El mundo estaba cambiando a una velocidad vertiginosa, En la década de 1990, el número de usuarios de servicios relacionados con el negocio era de unos 11 millones, y para el año 2019, esa cifra había aumentado a casi 2.000 millones. Y François se encontraba en el epicentro de esta revolución tecnológica. Lo que inicialmente fue concebido como un modesto negocio entre François, Jean y Joseph, se transformó rápidamente en una empresa en crecimiento, a pesar de las dificultades económicas, con varios empleados trabajando y aprovechando la base de clientes que François había cultivado a lo largo de los años en empresas para las que trabajó.
El pequeño local se convirtió en un hervidero de actividad, y rápidamente se cogió una oficina adyacente. La dedicación y la ilusión se fusionaban para satisfacer las demandas del mercado en constante evolución. Con Jean y Joseph a su lado, François trabajaba con determinación en este nuevo capítulo de su vida empresarial, encontrando en ellos no solo socios comerciales, sino también amigos leales que compartían su visión y su pasión por el negocio.
A medida que el negocio se expandía, François se encontraba a sí mismo inmerso en un torbellino de actividad, equilibrando las responsabilidades empresariales con las exigencias de su vida personal. Sin embargo, a pesar de los desafíos y las presiones, encontraba en este nuevo proyecto una renovada sensación de esperanza, una segunda oportunidad para dejar una marca duradera en el mundo empresarial.
A lo largo de los años, François había cultivado un ambiente laboral basado en la confianza y la camaradería, donde las relaciones personales se entrelazaban con las responsabilidades laborales. Sin embargo, la dinámica comenzó a cambiar de manera inesperada cuando "los chavalitos", apodo cariñoso con el que Jean y él se referían a los más jóvenes, empezaron a mostrar cierto descontento.
Con la incorporación de tres chicas en la tienda, una administrativa más, y tres técnicos, la empresa comenzó a transformarse en algo más que un simple lugar de trabajo. Una atmósfera de camaradería y confianza envolvía cada rincón del local, y lo que inicialmente era solo un equipo laboral se convirtió en algo más que eso
Los días laborables se llenaban de risas y conversaciones animadas mientras trabajaban juntos para atender a los clientes y resolver problemas técnicos. Pero fue fuera del horario laboral donde realmente floreció la amistad entre "los chavalitos". Los fines de semana se convirtieron en momentos compartidos, con salidas a comer juntos, excursiones improvisadas y largas noches de risas y confidencias.
Las celebraciones de cumpleaños se volvieron ocasiones demasiado amigables, donde los regalos eran solo una excusa para reunirse y celebrar la amistad. Y las fotos compartidas entre ellos en cualquier momento de su actividad laboral empezaba a ir más allá de lo permisible.
Por un lado, las tres chicas de ventas, junto con tres técnicos, comenzaron a buscar mayor independencia y autonomía dentro de la empresa. Cansados de sentirse subestimados o limitados en su desarrollo profesional, decidieron unirse y formar un frente unificado, demandando quizás mayor reconocimiento.
Por otro lado, François, junto con Jean y Lucie, la responsable comercial de la empresa, representaban el otro frente. Con una visión más centrada en la estabilidad y el día a día, este grupo se resistía a ceder el control total de la empresa y prefería mantener un enfoque más conservador en la gestión del negocio.
La revolución interna dentro de la empresa causó tensiones y conflictos que pusieron a prueba la fortaleza de las relaciones entre todos. François, que siempre había sido permisivo y comprensivo, se vio enfrentado a la difícil tarea de equilibrar las demandas y expectativas, mientras intentaba mantener la armonía y la cohesión dentro de la empresa.
François se vio obligado a confrontar los desafíos de liderazgo y gestión de equipo en un momento crucial para la empresa. Con la lealtad dividida y los intereses en conflicto, tuvo que tomar decisiones difíciles que definirían el futuro de la empresa y pondrán a prueba su capacidad para adaptarse a los cambios y mantenerse fiel a sus valores fundamentales. Es un momento de transformación y crecimiento, donde las relaciones personales se entrelazan con las dinámicas empresariales en una lucha por el reconocimiento, el dinero y la supervivencia.
−Lo que no puede ser es lo que no puede ser −les dice François a Lucie y Jean, visiblemente preocupados por la actual situación.
−El que ha provocado todo esto es Joseph −dice Jean−, como él está aquí desde el inicio y tiene una pequeña participación, todos los demás es como que también tuvieran muchos derechos.
−Es una situación ridícula −comenta Lucie−, yo alucino con los globitos de los cumpleaños. Y no se cortan ni un pelo.
−Bueno, vamos a ver en la reunión de mañana cómo reaccionan −dice en tono muy serio François−. Quizás lo mejor sería despedir a Joseph. ¿Qué opináis?
−Ya, pero hace falta dinero, y además está lo de su participación −responde Jean preocupado.
−Pues eso sería lo ideal, porque es realmente el cabecilla de toda esta situación −dice convencida Lucie.