La melodía de un alma (2025)

CAPÍTULO 42

—No sé si es una buena idea Mía—René miraba a su hermana desde la puerta de la cocina mientras ella desayunaba—Además ¿Por qué Noe te habló a vos y no a Álex que es su amiga?

—Porque la conoce y sabe que no nos diría nada. Parece que el papá de Noe cada año organiza una fiesta para el treinta y uno de diciembre en su restaurante, y según me contó la lista de invitados es muy selecta con gente influyente o muy conocida…como vos—lo señaló de arriba abajo—Si queremos ir, estamos todos invitados. Obvio mi mamá, Matito y yo, estamos más que listos, sólo faltan por confirmar ustedes dos ¡Dale, hermanito! Déjame sentirme como Cenicienta por una noche—se acercó hasta él y puso cara de pena—Pensá en mamá, ya viste cuanto se esforzó la semana pasada, se merece que la traten como la reina que es, y que sean otros quiénes le sirvan a ella. Decí que sí, por favor, por favor…

—Si ni Álex ni yo aún aceptamos ¿Por qué empezaste a preguntarme a mí?

—Porque sos más fácil de convencer que ella, y confío en que me ayudes en caso de necesitar refuerzos. Además, creo que le vendría muy bien para que en lugar de ser una fecha triste como siempre, conviva con nosotros, se divierta y la pase bien—sabía que fibra debía tocarle a su hermano para que aceptara ir a esa cena—Pensalo ¿Ok?

—¿Por qué siempre te tenés que salir con la tuya, nena?—René se pasó las manos por la cara—Si lográs convencerla, iremos.

—¿Eso es un sí?—su hermano asintió—¡Si es que sos el mejor hermano del mundo!—se abalanzó sobre él y se colgó de su cuello.

No sabía de qué hablaban esos dos porque estaba escuchando música sentada en el sillón del salón, pero parecían muy contentos ambos hermanos. Álex en cierta medida, los envidiaba, ojalá ella hubiera tenido una hermana que no la detestara. Le hubiera encantado haber crecido con alguien con quién compartir risas, confidencias e incluso, algún que otro enfado. Obviamente para ella esa persona era Juanmi y cumplía a la perfección con ese rol, había tenido mucha suerte en encontrarlo. Los hermanos salieron de la cocina y Álex apagó su música.

—Bonito momento fraternal, me ha encantado—bromeó la sevillana.

—¿Nos viste? Es que cuando una tiene el mejor hermano del mundo, tiene que hacérselo saber, obvio—apuntó Mía.

—Por supuesto, bien que haces—Álex se levantó del sillón para ir a desayunar.

—Por cierto, amiga ¿Tenés algún plan para hoy?

—No ¿Por?

—Terminá de desayunar y alístate, hoy es día de chicas. Mi mamá, vos y yo nos vamos de compras, y no acepto un no como respuesta ¿Ok?

—¿Nos excluiste al nene y a mí por ser hombres?

—Por supuesto. Ustedes pueden tener su día de hombrecitos, al fin y al cabo sos su tío favorito de este lado del mundo ¡Voy a cambiarme!—Mía salió corriendo hasta su habitación.

—Ni siquiera le he dicho que sí—comentó Álex.

—Me parece que no tenés alternativa, así es mi hermanita—René se encogió de hombros con una media sonrisa dibujada en los labios—Me gusta ver la amistad que tienen ustedes dos. Ella nunca congenió bien con las nenas de su escuela, se la pasaba siempre sola o con nosotros. No todo el mundo acepta la explosividad de Mía. Me alegra saber que vos la aceptás y la querés tal y como es.

—Es una chica estupenda, a veces se le va un poco la olla, en el buen sentido de la expresión, pero es genial. Será mejor que me dé prisa o es capaz de querer que vaya así—se señaló el pijama y desapareció también.

René se sentó en el mismo sitio que había ocupado ella anteriormente. Se dio cuenta que se había dejado su pequeño reproductor de música y aprovechando que no había nadie, se puso los auriculares y le dio al play.

«Estaríamos juntos, todo el tiempo,

hasta quedarnos sin aliento.

Y comernos el mundo, vaya ilusos.

Y volver a casa en año nuevo…»

«…Y ahora sé, que nunca he sido tu princesa,

que no es azul la sangre de mis venas.

Y ahora sé, que el día que yo me muera,

me tumbaré sobre la arena,

y que me lleve lejos,

cuando suba, la marea…»

La canción era desgarradora de principio a fin, pero a él le había gustado, era muy adecuada para alguien como Álex. Buscó su móvil y anotó la canción para guardársela, y junto a esa, otras muchas. Le hizo ilusión descubrir que algunas de ellas, también las tenía él en su lista de reproducción favorita. La alegraba saber que compartían gustos musicales y que tanto Álex como él, era más admiradores de la música de antes que de la actual.

Un rato después, todas estaban listas para disfrutar de su día de chicas.

—Pásenlo bien, no tengan prisa por volver—comentó Matito—Mi tío y yo nos vamos a divertir mucho hoy.

—¿Ah, sí? ¿Y qué vais a hacer?—preguntó Álex—A lo mejor vuestro plan me gusta más.

—No aceptamos mujeres, lo siento—el niño se encogió de hombros—Vamos a ir al tour del estadio de mi tío, y como soy VIP voy a poder entrar a todas partes.




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