La melodía de un alma (2025)

CAPÍTULO 61

Esa misma tarde mientras disfrutaban de un nuevo capítulo de la que ambos denominaron su serie favorita, un número desconocido llamó a la joven.

—¿Sí? ¿Quién es?

—Soy Pipe, por favor Álex no me cuelgues—le pidió el niño.

—¿Pipe?—al escuchar ese nombre, René pausó el capítulo—Es mejor que no hable contigo, prefiero no cabrear más a tu madre, ella ya sabe que estuve en vuestra casa y…

—Sí, y nosotros sabemos lo que te hizo después—la chica empalideció en décimas de segundo y comenzó a temblarle la mano con la que sujetaba el teléfono.

—¿Cómo lo sabéis? Dudo mucho que ella os lo haya contado…

—René estuvo en casa y nos enseñó el vídeo a todos—fue escuchar su nombre y volver la cara hacia él. Enseguida supo por su forma de querer aniquilarlo con la mirada que Pipe le acababa de decir lo del vídeo.

—Así que fue él…—no le quitaba la vista de encima—¿Disfrutasteis al menos?

—¿Pero qué dices Álex? ¡Claro que no!

—¿Para qué me has llamado Pipe?—se levantó y se fue hasta la cocina para beber agua.

—¿No te ha contado René lo que pasó esa noche?

—Al parecer René sólo es comunicativo cuando le interesa…—levantó la voz para que el guardameta la escuchara perfectamente.

—Te lo resumo. Después de ver el vídeo, mi madre se hizo la víctima y como nadie le hacía caso, empezó a insultarte. Dijo cosas horribles que todos sabemos que no son así, René fue el primero en defenderte, Álex—ella guardó silencio—Y entonces yo no aguanté más y confesé allí delante de todos que lo que mi madre te hizo a ti, a mí también me lo había hecho cuando descubrí que estaba engañando a mi padre con otro.

—¿Qué? ¿Cristina tiene un amante?

—Así es. Entonces entre eso y lo que me hizo a mí, mi padre, mi hermano y yo nos fuimos de casa esa noche. Desde entonces vivimos los tres juntos en otro lado—le explicó—Y ahora que tienes el contexto, te puedo decir que te he llamado para que sepas que queremos seguir en contacto contigo, y que por favor me desbloquees, este teléfono es de mi padre.

—Si ya os conté todo lo que queríais saber ¿Qué más queréis de mí?—su voz estaba a punto de quebrarse.

—Conocerte, saber de ti, que tú nos conozcas… Eres nuestra única tía ¿Qué esperabas? Somos familia Álex, aunque la conexión entre nosotros y tú sea la retorcida de mi madre, que, por cierto, no se va a volver a acercar a ti. René la amenazó con denunciarla si se atrevía tan sólo a mirarte de lejos.

—No sé Pipe, ahora mismo conforme está todo, lo veo difícil…

—Eso son excusas Álex. Déjanos acercarnos a ti por favor… Es importante para nosotros.

—Es que, yo…—se calló un momento y resopló resignada—Está bien, supongo que podríamos intentarlo, aunque no sé qué más esperáis de mí, no soy tan especial.

—Eso deja que lo juzguemos nosotros… Muchas gracias por darnos la oportunidad. Dale saludos a René, es un jefazo.

—Se los daré. Adiós Pipe—colgó el teléfono y salió al salón donde el muchacho ya sabía lo que se le avecinaba—¿Por qué? ¿Por qué tuviste que ir hasta allí para enseñarles cómo me humillaban?

—Porque ya que no me dejaste denunciarla, cosa que merecía, quise que su familia supiera la clase de porquería que es esa tipa.

—¡No era tu maldito problema! ¡No tenías que meterte en lo que no te importa!—Álex estaba fuera de sí, no podía dejar de temblar mientras gritaba.

—Vos no podés decidir sobre las cosas que me importan, Álex. Y me meto porque sos mi amiga y no voy a permitir que nadie te lastime ¿Ok?

