La Memoria Del CorazÓn

TARDE JUNTOS

Kai

—Que tienes alli, linda—pregunte señalando la libreta que tenía en sus manos.

—Es mi fiel compañera, ella es la única que sabe mi estado de animo, es mi libreta de dibujos y aquí plasmó mis emociones.

—¿Podrias dibujar algo para mí?.

—Claro que si.

Anne empezó a deslizar el lápiz en el papel, mientras yo observaba lo hermosa que era. Su cabello es tan hermoso, ese color de cabello cobrizo, su rostro blanco, sus pecas en sus mejillas que no se distinguían de lejos, y su aroma tan dulce. Ahora entiendo porque Kian se enamoro de ella.

—Termine.

Anne me prestó su libreta y analize el dibujo que había terminado, era un hermoso paisaje de otoño, la manera en que capta la emoción es impresionante, seguí revisando sus dibujos y tenía muchos de Kian.

—Tus dibujos son impresionantes.

—Mi sueño es ser una pintora famosa, me encanta dibujar, pero no creo que pueda lograrlo.

—Cómo que no, todo es posible en esta vida, no pienses negativo, con mi ayuda lo lograrás de eso me encargo yo.

—Kai, te agradezco tanto lo que has hecho por mi, gracias por haberme ayudado, sin ti no se que sería de mi.

—Tranquila linda.

—Sabes de pequeña era tan optimista, tan tierna, tan alegré, pero desde la muerte de mi padre mi brillo se apagó, las ganas de vivir se desvanecieron, pero también se que la salud mental es importante, me di cuenta de eso cuando me daba igual si me sucedía algo grave, pero gracias a mi madre y a Kian empezaba a sanar, pero ahora que él no está, las ganas de vivir están muriendo nuevamente.

—Princesa, deja de decir eso, Kian regresará y todo estará bien, yo estaré a tu lado siempre y también cuando lo necesites, sabes es normal estar triste, pero rendirse no es una opción. No permitas que tus demonios te consuman y tomen el control de tu vida, levántate y enfrentalos. Y si es necesario, iré contigo. Eres más fuerte que ellos princesa.

—Kai, jamás me cansaré de agradecerte, estás palabras son realmente reconfortantes.

Sonreí y me levanté, le extendí mi mano a Anne para que se pudiera levantar, mientras disfrutábamos de la naturaleza, del sonido de los pajaritos, disfrutábamos mirar a los niños divirtiéndose y ambos nos divertíamos igual.

Habia hecho noche, y acompañe a Anne a su casa, regresábamos caminado y disfrutando de la brillante luna y de las estrellas, me pare abruptamente al mirar a Anne llorando y con la mano en su pecho, nuevamente estaba sufriendo otro ataque, fui rápidamente hacia ella y la abraze con fuerza, sus hombros se agitaban en un vaivén de penas y una lágrima resbaló estrellándose contra su pecho, desapareciendo en la tela.

—Princesa tranquilízate, estoy contigo —dije tratando de calmarla.

—No puedo, Kai, no puedo.

—Anne, recuerda lo que te dije en la azotea, respira profundamente.

—Kai, me voy a morir.

—Princesa no digas eso, hagámoslo juntos —comencé a inhalar y exhalar, mientras Anne me seguía el ritmo, en unos cuantos minutos su respiración volvía a la normalidad.

—Kai, ya me quiero ir—dijo con su voz cansada.

—Si, te llevaré en un taxi.

Le hice la parada a un taxi y ayude a Anne a subirse, en unos minutos llegamos a su hogar y Anne entró. Estaba más tranquilo por que finalmente ya etaba segura en su casa.




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