La muerte para empezar: Oscuridad, Libro 2

Capitulo 32: La ciudad II

—Maldita sea, es escurridizo. —Murmure malhumorado al llegar al segundo piso. No había mejorado mi cuerpo con magia, pero aun así era bastante rápido para ser un niño, quizás era ladrón profesional.

El segundo piso de la torre estaba bastante menos ocupado en comparación con el primero, había algunas personas comprando aquí y allá. La mayoría de mesas donde vendedores aburridos y desganados ofrecían sus productos estaban tristemente desoladas. También me percate que la mayoría de los productos eran armas, armaduras, pociones y demás. Este piso era algo así como un lugar donde los aventureros compraban sus equipos y suministros para una misión, pero, dado a que la mazmorra temporal se cobró la vida de la mayoría de los aventureros de la ciudad, naturalmente, este piso estaba casi desierto.

El único sonido era proveniente de una discusión en una de las mesas de fondo, debido a que estaba ocupado persiguiendo a un carterista, mi intención era ignorarla, si no fuera por la pequeña figura familiar que se escondía detrás de una mujer que parecía ser la vendedora de su pequeño local.

—¡Estas piedras son una maldita estafa! —Grito enfurecido un hombre musculoso mientras cerraba la distancia entra la mujer que protegía al niño.

—Las piedras espirituales no son una estafa, simplemente no dedicaron suficiente tiempo a criarla. —Refuto la mujer de mediana edad mientras intentaba calmar al cliente.

—¡Y una mierda! —Bufo ofendido mientras su puño se levantaba. —¡Si fuera cierto mi equipo no hubiera muerto!  Piedras protectoras ¿Verdad? ¡Veamos si te protegen de esto! —Cuando el hombre estaba a punto de golpear a la asustada mujer liberé magia de mi corazón mágico y envolví mi cuerpo en magia, mejorando mi cuerpo.

El puño que caía se ralentizó significativamente ante mi velocidad de reacción mejorada, corrí en dirección del hombre y detuve el golpe ligeramente sin lastimar demasiado al atacante, ya que, a pesar de que lucía severamente enojado, su puño no lastimaría gravemente a la mujer, simplemente le dejaría un moretón. Deduje que este hombre era algún líder de un equipo aventurero que murió protegiendo la ciudad, y en este momento buscaba una razón para descargar su impotencia y enojo.

—No deberías golpear a alguien por razones egoístas. —Dije cuando dejé de liberar magia. El hombre y el niño ladrón lucían asombrados, le envíe una mirada al niño y este se encogió en su lugar.

—¡No te metas chico! ¡Esta mujer mato a mis amigos! —Gruño amenazadoramente.

Yo pregunte con calma. —¿Puedes decirme que hizo exactamente? Si tienes razón considerare ayudarte, después de todo tengo algunas cuentas pendientes con ese niño de aquí. —Tanto la mujer como el niño se estremecieron ante mis palabras y se pusieron pálidos, el hombre pensando que gano un aliado se calmó un poco.

—Esta perra vende “Piedras espirituales” ¡Pero son una farsa! —Como si su furia hubiera alcanzado el límite, volteo la mesa con todas las piedras parecidas a cuarzos que la mujer estaba vendiendo.

—No son una farsa, señor. Simplemente no tuvieron suerte… —Tartamudeando la mujer empezó a recoger su mercancía del suelo lastimeramente.

—¿Suerte dices? ¡Nos costaron una moneda de plata cada una! ¡Y no sirvieron para nada! —El hombre aplasto una de las rocas con su pie reforzado con magia, y una sensación parecida al hormigueo se produjo por mi piel.

Concentrándome en sentir la presciencia de cualquier ser vivo envié un pulso de magia desde mi corazón mágico, y me sorprendí cuando sentí como una cantidad casi imperceptible de energía mágica se arremolinaba desde la piedra rota y se movía hasta la señora vendedora, esta energía la rodeaba como si la cuidara, si bien no podía verla, sabía que estaba allí, era algo parecido a un fantasma pero sin la animosidad con la que generalmente se asocian y gracias a las clases de control de magia que recibí en Theorin podía sentir lo que otros no podían, así supe que la mujer no mentía.

Suspire y pensé en como calmar al hombre que claramente no se iría sin al menos golpear a la mujer.

—Amigo, ¿Por qué no te vas? No obtendrás nada de ella, claramente es muy pobre y no puede pagarte. —Hable mientras veía como el hombre seguía pisoteando las piedras y rompiéndolas. — y si quieres golpearla eso no traerá a tus amigos de vuelta.

—¿¡Y qué pasa si no quiero?!—Bufo y golpeo a la mujer con una patada en las costillas. —No me iré hasta que esta mujer pague al menos 10 monedas de plata.

¿10 monedas de plata? ¿Eso era todo lo que valían tus amigos para ti? Pensé, pero en este momento me convenia, así que más rápido de lo que el niño podía reaccionar, parpadee en mi lugar y le quite mi anillo dimensional. El viento de mi velocidad le despeino el cabello y parpadeo confundido al ver que su botín había desaparecido. Rodando el anillo en mi dedo saque una moneda de oro.

—Deja de romper su mercancía, ten. —Le lance la moneda y la agarro por reflejo. Cuando vio lo que era, su cara cambio en una sonrisa que rápidamente escondió.

 —¡Hmmp! Parece que este chico de buen corazón se compadeció de ti. Espero hayas aprendido la lección.

Con eso, el hombre se fue. Observando su espalda, vi como subía por las escaleras para subir al tercer piso de la torre. Hasta que desapareció, me acerqué a la mujer que tenía los ojos llorosos y murmuraba en voz baja, estaba juntando los cristales rotos y pude ver que sus lágrimas empezaron a correr. El niño la vio preocupado, y después fue cauteloso cuando me acerqué a ella, le puse la mano en su delgada espalda para consolarla.




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