La misión

14.

—¡Mira! ¡Son fuegos artificiales!

Una niña alegre miraba a través de la venta el espectáculo de luces brillantes y ensordecedores.

—No te asomes tanto, a ver si te vas a caer. Y a mamá y papá me han dejado a cargo de ti —Dijo una segunda voz con un suspiro.

La primera niña hizo un puchero.

—Eres una aguafiestas Amaya.

—Es por tu seguridad —Puso los ojos en blanco.

—¿Crees que desde Stamina se verán los fuegos artificiales? —Dijo la pequeña tiempo después.

La otra negó con la cabeza.

—Está muy lejos. Además estarán trabajando tanto que ni se percatarán de lo que ocurre a su alrededor —Se entristeció Amaya.

—Ojalá vengan pronto —Se quejó.

—Sí, ojalá…

Sin saber las dos hermanas que pocos días después Stamina desaparecería de la faz de la tierra, siguieron observando a través de la ventana en silencio.

 

 

—Sophie… —Tragué saliva con dificultad.

—Espera… ¿H-hermanas? —Interrumpió Asher sorprendido —Se que os pareceis pero, ¿por qué no habías mencionado nada de que tenias una hermana?.

—Porque…

—Te borraron los recuerdos —Acabó la frase la impotente chica de ojos jade.

—No lo entiendo, ¿con qué propósito? —La miré a los ojos frunciendo el ceño.

—¿Aún no lo recuerdas? Después de las fiestas de nuestra ciudad, ocurrió el desastre que hizo a Stamina desaparecer, y con ello, a nuestros padres. Ahora realmente lo entiendo todo y se que lo que nos dijo el tío en su día era cierto. Nuestros padres eran malos May.

—¿El tío? No entiendo nada. 

Sophie comenzó a perder la paciencia por lo que se acercó a zancadas hacía mí.

—May, escucha bien lo que te voy a decir —Me agarró por el cuello, elevándome varios centímetros del suelo.

Por el rabillo del ojo pude ver un movimiento de Asher para defenderme pero fue pisoteado por un monstruo con un simple movimiento del brazo de mi hermana.

—Nuestros padres junto con los demás miembros del gremio hacían cosas ilegales, ¿porque crees que desaparecieron sin dejar rastro de la noche a la mañana?. Luego nos adoptaron sus amigos de pacotilla que solo se dedicaron a huir con nosotras de un lugar a otro porque por nuestra sangre corre la maldición de esa organización de mierda —Sus ojos resplandecían de ira y su mano se apretaba aún más alrededor de mi cuello.

Tuve que hacer un esfuerzo enorme para no desmayarse ahí mismo.

—Adrien no me lo contó de esa manera —Conseguí articular unas palabras con voz ronca.

Sophie se sorprendió al escuchar el nombre de mi jefe y me soltó sin mirarme.

—Ese tipo solo hablaba de tonterías pero nunca hacía nada. No sé como aguantaste en Dracon todo este tiempo.

—Al parecer conoces todo sobre mí pero yo nada sobre ti. ¿Por qué diablos entonces me borraron la memoria? —Me incorporé comenzando a respirar con normalidad. Aún sentía la marca de su mano en mi cuello, como si aún me sujetase —No sabes la cantidad de veces que tuve la misma pesadilla por tener un pasado borroso.

—¿Acaso crees que me importa? Aún sigues corrupta por Stamina y eso es lo único a lo que he venido personalmente aquí.

—¿Quieres… matarme? ¿Así es como tratas a tu hermana mayor después de años sin vernos? —Me hervía la sangre. No comprendía que le habían hecho a mi hermana pero la recuperaría a toda costa.

—De hecho lo estuve intentando todo este tiempo, pero al parecer solo mandé a unos inútiles —Dijo con una sonrisa de lado mientras jugueteaba con un mechón de su pelo.

—Con que eras tú la que estaba detrás de todos esos intentos de asesinato —Comentó Asher, aún incapaz de moverse.

—¡Cállate, esto no te incumbe a ti! —Gritó Sophie y al instante con un chasquido de dedos hizo desaparecer a Asher.

—¿Qué has hecho con él? —Intenté mantener la calma.

—Tranquila, está junto a tus otros amiguitos, el elfo ese y la niña —Se rió sonoramente —Les tendré ocupados con unos cuantos de mis niños—Acarició un monstruo como si fuera un gato.

—¿Por qué haces esto? ¿Qué te han hecho?

—Soy la persona que soy porque ya no pertenezco a Stamina, May —Apareció de la nada un arco con una flecha en sus manos —Y tú también deberías desaparecer, última heredera —Apuntó con el arco mi cabeza para acto seguido dejar la flecha libre.

La flecha se clavó a milímetros de mi cabeza. Pude ver que tenía el mismo diseño que la que me había envenenado en la capital . Así que había sido ella…

—La próxima no fallaré, hermanita —Me advirtió apuntando de nuevo.

Sin decir nada más, la flecha silbó y un golpe seco hizo que esta se cayera partida en dos al suelo. Había empuñado mi espada justo a tiempo para cortarla.



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En el texto hay: aventura, magia, espada

Editado: 17.05.2021

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