La Navidad del Ceo Solitario: Millonario en la Nieve

La Revelación de Isabella

Segundo dia en la cabaña, acogedora y cálida, estaba lista para una foto, todos estaban atareados decorando por la mañana  y cuando terminaron se tomaron foto, que todo quede listo antes de que navidad llegue ya que sabían que la semana se pasaría volando.

 

La cabaña estaba decorada con destellos de luces navideñas. Isabella se movía con gracia, agregando un toque festivo a su refugio invernal. Mientras Julian observaba desde el sofá, se dio cuenta de cuánto había cambiado su perspectiva desde que había llegado a Aspen.

 

—Celebrando antes de navidad —le dice Julian curioso.

 

Isabella volteó hacia él, sonriendo, y sostuvo un pequeño muérdago en su mano.

 

—Es una tradición de Navidad si cerebro antes la Navidad, le explicó. —Bajo el muérdago, las personas se dan un beso. ¿Te gustaría intentarlo? —

 

Julian, sorprendido por la oferta, se puso de pie. La vela parpadeante en la mesa cercana arrojaba una luz suave sobre sus rostros. Avanzó hacia Isabella, con la adrenalina corriendo por sus venas. Ella también se acercó, y el mundo pareció disolverse en ese momento.

 

Sus labios se encontraron bajo el muérdago, y un suspiro se escapó de Julian. Era un beso suave pero cargado de significado. Fue un momento que les robó el aliento y les hizo sentir que el tiempo se había detenido.

 

Cuando se separaron, Julian se dio cuenta de que había algo especial entre ellos, algo que no había experimentado en mucho tiempo, que seguía vivo. La magia de la Navidad y el calor de Isabella habían derretido la coraza que había construido alrededor de su corazón.

 

El muérdago se convirtió en un símbolo de un nuevo comienzo, de un romance que florecía en medio de la nieve y las luces parpadeantes. Julian sabía que la Navidad en Aspen sería inolvidable, y que Isabella era el regalo que nunca supo que necesitaba.

 

Este abrazo bajo el muérdago marcó el comienzo de un viaje emocional que los llevaría a lugares inimaginables, y Julian se dio cuenta de que la vida tenía una forma sorprendente de traer el regalo del amor en los momentos más inesperados.

 

Julian y Isabella se miraron fijamente, sintiendo la conexión entre ellos crecer con cada latido de sus corazones. Habían estado atrapados en la tormenta de nieve, pero en ese momento, nada más importaba. La magia de la Navidad parecía envolverlos, creando un mundo propio en el que solo existían ellos dos.

 

Después del abrazo bajo el muérdago, Isabella tomó la mano de Julian y lo guió hacia la chimenea. Las llamas crepitaban, llenando la habitación con un calor reconfortante. Se acomodaron en el sofá, compartiendo historias de Navidades pasadas y risas suaves. Los padres de Isabella se mantenían pendientes pero distantes a la vez para darles el espacio.

 

Isabella habló de su amor por las festividades, de cómo solía decorar árboles de Navidad con su familia y hornear galletas en forma de estrella. Julian escuchaba atentamente, compartiendo poco a poco sus propios recuerdos y pensamientos. Por primera vez en mucho tiempo, se sentía genuinamente conectado con alguien.

 

La conversación fluyó fácilmente, como si fueran viejos amigos que se reencontraban después de mucho tiempo. Hablaron de sus sueños y aspiraciones, de lo que significaba el éxito para cada uno de ellos. Julian se dio cuenta de que había más en la vida que las cifras en una cuenta bancaria.

 

Mientras el dia  avanzaba y el fuego se consumía, Julian y Isabella siguieron hablando. La nevada afuera se intensificaba, pero estaban abrigados y felices dentro de la cabaña. No sabían a dónde los llevaría esta inesperada conexión, pero estaban decididos a descubrirlo juntos.

 

El abrazo bajo el muérdago se convirtió en un punto de inflexión en sus vidas, un momento que marcaría el inicio de un romance apasionante y de una transformación profunda. La Navidad en la nieve les había dado un regalo que nunca olvidarían: el regalo del amor y la esperanza en medio de la temporada más mágica del año.

 

Con cada hora que pasaba, la conexión entre Julian y Isabella se fortalecía. La nieve que caía afuera parecía envolver la cabaña en una capa mágica, aislando el mundo exterior y creando un santuario solo para ellos. Los días de Julian como el "Rey del Frío" comenzaron a derretirse, tal como lo hizo su corazón bajo el muérdago.

 

Julian tomó a Isabella de la mano y la miró profundamente a los ojos. —Isabella, esta navidad es diferente a todas las que he experimentado antes, no tenía idea que podamos celebrar antes de la misma navidad. Eres la razón de esta transformación en mí. Tu amor por las festividades, tu pasión, tu espíritu cálido... me han devuelto algo que había perdido —.

 

Isabella sonrió y apretó su mano con cariño. —Julian, no importa el pasado. Lo que importa es el presente y el futuro. Estoy emocionada por lo que podamos construir juntos, quiero que seas mío —añadió con astucia.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.