La melodía de un alma (2025)

CAPÍTULO 7

A la mañana siguiente, Toni pasó por su casa para ir a entrenar al gimnasio, era día previo al siguiente partido de liga.

—Al final no le conté nada a Bea anoche. Pero se lo he dicho esta mañana y se ha puesto hecha una fiera. Creo que hoy no le veré el pelo—se lamentó Toni.

—Lo bueno es que Álex está bien y ya—René estaba pensativo—¿Alguna vez Bea te habló de ella?

—Sí, algo sé ¿Por qué?

—Nada, es sólo que tengo curiosidad. Ayer cuando la acompañé a su casa y le pregunté por los papás, me dijo que su papá murió cuando era pequeña. Me quise matar, sólo a mí se me ocurre preguntar eso.

—No sabía que su padre estaba muerto. Lo que sí sé es que su madre padece una enfermedad degenerativa y tuvo que ingresarla en un centro especializado para que la cuidaran porque Álex ya no podía hacerlo. Tiene dos trabajos y muchas deudas que pagar porque no le llega para todo. Creo que Bea me dijo que iba a pedir un préstamo o algo así, y que pondría de aval su casa que es lo único que tiene… Dudo mucho que pueda conservarla.

—¿Es joda lo que me estás diciendo?—su amigo negó con la cabeza—¡Tiene veintiún años, es una nena, por favor!—ahora entendía todo lo que le había pasado la noche anterior y no era para menos—No sé cómo sigue en pie con todo lo que tiene encima.

—Es lo único que sé, tampoco he querido preguntar más por ella. Esa chica tiene una situación muy complicada en su vida sin duda.

René no respondió, se quedó pensando en Álex y en todo lo que acababa de descubrir. Ahora podía entender su manera de actuar con la gente. En ese momento, una idea cruzó por su cabeza. Él tenía algo que Álex necesitaba urgentemente y ella podría darle algo que a él le solucionaría la vida.

—Toni, se me acaba de ocurrir una idea.

—Viniendo de ti, puede ser cualquier cosa—bromeó.

—Lo estoy diciendo en serio—los dos se detuvieron y dejaron lo que estaban haciendo—Puede parecer algo aprovechado por mi parte, pero ¿Creés que, si yo ayudo a Álex con sus problemas económicos, ella quiera ayudarme con mi asuntito?

—¿Te has vuelto loco? ¿Cómo se te ocurre?

—Ya sé, suena muy mal, pero estoy desesperado Toni. Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa, incluso pagar si es necesario. Tenés que ayudarme con eso, por favor te lo pido.

—No sé si te has dado cuenta que no eres la persona favorita de Álex…

—No pretendo volverme su mejor amigo…

—Pero sí su marido—lo cortó Toni—Olvídalo, tienes que buscar a otra persona que al menos te tolere.

—No es como que quiera ser su esposo para siempre. Es un trato, muy buen trato de hecho, los dos saldríamos beneficiados, no veo el problema.

—Ni siquiera os conocéis ¿Y si después de casaros os investigan? Eso puede pasar y si lo hacen, os van a pillar casi seguro. Entonces ahí sí que no te libras de que te echen de aquí y a ella le causarían más problemas de los que ya tiene.

—Entiendo tu punto y todas las cosas que podrían salir mal, pero estoy dispuesto a correr el riesgo. Ya que no me querés ayudar, al menos guárdame el secreto.

—Está bien, no diré nada. Pero por favor René, no cometas esa locura.

El guardameta se subió a otra máquina y trató de pensar cual sería la mejor forma de hablar con Álex y que no lo mandara al carajo.

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—Que estoy bien pesados—Álex había repetido esa frase hasta el cansancio.

—Cuando Toni me lo ha contado esta mañana, casi me muero del susto—comentó Bea que había ido a visitarla.

—Pelirroja, un día de estos nos vas a matar de un disgusto—le revolvió el pelo con cariño—Dame las llaves de tu coche e iré a por él ¿O esta vez también aparecerá por arte de magia ante tu puerta?

—Esta vez no—le pasó las llaves—Aquí tienes, te lo agradezco muchísimo, lo necesito esta noche para ir al trabajo.

—De eso nada—intervino su amigo—Te vas a quedar en casa descansando.

—Pero yo no puedo…

—Estoy de acuerdo con Juanmi—añadió Bea—Descansa todo el fin de semana, ya veremos cómo nos apañamos. No te preocupes por nada.

—Si me tengo que quedar aquí toda la noche para vigilarte, lo haré—la amenazó.

—¡No soy una niña pequeña! No necesito vigilancia—se cruzó de brazos enfurruñada—Me quedaré…

—Eso me deja más tranquilo—Juanmi le sonrió—Ya está viniendo Noe, iremos por tu coche, y ya sabes ¡A descansar!—el muchacho salió por la puerta dejando a sus amigas solas.

—Ahora que no nos escucha nadie ¿Cómo fue que René te encontró y te llevó al hospital?

—Que yo estuviera inconsciente creo que ayudó mucho—bromeó—La verdad es que no tengo ni idea. Él mismo me dijo que me encontró tirada en mitad de la calle y me ayudó. Estoy en deuda con él, se portó muy bien conmigo, incluso insistió hasta que acepté que me trajera a casa.

—Te lo dije, es muy bien tipo. Un poco bocazas a veces, pero no es mala persona. Si supieras lo que hizo por Toni y por mí el día del partido, comenzaría a caerte bien.

—No me recuerdes esa noche, anda…—ya se le había pasado el enfado, pero quería hacerla sufrir un poco.




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