La necrópolis de los brujos(terror, suspenso, thriller)

Cap 5

Allí estaba yo, en medio de la neblina que se enredaba entre los árboles, lápidas como dedos pálidos y fríos de espíritus, había aroma a tierra mojada y a cada paso que daba, la gravilla crujía bajo mis pies. La sensación de búsqueda era apremiante, una mezcla de esperanza y desasosiego que me impulsaba adelante, guiándome por un instinto que parecía nacer de lo más profundo del pecho, la idea de encontrar mi propia sepultura no me parecía descabellada en ese momento; al contrario, había en ella una promesa de descanso, de final de una travesía. Las estatuas que custodian las tumbas emergen como centinelas en un reino de silencio, hay algo insondable en sus piedras desgastadas, algunas estatuas son fieles representaciones de los fallecidos cuyos restos descansan a sus pies. Caballeros y damas de épocas victorianas, con trajes de gran detalle, sus rostros esculpidos con expresiones serenas, como si estuvieran dormidos en un sueño eterno, mis ojos se paseaban por todo el cementerio, las lápidas varían desde los simples marcadores planos, apenas legibles, hasta monumentos elaborados con inscripciones dedicadas, epitafios poéticos y fechas que marcan vidas que fueron desde hace siglos hasta tiempos más recientes, algunas están cubiertas de musgo y líquenes, dándoles un carácter aún más atemporal.
Absorta en la escultura que se diluía entre el verdor creciente de la maleza, me encontraba cautivada por su aura melancólica, era la representación de un joven con la mirada elevada hacia el infinito celeste, como en búsqueda de respuestas, en ese instante un sobresalto me sacudió, en un pasillo formado por mausoleos; era tenue al principio, apenas perceptible, como el susurro de la brisa entre hojas secas, pero crecía en intensidad y cercanía, miré hacia atrás, y la calma sepulcral se quebró, una sombra fugaz, una figura que esquivó de forma ágil las lápidas y desaparecía tan rápido como aparecía. Mi corazón empezó a latir con fuerza, cada pulsación resonando en mis oídos. ¿Será acaso otro buscador, un espíritu errante, o simplemente la manifestación de mis propios miedos?, el impulso de seguir adelante se mezcló con el de la cautela, no estaba sola, mientras la neblina giraba y se agitaba a mi alrededor, sentía el peso de miradas no vistas desde la cortina de oscuridad, él emergió, “nuevamente volvemos a encontrarnos”, Mi aliento se suspendió, deteniendo el tiempo, mientras él se aproximaba con pasos sigilosos, de forma inesperada, sus labios reclamaron los míos en un beso furtivo, dejándome sumida en una marejada de recuerdos, fue entonces cuando, como piezas de un rompecabezas disperso, cada recuerdo encajó, revelando la historia olvidada....Cada imagen, cada sonido, regresaba con nitidez al cristal de mi mente, arrastrándome suavemente hacia ellos
Recuerdos...recuerdos...rec...
Estábamos saliendo de la clase de Mister Levitación (así le llamamos en sorna porque, irónicamente, me causa un temor enorme) cuando noté a Sora enfrascada en una discusión con Vintage. Parecía grave, Sora pasó a mi lado, perdida en su furia, sin siquiera mirarme, quise seguirla, entender qué ocurría, pero Vintage me interceptó.
—Escúchame, por favor —suplicó, sujetándome del brazo con súplica en su voz—. Quiero desvanecerme, irme con mi madre; ella ha sufrido inmensamente. Nuestra existencia ha sido un calvario. No sé cómo hemos llegado a este extremo.
—¿A qué te refieres? —pregunté, confundida.
—Mi madre... era una buena persona, que murió prematuramente, aunque...realmente... ese día morimos ambas, si me voy con ella, podrá sentir cuánto la amo. Es un riesgo que estoy dispuesta a asumir; si morimos juntas, al menos no tendremos que seguir huyendo de su sombra. Quizá ella no me reconozca, pero yo encontraré la forma de hacer que lo haga.
Me impactó que Vintage recordara a su madre con tal claridad, y aún más me desconcertó saber que su madre era la misma entidad siniestra que nos acechaba. Era un lazo incomprensible para mí.
—Está bien —asentí, por un impulso de solidaridad— Te ayudaré. Sólo dime qué tengo que hacer.
—Pero guarda silencio, por favor. Sora no aprueba, cree que nos pondrá en peligro. Que sea nuestro secreto.
El acuerdo quedó sellado, una promesa que tal vez nos conduciría a través de umbrales inimaginables.
Nos adentramos en el santuario oculto dentro de la cripta, sumergiéndonos en la búsqueda de información sobre la entidad, entre el caos de documentos dispersos la mesa y la poca iluminación, hallamos pistas reveladoras estaba escrito que “ser víctima de los hechizos más oscuros o por las peores formas de brujería, puede provocar daños tan inreversibles como la muerte”
Nos acercamos al lugar de descanso final del la madre, donde , en su costado, una lápida con el mismo apellido nos confirmó que estábamos en el punto exacto de sus cuerpos. 
Eran minutos antes de su resurgimiento, cuando se levantaría en busca de alimento, inmóvil, me detuve al frente mientras observaba a su hija acercarse y fundirse en un abrazo con ella. Yo estaba petrificada por el miedo, la criatura abrió sus ojos demoníacos y justo en ese instante, madre e hija, aún abrazadas, se esfumaron en un destello de luz blanca tan intenso que me cegó. 
Desorientada, abandoné el lugar lo más rápido que pude, solo para encontrarme con el
—¿Te ha pasado algo? ¿Estás bien?, preguntó, su voz tenida de preocupación.
—No, estoy bien— aseguré. 
Él me envolvió en un abrazo tan apretado que mis costillas protestaron.
—Prométeme que no harás algo así de nuevo. ¿Entendido?— me ordenó.
—¡Oye! ¡No soy quien pareció haber sido devorado el otro día!— le contesté, sintiendo una mezcla de insulto y una inexplicable sensación de proximidad hacia él.
—No puedo hacerte recordar, tienes que hacerlo por ti misma, pero quiero que sepas que te amo y estaré atento a tu alma. Superaremos esto juntos, saldremos adelante, encontrare como ayudarte, ya veras, ¡recordaras!— aseguró.
Confundida, no supe qué responder. —¿Me conoce? ¿Por qué me habla de esta manera?, me preguntaba internamente mientras él depositaba un beso en mi frente y se alejaba sin dar respuestas a mis preguntas, desapareciendo entre las lápidas, en ese momento, Sora se aproximó hacia mí.
con una sonrisa entrelazada con una tristeza que no lograba ocultar, susurró —Se fueron juntas. 
— aquel día, al contemplar su propio reflejo, descubrió una mujer en ropa de hospital. Demasiada coincidencia para ser mera casualidad.
La sorpresa me embargó al instante. "¡No puede ser cierto!" exclamé, sacudida por el recuerdo fresco de mi propia visión en el espejo mientras me despedía nerviosamente de Sora quien creo pudo haberlo percibido. 
Movida por la urgencia y la necesidad de permanecer inadvertida, fui sola hacia el refugio, allí, me planté frente al espejo de bronce, permitiendo que los recuerdos flotaran a la superficie las imágenes danzaban en un torbellino frente a mis ojos, y en esa danza caótica, finalmente discerní uno de los rostros que siempre me había acompañado en esas vislumbres. Era él...

 




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