La melodía de un alma (2025)

CAPÍTULO 4

Era cerca de las dos de la tarde, cuando escuchó a alguien entrar en su casa. Si habían entrado con llave, sólo podía tratarse de una persona.

—¿Puedo pasar o tienes compañía?—preguntó una voz al otro lado de la puerta.

—Espera que escondo mi harén de amantes en el armario—se levantó, abrió la ventana y después la puerta de la habitación—Ya puedes.

—Tengo que hablar contigo—Juanmi pasó y se apoyó en el quicio de la puerta—¿Quién te trajo anoche a casa?

—¿Qué sabes tú sobre eso?

—Te vieron los vecinos y la noticia corre como la pólvora por todo el barrio.

—Entonces ¿Para qué me preguntas si ya sabes quién fue?—resopló con fastidio.

—Porque no me puedo creer que vayas a caer de nuevo con ese tipo de gente ¿Es que no aprendiste nada de lo que te pasó con el innombrable?

—Eh, para el carro guapito que te estás embalando más de la cuenta—a pesar que Juanmi no lo nombró, le hizo recordar una época negra de su vida—Todo eso, tiene una muy buena explicación, y no es la que tú crees, para nada.

—Pues si eso no es así, cuéntame por qué el mismísimo René de Luca te trajo a casa a altas horas de la madrugada.

—Hablas de él como si fuera el rey de España—quiso hacer la broma, pero a su amigo no le había hecho ninguna gracia.

—Pero tampoco es un tipo cualquiera. Es muy conocido, demasiado diría yo y su reputación también lo es. No me gusta ni un pelo que andes con ese de aquí para allá.

—Si te callas y me dejas hablar, te lo explico—conocía a Juanmi y sabía que él sólo quería protegerla, pero en ocasiones era demasiado exagerado—Resulta que anoche cuando salí del trabajo, mi coche decidió que no tenía ganas de arrancar.

—Podrías haberme llamado y yo mismo hubiese ido a por ti.

—Eran las cinco de la mañana ¿Cómo te iba a llamar? Además, no quiero que Noe se mosqueé conmigo por llamarte a esas horas. Decidí quedarme ahí hasta que fuera una hora medianamente decente para llamarte. Pero René llegó y aunque le dije varias veces que se fuera, no lo hizo, y tuve que acceder a que me trajera. Fin de la historia. Todo lo que te hayan contado fuera de eso, es totalmente falso.

—Entonces tu coche sigue en Sevilla ¿No?

—Pues imagino que sí, porque como me lo hayan robado, dime tú que hago.

—Me dejas más tranquilo con tu explicación, pelirroja—le pasó un brazo por encima—Anda, cámbiate y vamos a echarle un vistazo a tu coche.

Álex se dio una ducha rápida, se vistió y cuando terminó de bajar el último escalón, llamaron al timbre y se dispuso a abrir.

—Buenas tardes ¿Es usted Álex…sin apellido aparente?—le preguntó un hombre entrado en años.

—Sí, soy yo. Y obviamente tengo apellidos ¿Quién es? ¿Qué quiere?—Juanmi había llegado a su lado, pero no intervino en la conversación.

—¿Es usted propietaria de este vehículo?—le enseñó unas fotos y efectivamente, se trataba de él.

—Sí, es mi coche. Anoche se me quedó averiado en Sevilla ¿Hay algún problema con él?

—¡César, puedes dejarlo!—le gritó a alguien en la calle—No tiene de qué preocuparse, ya lo tiene aquí y podrá repararlo cuando quiera.

—¿Qué?—Álex no salía de su asombro—¿Quién le ha dicho que traiga el coche hasta mi casa?

—Un amigo suyo con buenos contactos—le pasó un papelito doblado—Si nos disculpa, nosotros nos vamos, buenas tardes.

—Dime que no es lo que yo estoy pensando…—murmuró Juanmi.

Álex abrió el papel que aquel hombre le había dado y lo leyó en silencio.

«Acá tenés tu auto, ya no hace falta que lo vengas a buscar. R»

—¿Y este que se cree?—arrugó el papel con rabia y lo tiró al suelo.

—¿Estás segura que entre ese tipo y tú no hay nada? Porque parece todo lo contrario…

—¡Claro que no! ¿Por quién me tomas?—Álex estaba furiosa por el favor envenenado del futbolista.

—Voy a echarle un vistazo, tú haz lo que creas conveniente—Juanmi salió en busca del coche dejándola sola y tremendamente enfadada.

No dudo en ir a por su móvil y enviarle un audio a Bea para que la ayudara.

—Bea, necesito que te pongas en contacto con Toni para que te pase el número del idiota de su amiguito. Es muy importante.

—¿Qué habrá pasado? Suena muy cabreada—comentó Toni que aún seguía con Bea en su casa.

—No lo sé, pero dame su número para pasárselo y que sea lo que Dios quiera—el chico lo hizo enseguida.

—Oye ¿Por casualidad Álex sale con alguien?

—Sería lo que le faltaba, no tiene tiempo ni de vivir la pobre ¿Por qué la pregunta? ¿Estás interesado en ella?—no quería sonar molesta, ellos no eran nada, pero no lo pudo evitar.

—La única persona que me interesa, la tengo delante—le robó un beso travieso—Es sólo curiosidad.

—No, no sale con nadie desde hace mucho tiempo. Un hijo de mala madre le partió el corazón y desde entonces no deja que nadie se le acerque—suspiró totalmente ilusionada por las palabras de Toni—Álex tiene dos trabajos, una casa que mantener, una madre enferma y muchas deudas que no puede pagar. Creo que lo último que necesita es a alguien que la esté mareando todo el tiempo.




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