Acababa de terminar de cenar y estaba pensando en ponerse una serie a la que estaba muy enganchada, cuando la pantalla de su móvil se iluminó con el nombre de Bea.
—Hola ¿No deberías estar trabajando ya?—eran casi las doce de la noche.
—Álex tengo que decirte algo…Pero sobre todo no te asustes ¿Vale?
—Si me dices eso, me asusto desde ya—apagó la tele y se levantó—¿Te ha pasado algo o…?
—No, no es sobre mí—la tranquilizó—Toni me acaba de llamar, ha pasado algo en el partido de esta noche y…René se ha hecho mucho daño…Está en el hospital Álex.
—¿Qué? ¿Pero…cómo? ¿Qué ha pasado?—si el objetivo de su amiga era que no se asustara, había fallado.
—No sé, Toni está con él y no me ha contado mucho. Sólo sé que lo que tiene pinta feo, creo que lo van a tener que operar y todo.
—¿Cómo que operar? ¿Qué me estás contando Bea?
—No sé si he hecho bien en llamarte, porque sé que ya no tenéis mucha relación, pero, si te hubieras enterado por otra persona, te lo hubieras tomado mal.
—Claro que has hecho bien. Voy para allá a ver si me entero de algo. Muchas gracias por avisar.
Subió a cambiarse de ropa y salió inmediatamente para Sevilla. A pesar de estar enfadada con él, era su amigo y lo quería. Necesitaba saber que todo iba a ir bien, que René saldría de esa situación tan desagradable. Él no tenía a nadie salvo a Toni y quería pensar que a ella también. Por supuesto que no lo iba a dejar solo dijese lo que dijese, le iba tocar aguantarla.
Cuando llegó al hospital, buscó a Toni entre todo el alboroto que había en urgencias, y tras unos minutos de caos, pudo dar con él.
—¿Qué haces aquí Álex?
—Pues lo mismo que tú, creo ¿Qué le ha pasado? ¿Cómo está?
—Está bien. Está en observación porque perdió el conocimiento por el golpe en la cabeza.
—Pero…¿Tan fuerte ha sido?—el futbolista le enseñó las imágenes y Álex se echó las manos a la cabeza—¡Dios mío!—después del impacto, se podía ver como los compañeros y rivales por igual, trataban de hacerle volver el sentido sin éxito. René estaba tirado en el suelo, con los ojos cerrados y la cara ensangrentada.
—Le han roto la nariz, una parte del pómulo y tiene un desgarro muscular en el brazo derecho. Va a necesitar mucho tiempo para recuperarse de todo, sobre todo de lo del brazo…Y conociéndolo como lo conozco, va a llevar fatal no poder entrenar, ni jugar. ni nada de nada.
—¿Has podido verlo?—aún no era capaz de creer todo lo que le acababa de decir Toni y mucho menos lo que había visto en ese vídeo.
—Aún no. En cuanto lo suban a planta podremos verlo. Supongo que fue Bea quién te lo dijo ¿No?
—Sí, fue ella—se sentó junto a Toni—¿Se va a recuperar del todo, verdad?
—Seguro que sí. Con una buena rehabilitación y la condición física de René, no debería haber ningún problema. Pero necesita tiempo y paciencia, y la última de ellas, será la más complicada para él…—Toni tampoco tenía buena cara.
—Tú también te has asustado ¿Eh?
—El momento que vi el choque entre ellos y la forma tan fea de caer contra el palo, me dejó helado. Pero cuando corrí hasta él y lo vi ahí tirado inconsciente y con sangre…Me temí lo peor Álex, te lo juro. Por suerte, a los pocos minutos, despertó y lo trajeron aquí, y yo vine en cuanto pude—le explicó.
—Qué suerte tiene René de tenerte como amigo Toni…Siempre estás ahí cuando más te necesita.
—Él haría lo mismo por mí, estoy muy seguro de eso…Llegamos al equipo casi al mismo tiempo, René unos meses antes. A los dos nos costaba relacionarnos con el resto de compañeros y encontramos el uno en el otro un buen amigo dentro y fuera del campo. Lo conozco tan bien, como él a mí. Hoy por hoy no tendría a mi lado a la mujer de mi vida si René no me hubiera ayudado aquella noche. Espero algún día poder devolverle el favor.
—¿Ustedes son familiares de René de Luca?—preguntó un empleado del hospital.
—Sí, ella es su esposa—respondió Toni sin pensarlo.
—Venga por aquí—le indicó a Álex. Al ver que la chica no se movió se lo repitió—Por favor, acompáñeme.
—¿Puede ir él también?—dijo señalando a Toni.
—No, lo siento. Sólo puede haber un acompañante por paciente, ya no es horario de visita.
—Entonces mejor pasa tú, le gustará ver una cara amiga—insistió Álex.
—Créeme, que entre ver mi cara o la tuya, prefiere la tuya—Vamos, entra y dile que mañana vendré a verlo—le dio las pertenencias de René para que se las llevara.
—No te vayas muy lejos, igual me echa…
—Entra, confía en mí Álex, le gustará verte—la animó.
—Está bien—se acercó hasta el muchacho que había ido a buscarla—Vamos.
Álex desapareció tras la puerta y Toni se quedó pensativo por un momento «De nada por intentar devolverte el favor, ojalá no la cagues con ella de nuevo» Y tras enviar un mensaje a Bea, fue hasta la discoteca para esperar a que acabara de trabajar.
Después de atravesar unos cuantos pasillos y subir en el ascensor, por fin había llegado a la habitación de René. Abrió la puerta despacio y lo vio tumbado en la cama con unas gasas que le tapaban la nariz y parte del perfil izquierdo de su cara, la cual estaba completamente inflamada y con un tono oscuro debido al golpe. También tenía el brazo derecho inmovilizado.