La melodía de un alma (2025)

CAPÍTULO 36

El día amaneció lluvioso y muy frío, era de esas veces que no apetecía salir de la cama. Volvió la cabeza y no encontró a Álex, supuso que debía estar preparándose para el día que acababa de empezar. Salió fuera a desayunar con su madre y cuando volvió a la habitación la encontró hablando por teléfono.

—¿Puedes dejar de preocuparte por mí? ¡Es el día de tu boda por el amor de Dios! Deberías ser un novio nervioso, estar muerto de ganas por ir a casarte con la mujer con la que vas a compartir el resto de tu vida…No estar hablando conmigo e intranquilo por si tengo cómo ir. Nos vemos en un rato ¡No me llames más!

El coche de Álex se averió días atrás y aún no se lo habían arreglado en el taller. René no lo supo hasta ese momento, acababa de encontrar una buena excusa para ir a la boda.

—Yo te puedo llevar…Igual yo también voy para allá—se ofreció.

—Pensaba que no irías—respondió sin apenas mirarlo.

—¿Te molesta que vaya?

—A mí no me molesta para nada. Pero si tienes intención de venir, no tienes mucho tiempo para cambiarte—Álex fue a buscar todo lo que se iba a poner y se metió en el baño.

René sonrió a sus espaldas y entró al vestidor a buscar algo que ponerse. Eligió un traje sencillo color negro sin estrenar de una famosa firma y camisa blanca, algo formal y elegante. Rápidamente se vistió y se miró al espejo. No le había dado tiempo a afeitarse, así que tendría que ir con una fina capa de pelo oscuro sobre su cara, le daba un aire peligroso, no le disgustaba del todo.

Abrió un cajón del mueble y sacó una de sus tantas gomas de pelo para atarlo en un pequeño recogido en su nuca. Al volver a mirarse, una idea cruzó su cabeza y entró de nuevo al vestidor en busca de una corbata. No solía usarlas, pero aquella ocasión lo ameritaba, eligió una de un color idéntico al vestido de Álex, segundos después se dio cuenta que no sabía muy bien cómo ponérsela. Batalló durante un rato con ella, pero no tuvo éxito.

—¿Contra qué estás peleando?—entonces fue cuando la vio tras él en el espejo. Como ya había imaginado es vestido le quedaba espectacular. Su pelo caía a un lado de su cabeza en cascada perfectamente ondulado, como si fueran lenguas de fuego, acompañado de un adorno a juego con sus pendientes.

—No sé cómo se pone el coso este—se señaló la corbata que colgaba de su cuello.

—¿Sabes que existen tutoriales en internet que lo explican?—salió a la habitación en busca de su móvil—Anda ven. Buscó un vídeo sobre cómo hacer un nudo de corbata, y para no perder más tiempo, ella misma sería la encargada de ayudarlo.

Nada más notar las manos de Álex sobre su cuerpo, René casi dejó de respirar por un momento. Aprovechaba los pocos segundos en los que la muchacha desviaba la vista hacia el vídeo sin apartar sus manos de él, para mirarla sin que se diera cuenta, estaba preciosa.

Casi al final, cuando debía ajustar el nudo de la corbata hasta su cuello, René no pudo evitar sentir ganas de besarla…Por unas décimas de segundo estuvo convencido que lo haría, estaba lo suficientemente cerca como para poder hacerlo.

—Pues esto ya estaría—Álex levantó la mirada hacia la suya y eso consiguió detenerlo—Voy a por mi abrigo y nos vamos ¿Por qué siempre que tengo una boda hace mal tiempo?

—¿Fuiste a muchas bodas?—necesitaba cambiar de tema, porque a diferencia del clima, René se sentía en llamas.

—Esta es la segunda en realidad—respondió mientras se ponía el abrigo.

—¿Cuál fue la primera?

—La nuestra. Al menos esta vez espero no terminar hecha una sopa.

—¿Por qué no me pediste que te acercara a la boda?

—Porque creía que no irías, ya te lo he dicho antes. Venga vámonos antes de que llueva más.

Álex y René salieron de la habitación, y después de recibir los correspondientes halagos por parte de la familia, pusieron rumbo a Coria del Río.

Durante los primeros kilómetros, René no hacía más que darle vueltas a la forma en que debía aclarar el tema de Lucas, Álex y él. Finalmente decidió hacerlo ahí mismo, ya que ella no tendría donde huir mientras el coche estuviera en marcha.

—Sé que igual no es el momento, pero mi conciencia no me va a dejar en paz hasta que no te pida perdón por cómo te hablé aquel día. De haber sabido lo que había pasado esa tarde, jamás se me hubiera ocurrido hacer lo que hice.

—No importa René, eso está olvidado. No hay nada que tenga que perdonar.

—Sí importa Álex—apartó la vista de la carretera para mirarla a ella—No tengo cómo agradecerte que intercedieras por mí para que ese tipo me dejara en paz.

—Mira al frente—le riñó—No me apetece estrellarme el día de la boda de mi mejor amigo. Hice lo que tenía que hacer y ya está. Y lo que sí te voy a pedir es que zanjemos este tema de una vez y para siempre, no es agradable para mí.

—Entonces ¿No estás enojada conmigo?

—No ¿Por qué debería?—ahora era ella quién lo miraba.

—Desde ese día has estado como antes…Seria, callada, distante ¿Me entendés?—le tranquilizó saber que no estaba enfadada con él.

—Puede parecer una tontería, pero desde que Lucas apareció…No ha sido fácil para mí. Volvieron muchos fantasmas del pasado y por más que traté que no me afectara, sí que lo hace—le explicó—Aún tengo que aprender a que dejen de afectarme tanto las cosas. No estoy enfadada contigo ni con nadie, sólo que todo esto me supera, y mi forma de gestionarlo es apartarme de todo y…




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