La Memoria Del CorazÓn

ÚLTIMO AÑO

25 𝙙𝙚 𝘼𝙜𝙤𝙨𝙩𝙤 𝙙𝙚𝙡 2013»

(𝐄𝐬𝐩𝐚ñ𝐚)

Me desperté con el mismo sonido de mi alarma que había escuchado todos los días durante los últimos años. Me levanté de la cama sin entusiasmo, sin energía, sin ganas de nada. Siento como si estuviera atrapada en una rutina que no puedo escapar.

Mi habitación se encuentra oscura y en

silencio, tal y como me gusta estar, busque con mis pies mis pantuflas hasta encontrarlas.

Me metí en la ducha, y, cepille mis dientes para ponerme el uniforme y bajar a desayunar.

Termine y baje ala cocina, mi mamá me sirvió el desayuno y me senté a la mesa pensando en mi último y aburrido año de preparatoria que me esperaba.

—Espero que este último año hagas amigos, hija— dijo mi madre con esa hermosa sonrisa que tiene.

Asentí y termine de desayunar, fui a despedirme de mi madre y me dio un beso en la mejilla, deseaba decirle lo mucho que la amaba, pero ese maldito nudo en la garganta que me impedía decirlo.

Mi existencia se convirtió en una auténtica calamidad desde que mi padre falleció y desde ese momento mi existencia se resume en soledad, depresión y bloqueo emocional.

—Ten un bonito día hija—Mencionó mientras besaba mi mejilla.

Asentí con la cabeza y salí acomodando mi mochila.

Al llegar a la prepa todo era igual, los adolescentes entraban acompañados o con sus parejas, otros sus padres los acompañaban, yo simplemente me concentré en ponerme los audífonos y me dispuse entrar al salón al entrar me senté en mi lugar habitual en espera que dieran inicio las clases.

Desde que mi padre falleció no ha pasado ningún día que no deje de culparme por su muerte.

Mi vida cambió por completo y mi único refugió y compañía son mis audífonos y mis dibujos, a través de ello puedo demostrar mis emociones.

Me concentraba en disfrutar de la letra de la canción que sonaba en los audífonos cuando mi alrededor se sombreó oscuro. Alce la mirada y era un chico alto, de cabello rubio y ojos azules, no lo había visto antes, al parecer era nuevo en la preparatoria, hice a un lado mis audífonos para escuchar lo que trataba de decirme.

Hola, mi nombre es Kian Merrick Dijo mientras sus labios se curvaron en una sonrisa amplia, iluminando su rostro—¿Me puedo sentar contigo?, soy nuevo en la preparatoria y en el país y todo es desconocido para mi.

No respondí a su pregunta y me volví a recolocar los audífonos.

Nunca me ha gustado sentarme con alguien más durante las clases, y tampoco nadie quiere sentarse conmigo, mis compañeros me ven como un bicho raro y haci está mejor, que nadie me perturbe la vida y no tener que lidiar con la gente.

Sin importarle que lo ignorara se sentó en la silla que estaba a lado mío, en pocos segundos llegó el profesor, sacamos nuestro libro y nos pusimos a leer la página asignada. Me sentía bastante incómoda con Kian alado mío, no sabía cómo actuar o como reaccionar, mi mirada se concentró en mi libro tratando de ignorarlo.

Pero no podía evitar sentir su mirada sobre mi.

Sentía como si estuviera bajo un microscopio, lo mire y nuestras miradas se encontraron. Sentí un escalofrío correr por mi espalda.

La tensión que sentía era cada vez más, pero justamente en ese instante la campana sonó, agradecí al cielo por salvarme de aquel momento incómodo y me apresuré a guardar mis libros.

—Quieres ir al patio — Pregunto mientras guardaba el resto de sus lápices.

No respondí y me alejé de él tratando de evitar la sensación e ignorandolo pero fue imposible.

— Hey, ¿Que pasa?— dijo intrigado.

tengo que irme ahora— Exclamé con la voz temblando y alejándome de el sitio.

No entendía que estaba pasando, por que me estaba sintiendo de esa manera, tal vez es porque no interactuaba con alguien desde hace años, y prácticamente todo se ha vuelto nuevo para mí.

Llegué a mi hogar después del momento incómodo que experimenté esta mañana, subí a mi habitación y me quité el uniforme, me recosté en la cama procesando lo que viví esta mañana.

— Tal vez mi madre tenga razón y deba brindarme una oportunidad para volver a ser amigos.

— Pero si se burlan de mí por mis ataques de ansiedad — Repetía para mí misma.

Tras un enfrentamiento conmigo misma, decidí que intentaré establecer relaciones amistosas, aunque no estaba segura. Pues me sentía segura viviendo en mi soledad




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