(Londres)
Kian
Finalmente, después de lo que pareció ser una eternidad, me dieron de alta del hospital. Me sentí aliviado de poder dejar atrás la cama del hospital y la rutina monótona de los médicos y las enfermeras. Poco a poco me hiba acostumbrando a decirle mamá, a la señora que decía serlo. Cuando llegue a la casa de mi mamá, estaba desorientado, pues no reconocía nada.
—Kian, hijo estás en casa—sonrió—no importa que no recuerdes nada hijo, lo importante es que estás en casa.
Pude ver la tristeza en sus ojos, la desesperación. Quería decirme sobre mi vida, quería recordarme quien era pero no podía. No quería alterar mi salud. Sólo se limitó a sonreír a abrazarme, a decirme que todo estaría bien. Me senté en el sofá de la sala, rodeado de fotos y recuerdos que no significaban nada para mí.
—Te amo Kian—exclamó—te amo hijo.
Tras un mes del accidente que sufrí, he aprendido a querer a mi madre y he decidido retomar la universidad, tengo entendido que no me falta mucho para terminar mi carrera como doctor.
—Hijo, ¿Estás seguro de retomar tu carrera?, sabes que siempre te apoyaré en la decisión que tomes—exclamó mi madre.
—Si mamá, quiero hacerlo, necesito continuar con mi vida, mañana mismo quiero regresar a la universidad.
—Me alegro que pienses asi hijo, verás que tus recuerdos regresarán mi niño.
—Gracias mamá, apesar de que no recuerdo la relación que teníamos, te has encargado de demostrarme lo mucho que me quieres.
—Te amo hijo.
Después de que termine de almorzar, subí a mi habitación para arreglar mi mochila, y los libros que llevaría mañana.
Anne
Ha pasado un mes y creo haber mejorado, pero vuelve a ocurrir; vuelvo a sentir ese vacío dentro de mi, esa angustia, las ganas de llorar por todo y por nada, vuelve el estrés, dolores de cabeza y pensamientos que no me dejan centrarme, Kai me a apoyado siempre, sin su ayuda seguiría estancada sin poder salir. Me inscribí en clases de arte, y todo gracias a Kai, que nunca se rindió y apoyó mis dibujos, él y mi madre confian plenamente en mi y no los pienso defraudar, el arte es algo que siempre me a gustado y ahora se está volviendo realidad.
Kian
—¿Que fué eso? —abri mis ojos abruptamente, sintiendo una mezcla de emociones entre ellas nostalgia. Mire a mi alrededor y estaba en mi habitación, faltaban unos minutos para que mi despertador sonará, sostuve mi cabeza con mis manos recordando el extraño sueño que hizo que despertará. Intente reconciliar el sueño pero fue imposible, apague el despertador y fui a darme una ducha, cogí mi mochila y baje a desayunar antes de irme a la universidad.
Mientras desayunaba mire a mi madre, dudaba si decirle sobre el sueño que experimente.
—Mamá, sucedió algo extraño—hice a un lado el plato de mi comida.
—¿Que ocurre hijo?, ¿Te sientes mal?.
—No, no es eso, lo que sucede es que experimente un sueño extraño.
—¿A qué te refieres?.
—No se, no tengo las palabras para explicarlo, fue tan mágico, una chica desconocida apareció en mis sueños, su cabello era color cobre y largo, pero era imposible mirarle el rostro. Sin embargo, sentí una conexión con ella, es como si la conociera de toda la vida, realmente no se cómo explicarlo, pero es como si estuviera enamorado sin conocerla.
—Kian, eres un joven muy especial, y creo que hay algo en ti que está tratando de recordar. Algo que está tratando de salir a la superficie.
—¿Crees que puede ser verdad? —cuestioné —¿Crees que podría haber alguien ahí afuera que esté esperando por mi?.
—Claro que es posible, hijo.
Senti un escalofrío recorrer por mi espalda mientras escuchaba las palabras de mi madre. Termine de desayunar y salí afuera para hacerle la parada a un taxi, en unos minutos llegó a la universidad, la analize por completo no recordaba nada ni a nadie, entré sin prestarle atención a los demás.
Llegue a mi salón correspondiente y me senté en un lugar vacío, saque mis cuadernos y lápiz.
—Buenos días jóvenes, el día de hoy su compañero Kian Merrick, ha decidido regresar a la universidad, ustedes conocen su situación asi que les pido de la manera más atenta, que no lo incomoden con preguntas —ordeno el director.
Una chica alta de cabello corto y color negro, se acerco a mi lugar.
—Hola, bienvenido, mi nombre es Clarissa Ashford.
—Gracias —Sonrei.
La chica era muy bonita, llamó mi atención en un instante. Convivi con ella y me cayó muy bien, es una chica muy inteligente y bonita.
Tras una semana de universidad, Clarissa me a apoyado con las tareas, nos habiamos hecho más cercanos , la invitaba a comer o por golosinas. Sin embargo no hay un solo día que no pase sin soñar con la chica de cabello color cobre, pero no puedo mirarle el rostro.
—Hijo, ¿Cómo te sentistes en la universidad?—cuestionó mi madre.
—Bien mamá, gracias a Clarissa todo es más fácil y divertido.
—¿Clarissa?, toda la semana te la has pasado hablando de ella.
—Me siento muy atraído a ella, me atrae demasiado y he estado pensando en proponerle que sea mi novia, se que es muy pronto pero quiero intentar algo con ella—afirmé.
—¿Estás seguro?, por qué la atracción no es lo mismo que estar enamorado.
—Si mamá, te ¿confieso algo?, realmente estoy enamorado de la chica que aparece en mis sueños pero solo es un sueño, esa chica no es real, no puedo enamorarme de alguien ficticio, necesito olvidarla, y Clarissa es muy bonita.
—Está bien hijo, eres mayor de edad y respeto tus decisiones.