La Memoria Del CorazÓn

DEFIENDEME

El día posterior me desperté a causa del sonido de mi despertador. Mi cuarto se encontraba en penumbra y en silencio. Me acurré al borde de la cama y tomé un profundo suspiro; sabía que hoy sería el inicio de mi infierno. Modificé la luz y me encaminé hacia el baño, salí y me puse mi uniforme, bajé para dirigirme a la preparatoria. Mi madre todavía estaba durmiendo y simplemente cogí una manzana y abandoné el hogar. Cuando llegué a la escuela, fui a mi casilleros para buscar algunos cuadernos. Observé el casilleros de Kian y lo valoré por un momento; lo extrañaba tanto, pero me encaminé a extraer mis cuadernos. Estaba de espaldas cuando sentí que alguien me empujó, volteé y eran Luna y sus amigas; me tenían acorralada y no podía salir.

—Hola, Anne, te estaba mirando y noté que estabas valorando el casillero de tu amado, pobrecita, me das pena, eres una tonta —exclamó Luna, haciendo mofa de mi situación.

Las amigas de Luna me tomaron fuertemente por los brazos y Luna levantó su mano para darme un bofetón. Intentaba liberarme de su coacción, pero no lo logré. Poseí mi rostro a un lado con los ojos cerrados, acomodado para recibir la bofetada, pero no la obtuve. Abrí los ojos y volteé, y Kai sostenía el brazo de Luna en su mano.

—No se te ocurra ponerle una mano encima —dijo Kai con un tono desagradable.

—Hola, hermoso, nunca te había visto.

—Es preferible que instruyas a que suelten a Anne, ya que no me va a preocupar que sean mujeres.

Estaba tan asombrada ante tal gesto que pude percibir que Kai otorgó a Luna su orgullo. Luna solicitó mi liberación y me miró con una expresión de odio.

—Ahora no las quiero ver cerca de Anne—exclamo Kai, amenazándolas. Pude observar temor en sus rostros, sin decir una sola palabra se giraron para irse del lugar.

—¿Estas bien linda?—preguntó Kian.

—Estoy bien Kai, gracias por defenderme — dije tratando de tranquilizarme ya que estaba muy asustada.

—No tienes nada que agradecer linda, prométeme que si te vuelven a molestar, me lo dirás.

—Te lo prometo Kai, por cierto te vez muy guapo —dije con una sonrisa.

Pues traía puesto una camisa de color Negro y una blanca de mangas largas abajo de ella, realmente se veía muy guapo, pues le quedaba perfecto con su cabello largo.

—Gracias linda, pero no más que tú.

—Gracias Kai, ahora vamos al salón porque ya es tarde y las clases empezaran pronto.

Al entrar el director llamo a Kai para presentarse.

Mi nombre es Kai Kingsley, y reciente cumplí los 18 años.

—Muy bien Kai, siéntese —ordenó el director.

Kai camino hacia mi y tiró de la silla que se encontraba a mi lado, me entristecí porque en ese lugar se sentaba Kian.

—Te invito al parque saliendo de la escuela, te noto tensa, te puedes distraer.

—Claro que si Kai.

Las horas pasaron velozmente y era hora de salir, camine con Kai al parque, en unos minutos llegamos, nos sentamos bajo un árbol grande y bonito mientras yo sacaba mi cuaderno de dibujos y mi lápiz.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.