La Navidad del Ceo Solitario: Millonario en la Nieve

Promesas de Nochebuena

Eran apenas las 12:00 de la tarde despues del incidente Isabella no sabía cómo sentirme.

 

—Hija habla con Julian —se adentro la voz de su padre sacando a Isabella de sus pensamientos.

 

—Papá quiero darle el beneficio de la duda, me siento herida, siento que está jugando conmigo, estoy fracasando con los hombres, mi sueño es casarme, tener hijos y un esposo que me ame —.

 

—Hija Julian tuvo una conversación por celular con Victoria, y ella se escuchaba nerviosa, asi que dudo que Julio la haya embarazado, ya que en ese matrimonio nunca hubo amor —.

 

—El almuerzo esta listo —anuncio la madre de Isabella.

 

En ese preciso momento Julian se acercó.

 

—Isabella…

 

—No me hables Julian ando dolida —.

 

—Hay algo que tienes que ver con tus ojos —se acerco y le mostro el texto del celular.

 

Isabella tomo el celular y leyó el texto.

 

Marcos:

“El bebé que espera Victoria es mío, nunca te amo y jamás lo hará, entiende bien nunca serás de ella, tu la haces infeliz, te pido que arregles todo, y se divorcien, yo me hare responsable del bebé y no hay vuelta atrás, te divorcias o te elimino yo mismo”.

 

“Gracias por tu honestidad, arreglare los papeles para el divorcio, es la mejor noticia que me diste en navidad”.

 

“Me mandas foto cuando te divorcies, Victoria es mía y mi hijo igual”.

 

“De acuerdo”.

 

Cuando Isabella leyó esos textos su corazón y su estómago brincaron.

 

—Julian está bien ya lo leí, Victoria es un arpía de tercera, le gusta arruinar las cosas, y yo desconfiando de ti, todo paso tan rápido que me siento con una mezcla de sentimientos, pensé que no enfrentarías a Victoria por mi —.

 

—Yo la enfrentaría siempre que quiera lastimarnos a los dos, te tengo una sorpresa muy grande, pero primero almorcemos —añadió Julian depositando un beso en la mejilla de Isabella

 

Despues del almuerzo Los padres de Isabella decidieron darle su espacio y no meterse mucho en la relación de ellos.

 

Isabella se sentó en el sillón suspirando para tomar sus próximas decisiones.

 

—Muñeca —le dice Julian acercándose a ella poniéndose de rodillas.

 

—Julian se sincera conmigo dime, que no fui tu uso cuando hiciste el amor conmigo, dime ¿Si lo disfrutaste como yo?, te di algo de mí, una parte, me entregué a ti esa noche, dime que no fue un error.

 

—Te amo y no es un error metí los papeles de divorcio en cuanto lo tenga firmo y me divorcio de victoria.

 

—Está bien Julian, creo en lo que me dices —.

 

—Quiero darte este llavero de corazón para que siempre recuerdes cuanto te amo —añadió con una sonrisa.

 

Isabella tomo el llavero con emoción —Es hermoso gracias —.

 

—Es hermoso igual que tu —añadió suspirando.

 

Ambos se vieron a los ojos y se unieron en un apasionado beso.

 

Julian sabía que la noche de Nochebuena se avecinaba, y la cabaña en Aspen estaba llena de anticipación. Las luces del árbol de Navidad parpadeaban en una danza festiva, y el aroma de las delicias navideñas llenaba el aire.

 

Julian y Isabella habían estado ocupados preparando una cena especial, pero algo más pesaba en sus corazones.

 

Después de disfrutar de una cena exquisita junto a la chimenea con sus padres, Julian se puso de pie y extendió su mano hacia Isabella.

 

—Isabella, hay algo que quiero hacer esta noche —, anunció con un brillo en sus ojos.

 

Isabella lo miró con curiosidad y aceptó su mano. Juntos, salieron afuera, donde la nieve seguía cayendo suavemente. Bajo un manto estrellado, Julian la llevó a un claro cubierto de nieve fresca.

 

—Allá, en el cielo, hay una antigua tradición de hacer promesas a las estrellas en Nochebuena —, explicó Julian. —Esas promesas son especiales y significativas.




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