La muerte para empezar: Oscuridad, Libro 2

Capitulo 28: Trampa de miel

Sentados en la mesa del comedor, mi hermano mayor tenía un ceño fruncido en su afilado rostro, Freya, un miembro de nuestro grupo mostraba una mirada de preocupación en su hermosa cara madura, tenía el encanto de una mujer adulta pero actualmente la atmosfera tensa no permitía fijarse en esas cosas. Golpeaba mi dedo índice en la mesa sumido en mis pensamientos, mis golpeteos rítmicos eran lo único que se escuchaba en el comedor, incluso Shirley, la ex esclava que siempre coqueteaba con Aldous estaba nerviosamente parada a su lado con sudor recorriendo en sus regordetas mejillas.

—¿Llamaste a todos en el grupo? —Pregunto nuevamente Aldous.

—Si. Envié la señal en el comunicador, deberían estar llegando. — Freya Hablo exasperada, Aldous había hecho la misma pregunta varias veces, eso era señal de su nerviosismo.

Hace media hora que estábamos esperando a los miembros de nuestro equipo para tener una reunión de emergencia, el comunicador del que hablaba Freya era un dispositivo en forma de anillo con una piedra color blanco, cuando girabas el pedestal donde reposaba la piedra activaba un mecanismo que tenía la piedra de rojo y esta vibraba, podías conectarla hasta con 20 anillos y servía como una especie de señal cuando había ocurrido una emergencia. Era una regla nunca quitarse el anillo y cando no estábamos en una misión el encendido del anillo significaba una reunión de emergencia en la casa de los Greenwood. Cuando estábamos de misión y nos dividíamos en equipos, si el anillo de todos recibía una señal significaba que un equipo estaba en problemas, era un dispositivo bastante útil y practico.

—¿Así es como responden al llamado de su líder? ¿Con indiferencia? —Se burlo enojado Aldous mientras negaba con la cabeza.

Después de que papá se fuera del partido Aldous fue elegido el líder del equipo. Antes de que yo regresara esto hubiera sido imposible ya que casi nunca hablaba, solo cuando era estrictamente necesario, pero en el transcurso de los años sus relaciones con el grupo mejoraron grandemente. Annie, la mujer siempre sonriente y con una enorme hacha incluso fue tan lejos como para decir que parece otra persona y temia que un súcubo hubiera remplazado el alma de Aldous. Obviamente Aldous se molestó y fue bastante divertido verlos corretearse el uno al otro.

Freya soltó una risa divertida antes de responder a Aldous. —Tranquilo, jefe. Estábamos de vacaciones y fue una llamada repentina, estoy seguro de que algunos tenían cosas importantes que hacer.

—¿Importantes? —Aldous arqueo una ceja. —¿Salir con tu novio es más importante que mi llamada de emergencia? —Pregunto sarcásticamente. Un brillo misterioso se vislumbró en los hermosos ojos de Freya.

—¿Ho~? Parece que alguien está celoso que nuestra querida Latifa haya conseguido novio. —Dijo con una sonrisa sugestiva. —Tranquilo, ella no hará cosas lascivas aun, es una sacerdotisa ya sabes, será castigada por los dioses si cae ante los placeres de la carne. —Se burlo Freya de mi hermano que la miraba en blanco.

—No es que importe. —Dijo Aldous volteando la cabeza. Shirley parada a su lado hizo un puchero de insatisfacción y se apuró a hacer café.

Yo solo pude suspirar ante la mala suerte de la pequeña niña, decidí mandarle un silencioso grito de apoyo en mi corazón. Trayendo las tazas de café a la mesa, Shirley personalmente mezclo la azúcar en la taza de mi hermano, Aldous tenía una mirada un tanto amarga en su rostro ya que cada vez más ella parece querer que él se volviera dependiente de ella. Finalmente, los miembros del grupo llegaron. La primera en sentarse fue Latifa que venía con un lindo vestido azul diferente a su común traje de sacerdotisa. Aldous le dio varias miradas furtivas en un lapso de unos pocos segundos, probablemente celoso de que ella se vista linda cuando él no está cerca. La enérgica Annie tenía un leve rubor en sus mejillas y tomo un asiento a la par mío, el olor a alcohol invadió la mesa del comedor instantáneamente. Seguramente estaba en un bar antes de recibir la convocatoria.

—¡Nate~! —Me envolvió en un abrazo y froto sus mejillas contra las mías. —¿Por qué no me acompañas a beber? Los hombres siempre me hablan y es molesto, me serviría tener a un hombre joven como tu para alejar a las pestes. —Dijo frotando sus manos en mi espalda, enterró mi cabeza en sus pechos forzándome a apartarla para evitar ahogarme.

—No creo que alguien como yo sea de mucha ayuda ahuyentando personas. —Me reí incómodamente y ella me lanzo una mirada de sorpresa.

—¿Qué estás diciendo~? —Con un hipo de por medio continúo hablando. — Eres bastante guapo, y aun estas creciendo. —Entre hipos refunfuño. —Solo porque tu hermano me lo prohíbe si no ya hubiera hecho mi movimiento.

—¡Tienes 19! Nate tiene 13, al menos espera a que tenga 15 y si el decide aceptarte no me opondré. —Aclaro Aldous. Un brillo paso por los ojos de Annie al ver su oportunidad.

—¿Nos estas dando tu bendición? ¿Escuchaste eso, Nate? Dos años más y podremos casarnos. ¿deberíamos empezar ahorrar para una casa? Con muchas habitaciones ya que quiero muchos hijos. —Ella coloco su cabeza en la mesa y empezó a delirar sobre un futuro imposible, yo solo pude darle una mirada preocupada a la mujer que cuando bebe dice todo lo que piensa, como si su filtro estuviera averiado.

—Lo siento, llegamos tarde. —Glenn y Frank entraron a la casa con el permiso de Neferet y tomaron asiento. 




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