Los días tras curren uno tras otro, desde que le dije a Kian mi triste pasado y el me dijo el suyo nos hicimos aún más cercanos, el me invitaba a su casa y yo ala mía, su madre era muy amable conmigo, un viernes me invitó al parque, y acepte sin dudarlo.
Cuando llegué al parque, observé a Kian sentado en un banco. El tiempo estaba excelente, estaba a punto de comenzar el otoño, mi estación preferida, me fascina el clima fresco y el sonido de las hojas secas al tocarlas.
Todavía recuerdo el momento en que Kian y yo nos convertimos en amigos. Fue un instante único para mí, ya que tras tanto tiempo de sentirme aislada y sola, encontré a alguien con quien tengo mucho en común y no solo eso, sino a alguien que está consiguiendo lo inimaginable: liberarme de la soledad. Una de las actividades que más me agradaba realizar cuando compartía tiempo con Kian era dibujar. Me fascinaba plasmar su sonrisa y su bella mirada en papel, experimentando una sensación de relajación y alegría mientras lo hacía.
Durante nuestra sesión en el parque, extraje mi cuaderno y mi lápiz y empecé a pintar a Kian. El me sonrió y me dijo que no era un modelo excelente, sonreí y contesté que no tenía importancia, que simplemente deseaba plasmar su escencia en papel.Durante mi dibujo, experimenté una gran conexión con Kian. Sentí que estaba observando su espíritu, y me fascinaba cómo su sonrisa iluminaba su cara. Me sentí muy motivada, y mi lápiz se desplazaba con facilidad por el papel. Cada detalle de su cara.
Una vez que terminé de dibujar, presenté el resultado a Kian. Él se asombró y se carcajó, y me confesó que era la representación más similar que había visto de sí mismo. Sentí un gran orgullo, y comprendí que había hallado un método para manifestar mi creatividad y mi vínculo con Kian.
Desde ese día, empecé a realizar más dibujos de Kian. Me fascinaba capturar sus distintas expresiones y instantes, y me sentía sumamente contenta mientras lo realizaba. Kian se transformó en mi musa, y mi arte se hizo más vivo e intenso.
— Kian, disfruto dibujarte —le comenté un día mientras nos sentábamos en el parque—. Cuando lo hago, me siento muy vinculada contigo.
Kian sonrió y me sujetó con su mano. —Amo que me representes, Winnie —soltó una sonrisa—. Has hecho que me sienta muy especial y muy querido.
En ese instante, me encontraba sumamente alegre y sabía que había hallado a alguien muy especial en mi vida.
Kian se había convertido en alguien importante en mi vida, me apoyaba y me daba animos cuando me sentía frustrada cuando tenía pensamientos negativos sobre mis dibujos.