Mientras tanto, en otro lugar de la ciudad, René le había tomado la palabra a Álex y se había dormido un rato. Cuando despertó, se puso a revisar sus mensajes, entre ellos, había uno de imagen de un número que no tenía guardado. Al abrirlo, casi se le cae el teléfono de las manos. En la foto se podía ver a Álex de fondo y en primer plano una mano sobre la mesa. Esa mano tenía un tatuaje de una mariposa, junto a la foto había un mensaje. «No ha pasado ni un día y ya la tengo conmigo, capi» No podía ser otro que Lucas, y René maldijo en silencio, lo que estaba pensando no podía ser verdad.
Toni metió el coche de Álex en el garaje y se despidió de ella, aunque estaba un poco intranquilo por el estado de la chica.
Esperando el ascensor, se puso a pensar en lo que había hecho amenazando a Lucas. Por un lado, creía que había actuado bien, era la única forma de intentar detenerlo. Pero por otro, si su ex seguía molestándolos y lo denunciaba sacándolo todo a la luz, se formaría un gran revuelo por la popularidad de él y la pondría a ella en el ojo del huracán, cosa que detestaba. Cuando el ascensor llegó a la planta baja, salieron Mía y Matito de él.
—¡Ey, Álex!—la saludó el pequeño—Vamos a dar un paseo ¿Querés venir?
—Otro día voy ¿Vale? Hoy estoy un poco cansada.
—¿Está todo bien?—Mía había notado el mal semblante de su amiga.
—Sí. Pero id ya o se os hará de noche—los animó a marcharse. Madre e hijo salieron del edificio y ella subió en el ascensor para llegar a casa.
Lo primero que hizo fue ir a la cocina a por un vaso de agua, tanta tensión le había dejado la garganta seca. Acababa de dejar el vaso limpio bocabajo sobre la encimera, cuando René entró con cara de pocos amigos.
—Se les hizo larga la charla a Bea y a vos ¿No?
—Sí, bueno ya sabes, cuando empezamos, no podemos parar—Álex quiso salir de la cocina, pero él muchacho le impidió el paso—¿Qué haces? Déjame pasar.
—¿Vos pensás que soy estúpido?
—¿Perdón?—no sabía a qué se refería.
—No te hagas la que no sabe de qué hablo Álex, ese papel no te queda para nada—ella lo miraba sorprendida, jamás le había hablado así—Como veo que no me vas a decir, ya lo hago yo por vos…Digamos que por ahí me enteré que no te fuiste a ver con Bea, si no con el forro ese de Lucas. ¿En qué estabas pensando para irte a ver con él? Creía que no querías tener nada que ver con él nunca más.
—Así que era eso…—resopló de forma poco femenina—¿Quién te lo ha dicho?—dudaba mucho que hubiera sido Toni. Él era el primer interesado en que René no supiera nada de eso y, además, no le podía haber dado tiempo, acababa de dejarla allí.
—El mismo Lucas—le mostró la foto en la que ella salía—¿Qué estás haciendo Álex? ¿A caso volverlo a ver te hizo cambiar de opinión o qué?
—Te agradezco mucho tu preocupación por mí, pero no tengo que darte explicaciones sobre lo que hago con mi vida. Simplemente no es asunto tuyo, punto—lo apartó y consiguió salir de la cocina.
—¡No quiero que me agradezcas, quiero que seas sensata y te alejes de ese tipo!—no pudo evitar levantar la voz por la impotencia que sentía.
—¿Pero qué pasa acá? ¿Por qué le gritás así a Álex?—Valentina al escuchar a su hijo, salió de la habitación para ver qué sucedía.
—No pienso discutir contigo si es lo que buscas, por hoy ya he tenido suficiente. Piensa lo que te dé la gana René—respondió lo más tranquila que pudo—Perdón Valentina—Álex desapareció por el pasillo hasta llegar al dormitorio y después encerrarse en el baño.
—¿Me vas a decir por qué le gritaste a Álex?—Valentina enfrentó a su hijo.
—No debí…ya sé. Ahora me siento mal, pero no pude evitarlo vieja.
—Andá entonces a ofrecerle una disculpa—René se sentó en el sillón cabizbajo y su madre se sentó junto a él—Yo no soy quién para meterme en las cosas de ustedes, pero te conozco muy bien mi amor, vos no sos así de enojón, ni mucho menos vas por ahí levantándole la voz a la gente. Así que, tengas vos razón o no, tenés que arreglar las cosas con ella.
—Ya sé…Ahora estoy demasiado molesto como para hacerlo.
—¿Estás enojado con Álex o con vos mismo?
—Con los dos…—el teléfono de René sonó interrumpiendo la conversación—¿Qué pasó Toni?
—Estoy cerca de tu casa y necesito que me hagas un favor ¿Podrías llevarme a buscar mi coche? Está bastante lejos.
—Sí, claro, dame un momento y te alcanzo—colgó la llamada—Tengo que irme mamá, nos vemos más tarde.
—Vayan con cuidado—Valentina se despidió de su hijo y quiso ir a ver si Álex necesitaba algo. Pero después de tocar su puerta y no recibir respuesta, decidió no molestarla.
Toni estaba en la puerta del edificio de René. Cuando bajó, ya casi estaba anocheciendo y la temperatura era bastante fresca. Juntos fueron en busca del coche de Toni.
—¿A dónde dejaste el auto?
—Lo dejé cerca de donde vivo, tuve que hacerle un favor a una persona y lo dejé ahí.
—¿A quién? Digo, si se puede saber. Se me hace raro que no fuera a tu noviecita, no se separan para nada.