La Navidad del Ceo Solitario: Millonario en la Nieve

Conflictos en la Montaña Navideña

Isabella, con la mirada perdida en la ventisca que azotaba la montaña, finalmente habló en voz baja.

 

—Necesito ver a ese hombre si tanto me quiere ayudar a salvar el restaurante, No puedo permitir que el restaurante se pierda después de todo lo que hemos invertido en él —.

 

Sus padres asintieron con alivio, aunque su madre aún parecía preocupada. —Él está esperando en la cabaña, pero ten cuidado, Isabella. No sabemos realmente si nos ayudara o cuáles son sus intenciones —.

 

Julián, que había permanecido en silencio durante la conversación, se acercó más a Isabella. —Puedo acompañarte si lo deseas. Juntos podemos abordar cualquier situación que se presente —

 

Isabella vaciló, sintiendo la tensión en el aire. La oferta de Julian era inesperada, y aunque su corazón aún latía con la disputa anterior, sabía que la situación requería una solución rápida.

 

Aceptó la oferta de Julian con un asentimiento y luego se volvió hacia sus padres.

 

—No se preocupen, estaré bien. Les traeré noticias tan pronto como pueda, pero si necesito estar sola en la cabaña, bueno me acompañara Julian, y si el hombre que una vez nos ayudo si está dispuesto a dar esa cantidad no sé qué haremos para agradecerle —.

 

Sin más preámbulos, Isabella se armó de valor y se preparó para enfrentar lo que vieniera. Julian la siguió hasta la cabaña, donde la nieve seguía cayendo sin piedad a la cabaña.

 

Finalmente, Isabella rompió el silencio. —No esperaba que las cosas se complicaran de esta manera. Mi vida estaba en camino hacia la felicidad y la estabilidad, pero ahora...—

 

Julian la miró con una mirada comprensiva. —A veces, la vida nos presenta desafíos inesperados. Lo importante es cómo los enfrentamos y superamos juntos —.

 

Isabella asintió, pero la pregunta en su mente seguía siendo sobre el misterioso benefactor que prometía salvar el restaurante. —¿Crees que podremos confiar en este hombre, Julian? ¿Quién es él realmente?, ¿Crees que mis padres me ocultaron lo del restaurante?, no entiendo porque no lo dijeron antes.

 

Julian frunció el ceño, sus pensamientos reflejando incertidumbre. —No lo sé, Isabella, pero estaremos atentos y vigilantes. No permitiremos que nadie juegue con tu futuro ni con el de tu familia, si el no te paga el dinero, lo hare yo —.

 

—Gracias cariño —asintió en un suspiro.

 

Al regresar a la cabaña, Isabella y Julian se encontraron con un ambiente tenso. La discusión anterior sobre el misterioso benefactor había dejado una sombra sobre su relación, y la sorpresa que aguardaba a Julian  solo empeoraría las cosas.

 

Julian  abrió la puerta y se detuvo en seco, su rostro revelando una mezcla de sorpresa y consternación. Frente a él, en medio de la sala, estaba su padre Richard, un hombre cuya cara había visto durante toda su vida. El silencio llenó la sala, y finalmente, Julian rompió la tensión.

 

—¡Padre! ¿Qué demonios estás haciendo aquí? — exclamó con indignación.

 

—Usted es el hombre que nos estuvo ayudando con el dinero, por fin se digno a vernos, un momento usted es el padre Julian —Isabella quedo en shook.

 

Julian  no parecía agradecido en lo más mínimo. —¿Ayuda? ¿Ayuda a qué? ¿Es tu dinero el que se ha estado moviendo de manera tan misteriosa en una cuenta desconocida? —.

 

—Prefiero mantenerlo en secreto —dijo su padre.

 

—Padre explícame que es esto, ¿Quiere decir que el dinero de una cuenta desconocido con giros de dinero era para Isabella?

 

—Si Alexander, lamento que te hayas enterado de esta forma, no sabía que te habías enamorado de Isabella, es más pensé que era otra Isabella, sabes que tu madre no podia entrarse de eso, lo siento —añadió el padre el señor Richard.

 

—Me mentiste, sabes que me aguanto que no me des amor, pero mentirle a la familia, eso no te lo permito, yo pensando que tu no tenías corazón y no quieres ayudar mas a la gente pobre, ahora lo haces a escondidas —añadió Julian  molesto.

 

—Ya son las 12 de la madrugada no te parece poco profesional estar discutiendo, solo viene a dejar el dinero ya me voy —añadió el padre con voz temblorosa.

 

—Yo no te importo ni un poco lo que pase conmigo, no me quieres Papá, te aflijas por los demás, pero por mi nada, por eso soy lo que soy, me amargaste cada navidad, estoy cansado de esto, seguiré mi camino sin ti, y yo amo a Isabella, y me casare con ella te guste o no —añadió Julian con rabia.

 

El padre de Julian se levantó, pareciendo un tanto incómodo. —Lo siento, hijo, pero no podía quedarme al margen de esto. Escuché sobre los problemas financieros que estás enfrentando y pensé que podría ayudar, no tiene nada que ver si te doy o no cariño, deberías agradecer que te doy dinero —suspiro.




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