La Muerte De Una Empresa. Mi muerte.

EL INICIO

El humo del cigarrillo se eleva en espirales, mientras François, Jean y Joseph se encuentran reunidos en un rincón tranquilo de aquel bar de aspecto vetusto, que parecía resistirse al paso del tiempo.

            François, con la mirada perdida en la neblina de sus pensamientos, toma un sorbo de su cerveza y suelta un suspiro cargado de nostalgia por su actual situación.

            −Me han propuesto un negocio −anuncia, con su voz resonando con una mezcla de emoción y esperanza−. Y me he acordado de vosotros.

            Jean y Joseph, jóvenes y con la curiosidad visible en sus ojos, dirigen su atención hacia él.

            − ¿Un negocio? −pregunta Jean, inclinándose hacia adelante con el vaso de cerveza en la mano.

            François asiente lentamente.

            −Sí, un negocio creo que interesante −les revela, dejando que las palabras floten en el aire con un aura de posibilidad.

            Los ojos de Jean se iluminan con entusiasmo, mientras que Joseph los mira con escepticismo.

            − ¿En serio?" cuestiona con un tono teñido de incredulidad.

            François asiente con firmeza.

            −Y tiene futuro, chicos −declara con convicción−. Imaginaos, aprovechando muchos de los clientes que conozco.

            Jean y Joseph intercambian miradas, contemplando la propuesta con una mezcla de asombro y expectativa.

            −Suena interesante −admite Jean, con una sonrisa que insinúa la chispa de la aventura.

            François les ofrece una pequeña participación en el negocio, y los tres hombres hablan de los detalles, de si hay que poner dinero, del lugar ideal para abrir el negocio. Después de una larga conversación, la decisión está tomada.

            En aquel momento, en el año 1995, en medio de un bar que olía a pasado y a futuro, se gestaba el inicio de una nueva empresa, un pequeño destello de innovación en un mundo en constante evolución. Y así, entre risas y sueños, y sin experiencia alguna en los negocios, comenzaba la próxima etapa del viaje de François, Jean y Joseph hacia lo desconocido.

            François a sus 35 años, con ojos grises que parecían reflejar la sabiduría de experiencias vividas, se sentía ilusionado con la idea del negocio. Jean, alto y delgado, de 27 años y con una energía contagiosa apoyaba la idea, y Joseph, de constitución corpulenta y un aire de reserva que lo caracterizaba, seguía reacio a la idea, pero su actual situación de desempleo en ese momento no le daba muchas opciones.

            A pesar de las diferencias en sus vidas personales, François, casado y padre de un hijo pequeño, encontraba en la camaradería de sus amigos un refugio de complicidad y confianza. Jean, con su piel morena y su sonrisa siempre lista, irradiaba juventud y vitalidad, mientras que Joseph, soltero y compartiendo hogar con su madre, parecía llevar sobre sus hombros el peso de responsabilidades no compartidas.

            Entre risas y gestos de complicidad, los tres hombres comparten el sueño de un futuro prometedor, donde las oportunidades se extienden como un horizonte sin límites. En ese momento, en el año 1995, sus vidas se entrelazan en el umbral de una nueva aventura empresarial que promete cambiar el curso de sus destinos.

            Para François, Jean y Joseph, aquel bar es más que un lugar de encuentro; es el punto de partida hacia un futuro incierto, pero lleno de posibilidades. Y juntos, con sus diferencias y similitudes, están dispuestos a enfrentar lo que el destino les depara.



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En el texto hay: competencia, drama, empresa

Editado: 21.03.2024

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