Unos días más tarde, Álex estaba a punto de marcharse a trabajar a la discoteca cuando se cruzó con René en el salón.
—¿Vas a salir?
—No, voy a trabajar—le aclaró.
—¿Vas a seguir laburando allá? Ya no lo necesitás.
—Sí que lo necesito, aunque ahora no me urja como antes. Me sirve para despejar la mente y tener dinero para costear los gastos de mi madre mientras encuentro otra cosa mejor.
—Yo puedo encargarme de lo de tu mamá sin problema.
—No, eso es algo que sólo me corresponde a mí. Buenas noches—Álex salió por la puerta dejando a su marido con la palabra en la boca.
Cuando llegó, todo parecía ir como siempre. Se encontró con Bea y estuvieron poniéndose al día. Más tarde abrieron y la sala se empezó a llenar, pero enseguida se dieron cuenta que la gente cuchicheaba y la miraban a ella sin ningún reparo.
—¿Aquí pasa algo o soy yo?—preguntó Bea.
—Yo también noto algo raro… Espero que no sea lo que creo—desde ese momento comenzó a tensarse cada vez más.
Una de las veces que salió fuera a retirar vasos y botellas que habían esparcidos por diferentes puntos de la sala, pudo escuchar más de cerca lo que un grupito estaba diciendo.
—Sí que es ella, mírala y luego mira las fotos—dijo un chico.
—¡Hala, que fuerte!—gritó otra—¿Pero qué hace trabajando aquí?
—Ojalá ser ella. Si yo me casara con semejante bombón, iba a estar yo aquí trabajando por cuatro duros.
Álex lo escuchó todo, dado que estaban hablando a gritos por lo alta que estaba la música. Esos muchachos sabían con quién estaba casada, pero ¿De qué fotos estaban hablando? Continuó haciendo oídos sordos a todo y a seguir realizando sus tareas con total normalidad, hasta que el grupito la rodeó.
—¿Es verdad que te has casado con René de Luca?—preguntó una chica.
—No sé de qué me estás hablando. Dejadme pasar—le temblaba la voz por los nervios.
—¿Ah, no? ¿Qué me dices de esto entonces?—otro de los del grupito le enseñó unas fotos en las que se les veía en la puerta del ayuntamiento y otras a ellos dos riéndose bajo la lluvia. Incluso hizo zoom en la foto para enseñarle su alianza, la misma que llevaba en ese momento puesta.
—¡Eres tú! Pobrecito, a saber, qué le has hecho para que alguien como él se tenga que conformar con alguien como tú…
—¡Dejadme en paz!—el grupito la persiguió por toda la discoteca a la vez que iban contándoselo a todo el mundo.
—¡Álex, entra!—Bea la interceptó y la metió en el almacén—¿Qué está pasando? ¿Por qué te están siguiendo?
—Lo saben… Saben lo mío con René—Álex respiraba con dificultad—¡Tienen fotos y todo!
—¿Cómo que tienen fotos? ¿De dónde las han sacado?
—Son del día de la boda. Se ve la puerta del ayuntamiento y a nosotros dos hablando bajo la lluvia. Una de las personas que lo sabía nos ha delatado, no encuentro otra explicación.
Su jefe entró y las encontró allí a las dos. Tuvieron que inventar que Álex no se encontraba bien, y tal como llegó se fue.
—Está claro que aquí ya no puedes volver. Si ya lo han descubierto todo, no te van a dejar tranquila, la gente es muy morbosa y el salseo muy interesante.
—Eso es lo de menos ahora Bea. Lo único que temo es que no me dejen en paz, no quiero entrar en ese mundillo. Tengo que irme cuanto antes de aquí.
—No creo que lo mejor sea irte ya y que toda esa panda de imbéciles te persiga allá donde vayas. Quédate, y en cuanto acabe, Toni y yo te acompañamos a casa.
—¿Toni ya estaba aquí cuando ha pasado esto?—su amiga asintió—Ojalá no le dé por avisarle a René. Es capaz de venir y que todo esto se haga más grande.
━━━━━━✧❂✧━━━━━━
—Hola ¿Cómo andás?
—Yo bien. La que no lo está pasando tan bien es Álex.
—¿Qué le pasó? ¿Está bien? ¡Hablá Toni por favor!
—Creo que lo vuestro se ha filtrado y allí en medio de la discoteca, la gente ha empezado a rodearla y a preguntarle cosas. Álex estaba en shock, corrió para librarse de ellos hasta que Bea se dio cuenta y se metieron en el almacén, desde entonces no ha salido de allí.
—No, no, no ¡No puede ser!—se pasó una mano por el pelo desesperado—Voy para allá.
—¿Estás seguro? Si vienes todo se va a poner peor.
—Sí, yo le prometí que no se vería afectada por esto y se lo tengo que cumplir. Salgo para allá de inmediato. Quédate cerca de ella ¿Puede ser?
—No tienes ni que decírmelo. Aquí nos vemos.
René tardó muy poco en llegar. No tenía ni idea de qué iba hacer, sólo sabía que debía llegar hasta ella y ponerla a salvo.
Bea supo que estaba allí en cuanto la gente comenzó a vitorearlo. Enseguida miró a su chico y se dio cuenta que fue él quien lo había puesto sobre aviso. No dudó en volver al almacén donde seguía estando Álex y contarle que René estaba allí.
—¿Por qué lo ha hecho? Ahora ya todo el mundo tendrá la certeza de que todo es verdad y no nos van a dejar en paz nunca.