La misión

16.

— ¿Sucede algo? —Pregunté a Asher nada más despertarme.

Mi compañero, aunque me sorprendiese, no había intentado acercarse a mí por la noche, ni un solo roce, cosa que por un parte me decepcionó pero intenté borrar esos pensamientos al instante. Por otro lado, me lo había encontrado sentado en el borde de la cama y no sabía cuándo ni cómo, pero se había quitado la camiseta y ahora cada uno de sus músculos se notaban sobre su espalda y brazos junto con la cicatriz que le había hecho el supuesto monstruo. Apoyaba sus brazos sobre las rodillas, pensativo.

—No, nada —Alzó la cabeza para ver por la gran ventana el amanecer— Solo que sentí una extraña presencia.

—¿Elian?.

—Puede ser. Tenemos que encontrarle e intentar volver a Hysteria cuanto antes.

Se levantó de la cama y se quedó unos segundos de pie, observando como el sol se asomaba por los edificios. Hubiera deseado cualquier cosa por estar así para siempre, mirando su espalda desnuda.



 

Mis heridas de la noche anterior también se habían cicatrizado casi en su totalidad por lo que me podía mover con normalidad sin quejarme a cada movimiento. Al parecer hasta el betadine en esta ciudad futurista hacía milagros.

—Deberíamos buscar por donde te encontraste aquel monstruo ayer —Propuse mientras salíamos del hotel —Puede que encontremos alguna pista.

Asher asintió y le seguí hasta llegar a un barrio descuidado, con vagabundos en cada esquina y toneladas de basura.

—¿Por qué estuviste merodeando por estos lugares? Obviamente no ibas a encontrar a nadie que te dijese donde había sitios donde hospedarse.

—La verdad es que busqué en otros barrios y la situación era prácticamente la misma. Serán los barrios bajos o algo por el estilo.

Asher señaló dónde le habían hecho la herida. Era una pared de ladrillos con grafitis en toda la fachada. 

—Noto algo extraño —Toqué los fríos ladrillos —Pero a parte de eso, nada.

Al instante, el mareo y la ansiedad que había sentido durante los últimos días aparecieron sin previo aviso. Intenté disimular lo mejor que pude para que no sospechara que me pasaba algo.

—Esos bichos están hechos de magia negra. Serán los restos —Dijo con tristeza.

La voz de Asher ahora era distante y casi imperceptible.

 

—Tranquila, en Shione no habrá ningún peligro —Se escuchó la voz de una mujer.

La niña pequeña sabía que mentía, pero aun así intentó creérselo.

—Aquí haremos una nueva vida, como una familia —Dijo la voz de un hombre.

Un días después, fueron junto con la niña a la sede de Dracon.

La pequeña escuchaba sin entender bien lo que pasaba.

—Por favor, si nos llega a ocurrir algo, encárgate de ella. Ya perdió a sus padres y podría llegar a estar aún más afectada si nos encuentran y… —Se calló la mujer antes de acabar la frase.

—Claro, no os preocupeis. La trataré como mi propia hija —Respondió una voz calmada.

Sin embargo, y para desgracia de todos, la niña se quedó por segunda vez huérfana. Aterrorizada por los disparos que acababa de oír en el piso de abajo, se las ingenio para escaparse e irse lo más lejos posible de aquel lugar.

Estuvo días y noches deambulando sin un rumbo fijo, con frío y hambre. Al final se quedó con otros niños sin hogar, melancólicos y sin futuro. La esperanza llegó tiempo después cuando un chico esbelto les encontró a todos.

—Tranquila, te convertiré en una de las mejores luchadoras de Dracon —Le tendió la mano a la pequeña niña —Se lo prometí a tus padres.

La pequeña accedió, desconfiada. En pocos días había recuperado las fuerzas y empezaba a confiar en su ahora padre y jefe. Cuando miraba a aquel hombre que le salvó la vida, solo había admiración y un ejemplo a seguir, por lo que se esforzaba cada día más para algún día, superarle y llegar a ser la mejor de Dracon.

 

—¿Otro recuerdo? —Preguntó cuando se dió cuenta que había vuelto a la realidad.

Asentí.

—Al parecer —Comencé a explicar— Era cuando los amigos de mis padres me acogieron y me llevaron a Hysteria, huyendo de la mala reputación de Stamina. Aún así les encontraron y les asesinaron —Hice una pausa, cogiendo aire para impedir que se me salieran las lágrimas —También recordé la primera vez que conocí a Adrien, era justo lo que me había contado cuando regresé a la sede: me encontró junto con otros niños huérfanos y se encargó de nosotros desde entonces, dándonos un hogar y entrenandonos para ser la próxima generación de Dracon.

Una tristeza infinita me caló los huesos al recordar todos los momentos que pasé con mi jefe. La admiración que sentía hacía él y todo lo que había hecho por mi. Donde sea que esté, espero que piense que estoy haciendo un buen trabajo.

—Eso es genial. Ya vas recordando todo. 

Asentí, aún afectada por aquellos recuerdos.



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En el texto hay: aventura, magia, espada

Editado: 17.05.2021

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