Me encontraba en mi habitación escuchando música cuando empecé a experimentar un dolor en el pecho. Mi respiración se intestificaba progresivamente y, en pocos minutos, la figura de mi padre se manifestó en mis pensamientos. Me levanté y rápidamente me dirigí al baño para buscar algo que me pudiera tranquilizar. Me senté frente al espejo del baño y pude observarme con los ojos repletos de lágrimas.
—No mereces ser feliz después de lo que le ocurrió a papá — Decían las voces de mis pensamientos.
Intenté sostener mi cabeza con ambas manos para eliminar esas voces, pero no lo conseguía. Puse mi mano en el pecho para aliviar la tensión que experimentaba, no quería llamar a mi madre porque no quería que me volvieran a ver así, desde mi infancia no me ha gustado que me ayudaran y ahora pedir ayuda no era una opción.
A medida que pasaban los minutos, me encontraba más serena, pero me sentía muy agotada. Quise ponerme de pie para dibujar algo, tomé mi cuaderno y mi lápiz y comencé a trazar un espacio sombrío que representaba mi estado emocional hace un instante. Posteriormente, comencé a dibujar rayas rojas que simbolizaban la depresión y, finalmente, plasmé luces de estrellas que simbolizan la luz que siempre me rescata.
Me pasé toda la tarde dibujando, sin darme cuenta de que ya había terminado de noche. Resguardé mis pertenencias y bajé por un vaso de agua.
—Otra vez ocurrió, ¿no es así, hija? —exclamó mi madre detrás.
—Sí, mamá, decidí no hablarte debido a que no deseaba que me vieras de nuevo en esa condición —exclamé.
—Hija, eres mi pequeña y tienes la certeza de que puedes confiar en mí; siempre estaré a tu lado —me expresó mi madre mientras acariciaba mi cara.
—Tengo temor, mamá, estos ataques se vuelven cada vez más habituales, tengo miedo de que algún día cuando esté con Kian no pueda manejarlo y se asuste de verme de esta manera —confíé mientras mis lágrimas se derramaban por mis mejillas.
—Hija, Kian es un chico agradable, estoy convencida de que él te acompañará, no debes tener miedo —exclamó mi madre, confortándome. No respondí y llegué a mi cuarto; me acosté en mi cama reflexionando sobre lo que me sucedió. Mi vida es un verdadero caos, y no quiero que Kian se vea afectado por mis traumas, Kian es sencillamente increíble y sin darme cuenta se volvió un chico muy importante en mi vida.