿Cómo vas Álex?—su amiga tenía una sonrisa de oreja a oreja.

—Bien, no te preocupes.

—Si necesitáis algo René, no tenéis más que pedirlo.

—Gracias Bea—le devolvió la sonrisa—Un gusto conocerte Álex… Lindo nombre, por cierto—y ahora sí, volvió con el resto de sus compañeros.

—¡Menudo imbécil!—resopló Álex.

—No digas eso. Es buena gente y super agradable—las dos entraron un momento al almacén—¡Por fin se ha acercado a mí!—chilló la rubia entre grititos de euforia.

—¿Quién?

—Toni Vidal. De cerca es todavía más guapo…—los ojos de Bea brillaban por la emoción—Aunque en realidad fue gracias a René de Luca, él fue quién lo ayudó. ¿No es genial?

—Así que ese pesado se llama René—murmuró—Bea, ve con cuidado, ya sabes cómo son este tipo de personas. Van a lo que van, y a ti ese rollo no te gusta.

—¿Por qué juzgas a todos los hombres por igual? Que tú tuvieras una mala experiencia en el pasado, no significa que todos sean malos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.