Estoy escondida en una cueva, escucho el aleteo y las balas. Los soldados dron vuelan sobre mi cabeza y, estoy segura de que me están buscando.
Por suerte, la noche me esconde en su velo.
Debieron haberme identificado cuando pasé por el muro eléctrico.
La frontera de Fluvia es la más difícil de atravesar. Aquí se reirían de los sistemas contra inmigrantes de los países que he recorrido, pero esta frontera no es inquebrantable y yo no puedo negarme a un buen reto.
Sé por mis compatriotas que Rosa, la presidenta de Fluvia, es simpatizante de los migrantes, y que luego de años de lucha contra el parlamento, logró decretar que cualquier migrante que pueda evadir el sistema de prevención, será nacionalizado como fluviano y se le otorgará un empleo.
Por eso, cientos de terrecos han tratado de entrar aquí. El único problema es que no volvemos a saber de ellos después de que hayan cruzado esta frontera.
Yo, por el contrario, estoy aquí para atravesar por el río Elmis hasta llegar al mar Negro. Debo llegar a Liberao, el continente que está del otro lado del mar.
Allí no hay fronteras, ni nacionalidades, ni gobiernos opresores. ¿Se imaginan? Un pueblo realmente libre.
Tengo una importante misión que cumplir en el otro continente, sin embargo el parlamento reforzó el sistema de prevención, y aquí estoy, haciendo lo que he hecho toda mi vida, tratando de migrar y no morir en el intento.
Soy Lilac y esta es mi historia.
Editado: 19.10.2022