La Mensajera de la Muerte

Capítulo 3

No puedo creer esto los niños que jugaban ya estaban muertos o por morir al menos la niña y los otros por ende debe ser igual que carajos está pasándome esto no puede suceder otra vez no puedo volver a ver gente muerta ni que fuera el niño del sexto sentido hay Dios mio ayúdame qué me está pasando acaso me estoy volviendo loca, no creo estoy bastante cuerda pero entonces ¿qué me pasa?

—pobre madre acaba de perder a su hija y la entiendo es un dolor que del que nunca superas, y tu mi niña ¿Cómo te sientes?

—bien mami me siento bien me gustaría ya salir de este lugar no me gustan los hospitales y lo sabes.

—y tranquilo grillito nos iremos con el favor de Dios en dos días a más tardar.

—qué bueno papi eso si es bueno el aire del hospital creo que me está haciendo mal me enferma más de lo estoy.

—si mi amor que tal si duermes un poco es mejor que descanses entre más lo hagas será bueno para tu recuperación.

No seguí hablando más solo asentí en afirmación y decidí cerrar mis ojitos pues solo de esa manera no vería nada que no debía o mejor dicho no quería porque es seguro que cuando despierte las sombras estarán y no se irán debo saber porque me está pasando esto de donde salen estas cosas y lo más importante porque nadie más las ve, me quede dormida mientras pensaba en mil y una explicación....

Al día siguiente estaba más que interesada en irme sin embargo el médico decía que no podía aún maldición yo me sentía perfectamente bien, pero en fin ordenes son ordenes decía mi papi. —si sigues arrugado la cara de esa manera te saldrán arrugas pronto.

—me ha asustado y no es su problema si me arrugó o no usted solo límites a darme el alta lo más rápido posible y listo. –lo vi inclinarse sobre mi esto no podía ser para nada ético en su carrera que le pasaba que este más bueno que el arroz con leche no le da derecho a ponerse tan cerca de mí.

—como es que algo tan hermoso y pequeño puede ser tan gruñona a la vez. –pero que se cree el lagarto este que con su labia me va convencer.

—y cómo es que alguien que aparenta ser inteligente puede ser tan animal a la vez me gustaría saber de qué zoológico te escapaste. –iba a continuar, pero justo en ese momento algo llano mi atención y desvíe mi mirada hacia las pequeñas figuras de unos niños que jugaban y fue entonces que me arriesgue a preguntar al animal frente a mí para ver si la loca era yo no más. —porque permiten que los niños corran en estos pasillos.

El me miró con cara de esta mujer está loca hermosa pero loca. —¿a que niños te refieres? En esta parte del hospital está prohibido del ingreso a menores excepto los que están en camillas como tu princesa. –mierda me volví loca definitivamente estoy viendo gente muerta me volví el niño de sexto sentido, me volví Constantino no puede ser esto posible me volví todas esas estúpidas películas que vi eso me pasa por no hacer caso cuando me dijeron “no veas tanto terror que algún día te va afectar tanta muerte y fantasmas”, pero en ese momento reaccioné a lo último que el buen muy buen doctor dijo.

—princesa ¿me has llamado princesa? –pero que se cree sé que soy la princesa de papá, pero este porque me llama así. 

—si lo hice, eres una hermosa princesa ahora si me disculpas debo dar otras rondas por cierto le dije a tus padres que ya podías tener celular así que te dejo mi número por si te aburres y deseas chatear con alguien.

—y que te hace pensar que te voy a escribir.

—no sé solo soy optimista.

—vaya que optimista me salió el buen doctor tal vez te escriba para que acomodes mi almohada. –el solo sonrió y yo emite su acción y sin más salió dejándome en la completa soledad y volviendo a mis pensamientos sobre que estoy loca, aunque la locura es buena pude ver a este médico que parece que quiere ser más que mi doctorcito del cual aún no se su nombre que despistada soy….

*Helmut Günther*

Condenada niña me gustaba lo hacía desde que la vi por primera vez en el campus de la universidad donde dictaba ciertos seminarios cuando me invitaban ese día del accidente cuando vi que se trataba de ella no dude en traerla a mi hospital y hacerme cargo de ella que es menor para mi es lo que menos me interesa tampoco es por mucho que son seis años de diferencia nada, además es un hecho que no le soy tan indiferente aunque debo admitir que es algo rara desde que despertó noto como que si algo la molestara ella está capacitada para irse a casa sin embargo la retengo con escusas hasta que acepte por lo menos darme su número ella tiene algo que me atrae he intentado alejarme pero siempre está donde yo este incluso una vez coincidimos en el mismo restaurant y ni siquiera me noto ella jamás mira a su alrededor solo se centra en lo que tiene al frente se por algunas de sus compañeras que es un cerebrito andante al igual que sus amigas las cuales la protegen más que un perro guardián es algo difícil acercársele sin que ellas ni estén a la defensiva.

—doctor Günther, aquí están los analisis que solicito de la señora Castro y en su novia está en su oficina esperándolo.

—novia de que novia me está hablando señorita, yo no tengo novia.

—la señorita Ruiz doctor. –no puede ser esta mujer no entiende que entre ella y yo no hay nada y no por mi si no por ella.

—dile que estoy en urgencias y que no se retire si no obedece ordena a seguridad sacarla y otra cosa más tiene prohibida la entrada a mi oficina.

Me retire sin más debía revisar los analisis y a la vez seguir con mi ronda definitivamente no sé qué es lo que esta mujer desea despues de todo fue ella quien decidió que lo nuestro terminara y según ella porque yo no podia darle es estilo de vida que ella merecía y ahora despues de 6 años regresa a buscarme no entiendo que es lo que piensa que voy a recibirla está muy equivocada, continuo con mi recorrido para poder ir a mi oficina no sin antes volver a la habitación de la pequeña princesa pero para mi sorpresa no estaba en su cama pero qué diablos ¿Dónde puedo haberse metido? Empecé a buscarla por todos lados, pero no la encontraba hasta que la encontré en una de las habitaciones justo la de la señora Castro una tierna abuelita de 89 años que según los analisis está en etapa terminal de cáncer, pero sorprendió verla leerle la biblia ella siempre buscaba quien lo hiciera, pero nadie queria hacerlo excepto Madison López.




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