La melodía de un alma (2025)

CAPÍTULO 65

El verano estaba pasando rápido y casi sin darse cuenta, Lola vino al mundo un caluroso diecinueve de julio. Debido a las restricciones, no pudieron ir a conocerla hasta que los flamantes padres y la niña, estuvieran en casa.

Lola era el bebé más bonito que habían visto nunca. Era una pequeña belleza de pelo oscuro y ojos curiosos a pesar de tener tan poco tiempo de vida. Sus largas pestañas reposaban sobre sus graciosos mofletes y había salido dormilona. Juanmi solía bromear que en eso, le había salido a su tía Álex.

Iban de vuelta del entrenamiento en el coche de René, cuando Toni recibió una llamada de su chica.

—Sí cariño, acabamos de salir de entrenar—guardó silencio mientras Bea le hablaba—¿Ya están en casa?—otro silencio—¿Será bueno para el bebé que vaya tanta gente a su casa? Está bien, ahí te espero.

—¿De qué bebé hablan?

—De la de Juanmi y Noe. Nació hace unos días y vamos a ir a conocerla hoy. Bea vendrá por mí a tu casa, si no te importa.

—No, para nada. Hacele llegar mis felicitaciones por el nacimiento de la nena a los papás.

—Lo haré—Toni no quería contarle mucho sobre ese tema, porque tarde o temprano el nombre de Álex saldría a relucir.

Aunque trató de no pensar en ella, René no pudo evitarlo. Le constaba el cariño y la ilusión que le hacía a la muchacha la llegada de esa niña a su vida, debía estar loca de contenta.

Toni respetó en todo momento su decisión de no volver a mencionar nada sobre ella, pero a veces era él mismo el que deseaba saber de Álex, si estaba bien, si necesitaría algo… Afortunadamente, sólo se quedaba en sus pensamientos y no lo había compartido con nadie.

El tiempo siguió su curso y llegó el mes de agosto, en el cual se concentraron todos los partidos fuera de España. El equipo de René fue pasando rondas, unas más difíciles que otras y consiguieron llegar a la final del día veintiuno, tal y como le había asegurado a Alfredo hace meses.

La batalla final tendría lugar en Colonia, Alemania, ante un rival nada fácil. Todos estaban concentrados, era el partido más importante de aquella temporada tan extraña y su único objetivo estaba claro, proclamarse campeones de Europa una vez más.

A los pocos minutos del inicio del encuentro, les pitaron un penalti en contra que René no pudo detener. Por suerte, no tardaron demasiado en poner el empate en el marcador, parecía que las aguas volvían a su cauce cuando anotaron otro gol para ponerse por delante. La alegría no les duró mucho, porque después de un error defensivo, el balón terminó de nuevo dentro de la portería defendida por él.

En la segunda parte, René dio todo un recital de estiradas y paradas desde todos los ángulos posibles. Quedaban veinte minutos para el final, cuando nuevamente el conjunto español anotó el tercer y definitivo gol que poco después valdría un título. A pesar que el estadio estaba prácticamente vacío, los chicos estaban eufóricos por haber ganado una nueva copa para el club. Después de los saludos protocolarios y el reparto de medallas, le entregaron a René el trofeo como capitán del equipo campeón para poder levantarlo junto a sus compañeros.

Estaba contento, iba a dejar el club de sus amores en lo más alto, aunque su felicidad se veía un poco empañada por su situación personal. Se mantuvo en segundo plano, pero no se separó de sus compañeros en ningún momento. Cuando volvieron al vestuario, René les pidió un poco de silencio, quería dedicarles unas palabras.

—Muchachos, estoy muy orgulloso de todos ustedes. Hacía mucho que no los veía luchar como lo han hecho hoy. No bajaron los brazos en ningún momento y eso nos llevó a campeonar. Les agradezco mucho su esfuerzo, su entrega y sus huevos allá en la cacha. Hoy era un día muy jodido para mí porque… Ha sido mi último partido con ustedes y sinceramente, no pudo terminar de mejor manera. Gracias a todos los que me llevan aguantando días, meses o años, los voy a extrañar un montón y los voy a estar animando siempre, esté donde esté. Y ya lo último, si me permiten, sé que soy muy pesado…—se quitó el brazalete de capitán—Hermano, esto a partir de hoy, es tuyo—se lo colocó a Toni que todavía estaba asimilando la partida de René—Sé que lo vas a defender y lo vas a amar tanto como lo hago yo—le dio un abrazo mientras el resto aplaudía—A vos te voy a extrañar más que a todos estos—le dijo al oído—Es todo, ya ándense de acá, pueden ir en paz.

Los jugadores se fueron dispersando mientras seguían celebrando. En cambio, René se sentó un rato observando a todos. Se le iba a hacer demasiado raro volver a pisar un vestuario sin ellos, con la mayoría tenía buena relación, salvo con Lucas por razones más que justificadas y algunos chicos que no llevaban mucho tiempo en el equipo.

Fue el último en ducharse y en abandonar el vestuario, sus compañeros le habían dejado el trofeo para que lo portara hasta llegar al autobús del equipo. De ahí irían al hotel y después habían organizado una pequeña fiesta sólo para ellos a la que René prefirió no asistir, no le apetecía mucho. En cuanto pusieron un pie en la habitación, Toni se plantó ante René con los brazos cruzados para pedirle explicaciones.

—¿Qué estás haciendo René? ¿Cómo te vas a ir? Tú amas este club con toda tu alma. No puedes sacrificar tu carrera de esta forma tan absurda por un desamor.

—No lo hago por eso. Necesito cambiar de aires, conocer otras ligas, otros países. No creo que a eso le se pueda decir que estoy sacrificando mi carrera—le explicó—Sevilla siempre va a ser mi ciudad, mi hogar. El lugar donde quiero pasar el resto de mi vida… Voy a volver Toni, eso te lo aseguro.




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