En la mañana siguiente
Perséfone: este será un día demasiado hermoso y creo que me estoy enamorando de Leónidas. Nada más que él es diferente y cuando llegue a la escuela hablare seriamente con Mariana.
Ella sonríe al darse cuenta de que estaba lista para poder bajar a desayunar con sus padres. Perséfone sale de su recámara para dirigirse al comedor y de esa manera llega, pero cuando lo hace saluda a sus padres para después sentarse
Daniel: así que cuando llegues de la escuela conoceremos a tu novio y espero que sean puntuales. Porque no deben de tardar mucho tiempo en llegar a casa.
Perséfone: eso no está en mis manos, padre. Solamente que algunas veces hay mucho tráfico y sería imposible llegar a tiempo, necesitas entender eso.
Daniel: eso lo entiendo perfectamente. Además, tu novio necesita respetar nuestras reglas y él se tiene que dar cuenta que debe de respetarlas.
Victoria: deberías de controlar tu mal carácter. Recuerda que estás hablando con nuestra hija y él cumplirá todas ellas si quiere estar con Perséfone.
Ellos empiezan a desayunar, Perséfone se sentía nerviosa porque otra vez iba a estar cerca de él y en este preciso momento se dio cuenta de que se había enamorado Leónidas. Ellos tiempo después terminan de desayunar y ella se despide de sus padres antes de que se dieran cuenta de que la estaba esperando afuera de su casa, pero cuando sale lo ve y le parecía que era el hombre perfecto. Ella se camina unos cuantos pasos para llegar a donde estaba
Leónidas: por fin saliste, mi hermosa luna. Estas horas sin verte fueron demasiado para mí, porque sentía en todo momento que me hacías falta.
Perséfone: solo fueron unas cuantas horas. Ahora estamos juntos, pero será por un poco tiempo y deberías de acostumbrarte a estar sin mí como lo hiciste todos estos años.
Leónidas: siento que me estas poniendo a prueba con tus palabras y te demostrare que cumpliré con mi palabra. Aunque igual que siempre mi alma de hombre lobo no estará de acuerdo.
Perséfone: deberíamos de irnos antes de que mi padre salga de la casa. Porque no debe de verte hasta más tarde y necesito evitar que eso pase.
Leónidas: seguramente durante el día te llegarán tus obsequios y la persona que lo recibirán será tu madre. Espero que ella entienda que eres la mujer que amo.
Perséfone: me hubiera gustado recibirlas antes de irme a la escuela. Nada más que será lindo verlas cuando llegue a casa, así que esperare hasta poder ver mis hermosas flores.
Leónidas: por supuesto que las veras y por lo que me dices mi suegro será difícil. El no aceptara nuestra relación de buena manera, pero ni modo.
El ayuda a su luna a subirse a su auto y él también lo hace. El enciende su auto para poder dirigirse a su destino y tiempo después llegan, Leónidas mira a su luna y al momento de hacerlo se baja para ayudarla. Él toma su mano con mucha delicadeza y de repente ve a su hermana Mariana. El solo quería estar con ella y su hermana venía a interrumpirlos ahora que se iba a despedir de ella, además no iba a dejar que eso pasara y precisamente tenía que aparecer de una manera inesperada
Mariana: espero que la hayas respetado sino les diré a nuestros padres. Porque necesitas comportante como un perfecto caballero con tu luna.
Leónidas: me comporte de la mejor manera posible y no dejare que interfieras entre nosotros. Ahora sí que tranquilízate para que podamos hablar.
Mariana: no te creo nada y le preguntare directamente a Perséfone. Además, conozco perfectamente cuál es nuestra naturaleza y sería imposible que te comportes como me lo dijiste.
Leónidas: la conversación que estamos teniendo es completamente innecesaria. No cambiare mi humor por tu culpa y necesitas saber que me casare con mi luna.
Mariana: quisiera saber si tomaste en cuenta la opinión de ella. Pero no creo que te haya aceptado así de fácil, porque Perséfone también tiene su carácter.
Leónidas: recuerda que la unión de nuestras almas nadie la puede romper. Ella puede tener su carácter y no cambiara en nada lo que siento por mi luna.
Mariana: no sabes lo que estás diciendo y me pregunto si podrás soportarlo. Solamente que yo estaré ahí para verlos y como un buen esposo le darás gusto.
Perséfone: no debemos de hablar de este asunto donde hay humanos observándonos. Ahora la que les pide que se comporten soy yo, si no lo hacen me enojare con ustedes.
Ellos guardan silencio, porque no quería que ella se enojara. Nada más que esto era culpa de su hermana, Leónidas se despide de ellas y antes de hacerlo le da un beso a Perséfone en la frente. Ella empieza a suspirar cuando lo ve irse y Mariana no sabía que decir, aunque tenerla como cuñada era algo inesperado. Además, siempre la había visto como si fuera su hermana a pesar de que era humana y estaba de acuerdo con la decisión de la diosa luna en que fuera la pareja eterna de Leónidas al ser completamente diferente y eso hacía que sus almas se complementaran entre sí para poder ser felices por toda la eternidad