La melodía de un alma (2025)

CAPÍTULO 41

Tal y como le había prometido a René, Álex llegó a casa sobre las siete y media de la mañana, aunque eso de mañana era un decir, porque todavía no había amanecido.

Se quedó mirando el árbol de Navidad, había muchas más cosas de las que pensaba, incluso había regalos con su nombre, sonrió débilmente y entró al salón.

—Buen día Álex. Feliz Navidad—Valentina estaba sentada tomando un café caliente en la mesa del comedor.

—Gracias, igualmente—esperaba que ella le dijera algo más por su manera de mirarla.

—Vení, tengo que hablar con vos—su tono de voz era serio.

—Dime lo que quieras Valentina—la mujer le dio un sorbo a su café y se puso de pie frente a la joven.

—¿Cómo podés ser tan irresponsable? ¿Tenés idea de lo mucho que no preocupaste anoche?

—Yo…perdón, lo siento…es que…—era incapaz de mirarla a los ojos, sabía que tenía razón en estar enfadada.

—Déjate de pavadas y mejor dame un abrazo nenita tonta—Valentina la atrajo hacia ella y Álex se dejó abrazar—Mientras yo esté acá, no se te vaya a ocurrir hacer este tipo de estupideces ¿Me entendés?

—Perdón, de verdad que yo…

—De perdón nada. Quiero hechos ¿Cómo vas a pensar que nos molestás? ¡Por favor! Si acá todos te amamos. Es más, me da una bronca que sólo seas parte de mi familia por ese maldito negocio que tienen mi hijo y vos. Pero quiero que sepas que cuando eso se acabe, vos vas a seguir teniendo tu casa allá en Argentina para cuando la necesites y obvio que vamos a estar en contacto. De nosotros no le librás más—le acarició la mejilla.

—Yo no sé ni qué decir, después de haceros esto…No merezco tanto.

—Ya lo digo yo por vos, sentate que esto va a ser largo—y durante un rato Valentina trató de hacer entrar en razón a la muchacha de forma seria pero tranquila.

Al otro lado del pasillo estaba Mía, lo había escuchado todo y estaba con lágrimas en los ojos.

—¿Qué hacés ahí?—su hermano acababa de salir de la habitación.

—Shh, dejá que no escucho—respondió limpiándose la cara.

—¿Por qué llorás? ¿Qué pasó?

—Mirá quién está allá con mamá—René entreabrió la puerta del pasillo con cuidado y la vio.

—¿Cuándo regresó?

—¿No vino con vos?

—No Mía, no pude convencerla. Pero me alegra que esté acá, cumplió con su palabra.

—¿Cuál palabra?

—Le hice prometer que estaría acá temprano porque Matito no quería abrir sus regalos sin ella.

—No hay nada que no consiga ese hijo mío…De nada por el favorcito ¿Eh?

—Por cierto, tengo que hablarte de mi sobrino. Vení—agarró a su hermana del brazo y entraron al dormitorio de su madre.

—¿Pasa algo con él?

—No sé, vos decime ¿Le contaste a tu hijo algo sobre Martín?

—Bueno sí, algo le dije sobre él ¿Por qué?

—Matito fue a buscar a Álex para saber si vos lo ibas a dejar de querer si te ponías de novia con Martín.

—¿Qué? ¿Por qué piensa eso?

—Mía, tiene seis años, es un nene. Él no tiene por qué comprender las cosas de la gente grande. Por suerte Álex lo tranquilizó y le aclaró todo, cosa que debiste hacer vos, obviamente. Gracias a ella mi sobrino se calmó.

—¿Y vos cómo sabés lo que hablaron? Si el niño sólo la buscó a ella—Mía enarcó una ceja esperando una respuesta por parte de su hermano.

—Lo escuché sin querer, yo andaba en el aseo lavándome las manos.

—Ya…Hablaré con él de todas formas. Y vos, deberías dejar ese vicio horrible de escuchar conversaciones ajenas hermanito.

—¿Y me lo decís vos?—René tuvo que reprimir una carcajada—Te agarré acá escuchando detrás de la puerta. Contame ¿Qué pasó entre ellas?

—Nuestra querida mamita, primero la regañó como si fuera uno de nosotros. Definitivamente mi mamá ya la ve como una hija más ¿No te parece tierno? ¡Al fin tenemos una hermanita! Y vos dejarás de ser el hermanito menor—bromeó Mía.

—No es gracioso…

—Para vos imagino que no—murmuró bajito—El caso, que después mamá la abrazó y le dijo cosas super lindas…A nosotros no nos dice esas cosas, no sé cómo sentirme al respecto. El resumen es que mamá la perdonó y creo que Álex ya entendió que en esta familia se entra, pero no se sale…Ha sido hermoso, la verdad.

—¿Qué hacen acá los dos?—Valentina los había descubierto.

—Nada mami—se apresuró a responder Mía—Oye tarada, la próxima vez que hagas un Houdini, me vas a oír—corrió hacia Álex para abrazarla.

—Creo que me hago una ligera idea…

—Bueno ya se aclaró todo, cero malos entendidos, todo anda bien. Tengamos una Feliz Navidad ¿Ok?

—¡Álex, estás acá! ¡Ya podemos abrir los regalos que dejó Papá Noel!

—Pues corre, ya no esperes más—Matito fue hacia ellos seguido del resto de la familia, quedándose la muchacha en último lugar.




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