La Mensajera de la Muerte

Capítulo 28

Maldición ¿Cómo demonios voy a salir de aquí? Este infeliz loco me tiene como su prisionera lo peor es que piense que yo estaré con el cómo su pareja, aunque no decirle que ya no soy virgen me ayuda a que se mantenga alejado de mi si supiera que de virgen no tengo nada ya.

—mi princesa, me han dicho que no quieres comer ¿te sientes bien? –llego el chinche maldito hijo de puta

—no tu comida me provoca náuseas y no la quiero no te equivoques vine para salvar al bebe no porque sienta o tenga intenciones de sentir algo por ti. –creo que retarlo no fue la mejor idea ya que lo enfurecí tanto que me tomo de mi mentón para hacer que lo mire fijamente.

—mira princesa tu no lo sabes, pero yo sé que me vas amar porque nuestro destino es estar juntos no importa cómo sé que tarde o temprano me vas amar a mí y te olvidaras del doctorcito ese porque si no haces lo mato.

—déjame no vuelvas a tocarme y ni se te ocurra tocar a mi novio o mis amigas porque si lo haces me mato y nunca me tendrás, pero antes de hacerlo sellare para siempre a Leviatán y te quedas sin nada maldito loco.

No vi llegar el movimiento, pero dolió la bofetada que me dio fue tan fuerte que me rompió el labio maldito abusador. —quiero ver si de verdad eres capaz de matarte.

—eres un maldito bastardo no te preocupes que tengo más bolas que tú, aunque no las tenga y si soy capaz de matarme si con eso te arruino.

—lo veremos princesita lo veremos.

Sin más me dejo en esta maldita habitación la cual es muy linda sin embargo no la quiero deseo irme de aquí quiero regresar a mi casa, pero algo que si debo aprovechar es mi estadía en este lugar para poder saber más del famoso leviatán en algo tenía razón Lucia con acercarme a este idiota, solo espero salir bien librado de esto unos golpes en la puerta me hicieron pegar un salto.

—señorita su comida debe comer si la vuelve a regresar el amo se enojara mucho.

—pues ve y dile a tu amo que su comida se la puede meter por donde mejor le quepa que yo hambre no tengo y menos despues del golpe que me dio que ni crea que con dulces y frutas me convencerá.

—señorita por favor reciba la comida o esta vez él se enojará y nos golpeara.

—¿Cómo es que terminaste aquí? En este lugar de los mil demonios con esa bestia.

—me obligo a venir nunca me ha tocado ni hecho nada indebido solo me tiene aquí como su empelada nada más y ahora como su asistente señorita.

—bien deja la comida más tarde ven por los platos. –la chica me sonrió muy agradecida.

—si señorita y gracias.

Maldita sea yo y mi gran corazón como es que voy aceptar esto solo para que maltraten a esa niña pobrecita de verdad es que no sé cómo pueden decirle ángel a esa cosa cuando claramente es un demonio, no comí nada solo me tome el jugo lo demás lo escondí en el baño para que cuando buscaran los platos los vieran vacíos esta noche pondré en práctica mi plan vamos a darle al diablo ese unos minutos de felicidad no queda más luego de eso me recosté me quedándome dormida.

Horas más tarde desperté aún estaba claro así que decidí tomar una ducha y salir de esta habitación para darle pleitesía al idiota ese pero claro paso a paso. —miren nada mas quien ha decidido acompañarme el día de hoy en mi casa.

—Salí porque necesito aire nada más y vi un jardín amos las flores así quise caminar por él, pero espero no verte cerca de mí.

—por favor hagamos una tregua conozcámonos mejor deja que te acompañe a dar un paseo por el jardín. –bingo aquí esta lo que esperaba y el no sospechara nada.

—y que gano haciendo una tregua me dejaras ir a mi casa no verdad entonces no.

—bien te acompañare, aunque no quieras hablarme iré de tras de ti algún día entenderás que nuestro destino es estar juntos.

Si será idiota, pero lo dejare creer que es el quien tiene las reglas en esta casa. —bien como desees me da igual solo no me hables por favor.

*Ángel*

Verla caminar por el jardín me parece un sueño que jamás creí volviera a pasar tener a la princesa otra vez conmigo en el pasado ella vivía por mi yo era lo único en su vida fui un idiota al no reconocerla la primera vez que la vi, pero como estaba con esa gorra y demás cosas no pude apreciar su belleza esta cambiada tal vez por lo que es más joven que en aquella ocasión.

—sabes tengo girasoles del otro lado tal vez desees verlos. –sé que son flores favoritas.

—girasoles son lindas, pero me gustaría saber si tienes lirios los amo son mis favoritos.

—mientes los girasoles son tus flores favoritas.

—acaso te has vuelto loco esas eran las flores favoritas de mi abuela no las mías me gustan, pero no me interesan etas mal mejor déjame sola.

De su abuela eso no verdad ella miente porque no quiere darme la razón, pero si quiere lirios pues los tendrá y como por arte de magia hago apareces un área llena de lirios frente a ella. —increíble si te mato tendré esa habilidad ya desea hacerlo gracias por lirios.

—estas empezando a cansarme tu maldita insolencia.

—Mmmm, es fácil tu solución déjame ir y listo.

—para que corras a los brazos de ese medico jamás tu eres mías y así se quedara. –me habia cansando de su insolencia y no esperaría más al menos por hoy un beso si recibiría.

Me acerque a ella para tomarla por la cintura a pesar de sus forcejeos logre sostenerla y besarla se resistió todo el tiempo, pero no me intereso la bese como quise. —está loca no vuelvas a tocarme.

Salió corriendo lejos de mi alcance sabía que el beso algo la habia hecho sentir y no me rendiría volvería a ser mia y de nadie más.

*Helmut*

Estaba desesperado terna tres días que no dormía ni comía solo deseaba volverla a tener en mis brazos y cuidarla ella no debería estar con ese maldito lunático que se cree dueño del universo Dios me estaba volviendo loco.




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