La melodía de un alma (2025)

CAPÍTULO 54

Hacía unos días que les había llegado su citación ante el juez para ratificar frente a él que los dos estaban de acuerdo con lo firmado anteriormente en relación a su divorcio.

En la puerta del juzgado ya estaba Alfredo esperándolos. Le había ofrecido la oportunidad a Álex de buscar un abogado para ella, pero la joven se negó, se fiaba de él. Así que el hombre representaría a las dos partes, al ser un divorcio de mutuo acuerdo, era posible hacerlo.

Cuando los vio llegar, notó que ella estaba algo inquieta, y su representado y amigo, parecía bastante triste.

—Buenos días ¿Qué tal estáis?

—Todo bien—respondió René sin ganas.

—Bien…Me gustaría hablar contigo Alfredo—empezó a hablar Álex—Aquel día…en el hospital, no debí entrometerme en tu trabajo y hablarte de esa manera. Te pido perdón por eso, yo sé que siempre haces lo mejor para René.

—Disculpas aceptadas—sonrió el hombre—Estabas preocupada, no pasa nada. Está olvidado.

—Gracias Alfredo ¿Durará mucho la comparecencia ante el juez?—quiso saber.

—Un ratito, pero no mucho. Sólo tenéis que responder las preguntas que os hagan y firmar si estáis de acuerdo en todo. En vuestro caso, es más fácil.

Álex se alejó de ellos porque había recibido una llamada. Alfredo y René guardaban silencio, cada uno pensando en sus cosas. Pero el abogado quería saber que le estaba pasando al futbolista.

—René ¿Estás bien?

—Sí…muy bien—lanzó un largo suspiro—Odio la burocracia, eso es todo.

—Pues yo creo que hay algo más que no me estás contando.

—Me da tristeza que esto se termine—confesó al fin—Nos casamos casi sin soportarnos y ahora que nos volvimos buenos amigos, nos toca divorciarnos…La vida es un chiste.

—¿Me estás diciendo que no te quieres divorciar?—René le dedicó una mirada y Alfredo lo entendió todo.

—Le prometí que lo haría cuando llegara el momento, que recuperaría su libertad y soy hombre de palabra ¿Entendés? El resto no importa.

Alfredo iba a responder cuando la muchacha volvió con ellos. Poco después entraron para reunirse con el juez.

Se sentaron uno al lado del otro mientras escuchaban lo que aquel hombre relataba como un papagayo. Entonces llegó el momento de las preguntas y ambos se tensaron.

—¿Confirman su intención de divorciarse de mutuo acuerdo?—los dos dijeron que sí—¿Se divorcian de manera libre y voluntaria, sin ningún tipo de presión?—volvieron a responder de forma afirmativa. El juez siguió preguntando más cosas mientras ellos se buscaban con la mirada entre pregunta y pregunta—Bien, ya que ambos cónyuges han manifestado sus intenciones y están de acuerdo, deben firmar la ratificación de la demanda y el acta de comparecencia. Una vez lo hagan, el proceso seguirá adelante con normalidad.

A la primera que le ofrecieron los papeles fue a Álex. La joven los dejó sobre la mesa y los leyó detenidamente, tomó el bolígrafo entre sus dedos algo temblorosos y los firmó mientras René miraba la mano con la que estaba apoyada, aún seguía llevando el anillo que él mismo le había puesto el día que se casó con ella.

—Ahora es su turno—le indicó el secretario pasándole los papeles.

No hacía falta que leyera nada, si Álex los había firmado era porque todo estaba en orden. La muchacha le ofreció el bolígrafo y él lo que quería hacer era tirarlo lejos y romper esos malditos papeles.

Entonces ella lo miró y supo que no podía hacerle eso. A veces amar significaba renunciar a todo lo que sientes por el bien de la persona amada, aunque uno se esté desangrando por dentro. Debía firmar y lo hizo, el único vínculo que la unía a él, había llegado a su fin.

—Muchas gracias. En cuanto se apruebe, se les notificará a los dos la sentencia de divorcio y se inscribirá en el Registro Civil para que todo quede de acuerdo a la ley. Cuando el proceso haya llegado a su fin, podrán solicitar una copia para acreditar su nuevo estado civil. Buenos días.

Todos fueron abandonando la sala en silencio. Cuando llegaron hasta el coche, subieron a él, pero Álex no arrancó.

—Bueno, pues…se acabó esto ¿No crees que ha sido como muy frío todo?

—Es un divorcio Álex ¿Cómo querés que sea?

—Es verdad, a veces pregunto tonterías—arrancó el coche y justo iba a salir, cuando René apagó el contacto para detenerlo.

—No son tonterías, vos no tenés por qué saber cómo son los divorcios. La mayoría de las personas que se divorcian, alguna vez se amaron o terminan como perros y gatos, es lógico que el proceso sea así. Vos y yo somos la excepción y es normal que para nosotros sea algo incómodo y frío. Aunque… ¿Te digo algo? Nuestro casamiento sí que fue frío, hasta me pareció ver pingüinos y todo ¿Vos no los viste?—consiguió arrancarle al menos una sonrisa y romper la tensión que reinaba entre ellos con esa broma.

—Yo sólo recuerdo agua… ¡Litros de agua!—ambos se rieron—Vaya día aquel…

—Pues sí—suspiró René—¿Me podés llevar al entrenamiento? He quedado con Toni, tenemos algo que hacer, o podés venir con nosotros si querés.

—Mejor te llevo, después tengo que ir a tu casa y llevarme mi coche. Noe tiene médico y Juanmi no puede acompañarla—le explicó—Pero gracias por la invitación.




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