—No tenías que hacerlo René, por muy buenas que sean tus intenciones. Debiste dejarlo estar como hice yo…—la joven sentía que le fallaban las fuerzas—¿Por qué siempre que trato de darle un voto de confianza a alguien, pasa algo que lo jode todo? Estoy cansada de eso y no sé si voy a querer volverlo a intentar de nuevo.

Álex se fue a su habitación, estaba muy nerviosa por descubrir lo que había hecho René, y tenerlo enfrente mientras se dedicaba a defenderla hasta de sí misma, no le venía bien.

No salió de allí en todo el día, ni él tampoco intentó hablar con ella, cosa que agradecía infinitamente, no quería decirle más cosas de las que pudiera arrepentirse después. Trató de dormir, pero su conciencia no se lo permitía, tenía que hablar con René y pedirle disculpas por todo lo que le había dicho. Era un poco tarde, pero debía intentarlo. Cuando salió todo estaba oscuro, así que fue hacia su habitación y tocó a la puerta esperando una respuesta.

—¿Qué querés?—por su tono de voz, supo ahora era él quién estaba enfadado.

—¿Puedo pasar?

—No—por primera vez quiso imponerse a sus arranques de ira, por mucho que le costara.

—¿Puedes salir?

—No me apetece hablar con vos, Álex.

—Vale…lo entiendo—no podía decir que ella no se lo había buscado—Entonces hablaré yo… Si no me quieres escuchar, tápate los oídos o sólo ignórame—prefirió sentarse en el suelo al lado de la puerta—Yo quiero pedirte perdón, me he pasado mucho hoy… En realidad, siempre lo hago, no mido mis palabras y…la lío. No es la primera vez que me pasa contigo, y no te puedo prometer que sea la última tampoco. Probablemente ya no sirve de nada que me disculpe, pero necesito hacerlo para limpiar mi conciencia, soy así de egoísta—se pasó la mano por debajo de los ojos—¿Ahora entiendes por qué yo tengo que estar sola lejos de todo el mundo? No soy buena compañía para nadie René, supongo que ahora ya lo estás descubriendo… ¿Sabes? A veces me parezco a ella, a mi hermana… Creo que no soy tan mala y retorcida como ella, pero sí tengo su mismo veneno, y eso me asusta, pero no sé cómo evitarlo, me sale solo. Sé que te lo he dicho muchas veces, tantas que igual ya no significa nada para ti, pero te agradezco un montón todo lo que has hecho por mí…desde siempre y cuando menos me lo merecía… Si no fuera porque me obligaste a venir aquí, igual ahora estaba criando malvas por culpa del Covid. Te preocupaste por mí, me cuidaste sin importarte que tú también pudieras enfermar, eso es impagable…—tuvo que parar un momento para limpiarse las lágrimas de la cara—No tenías por qué hacerlo, al igual que no tenías que enfrentarte a Cristina por lo que me hizo. Sigo pensando que eso no es problema tuyo ¿Qué te puede importar a ti lo que me pase? Somos amigos por supuesto, pero pocos harían todo lo que tú haces y encima te toca comerte mis idas de olla y mi carácter de mierda que no me sirve para absolutamente nada, sólo para cagarla con la gente que quiero… Te tienes el cielo más que ganado, y tu nombre, aunque no lo uses, te hace mucha justicia porque eres un verdadero ángel…—René la escuchaba con el corazón encogido, no era justo que pensara eso de ella misma porque no era cierto—Y creo que poco más puedo añadir, después de semejante chapa que te acabo de soltar. Esto de hablarle a una puerta es un poco raro, así que ya no te molesto más. Lo mismo te has dormido y no has escuchado ni una sola palabra de lo que he dicho, o simplemente no te importa, cosa que sería lo más lógico debido a mi actitud tan infantil. Pues eso, lo siento por…todo lo que hago y perdón. Buenas noches René—se levantó despacio y volvió a su habitación.




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