La Niña Del Orfanato 2: Secuelas del Pasado

Capítulo 9

El tiempo avanza lento o quizás así lo siente Katy, quien luego de tres horas todavía se encuentra en la clínica universitaria, sentada en una banca junto a sus incondicionales amigas, a la espera de alguna respuesta por parte del médico respecto a la salud de Benjamín.

Sara se encuentra sentada en el extremo contrario a ella, revisando su celular de manera distraída. Luego de aquella extraña conversación en Basket Alpha, ninguna ha cruzado palabra y ella no quiere insistirle, ya que, en ese momento, lo único que le interesa es saber que Benjamín se encuentra bien.

Niña…

Escucha una voz masculina y nota la sombra de una persona de pie frente a ella. Frunce ligeramente el ceño, al comprender que se está dirigiendo a ella, y alza el rostro para poder ver de quien se trata. Sus ojos se abren ampliamente, mientras se pone de pie sin apartar la mirada del hombre mayor que mantiene una enorme sonrisa dibujada en los labios.

—¿Señor Marshall? —cuestiona, sorprendida y emocionada a la vez.

—Reconocería ese dulce rostro donde fuera —dice el hombre, mientras acorta el espacio entre ambos y posa las manos en sus mejillas. —. La pequeña niña que se ponía de puntillas frente a mi mostrador, esperando a ver si sobraba algo para pedir dulces.

—¡Señor Marshall! —dice, conmovida, antes de extender los brazos hacia él para abrazarlo con mucha ternura. —. Me alegra tanto volver a verlo.

—Igualmente, pequeña. Ben me ha hablado mucho de ti, estaba eufórico el día que se reencontró contigo.

—Estaba igual de emocionada que él —responde, soltando una media risa, mientras aparta una lágrima traicionera que se resbala por su mejilla. —. Señor Marshall, ella es Sara, mi prima. Y mis amigas, Roxanne y Dafne.

—Es un verdadero placer —responde, antes de fijar la mirada en Dafne, con una evidente curiosidad que a Katy le resulta un tanto extraña, y todo aumenta cuando el hombre le dice a su amiga un par de palabras en otro idioma y ésta le responde en el mismo. —. Muy bien, ahora, ¿podemos hablar? —esta vez se dirige a ella.

Katy asiente como respuesta y, una vez que él avanza unos pasos alejándose, vuelve la mirada hacia Dafne para unirse a Roxanne y Sara con la misma expresión interrogante que estas mantienen en el rostro.

—¿Qué fue eso? —se atreve a preguntar Roxanne, inclinándose un poco hacia Dafne y viéndola con ojos amplios.

—Me saludó en hebreo. Él es judío, igual que mi padre. Soy mitad judía, ¿acaso lo olvidaron?

—No, pero no pensé que hablaras hebreo. —comenta Katy, un tanto entusiasmada.

—No lo hago a la perfección, pero me sé algunas palabras, lo suficiente para defenderme. —responde, sonriendo con orgullo.

Para ella, es un tanto extraño ver ese brillo de emoción en el rostro de Dafne, la joven normalmente se ve retraída y opaca, le alegra saber que hay algo que la emociona; y eso es su cultura.

Luego de disculparse con sus amigas, ella se apresura a seguir al señor Marshall y, una vez que lo alcanza, ambos caminan a pasos lentos por los pasillos, en dirección a la habitación en la que se encuentra Benjamín.

—Supongo que él no es como lo imaginabas —comenta Marshall, de pronto. —. Te aseguro que es un buen muchacho.

—Lo sé —responde. —. Lo conozco.

—No lo creo, Katy —suelta una media risa. —. Tú lo conocías, en tiempo pasado. Ben ha cambiado mucho desde entonces. Esta es la tercera vez que he tenido que venir a esta universidad.

—Entonces, ¿Benny pelea mucho?

—Se podría decir que sí —suspira hondo, y se detiene a mitad de pasillo. —. Katy, hay algo de su pasado que estoy más que seguro de que no te lo ha contado, y tampoco sé si querrá contártelo, pero es necesario que lo sepas.

Ella gira el rostro hacia él, para mirarlo con mucha curiosidad por lo que podría decirle respecto a Benjamín. Si lo piensa, nunca lo cuestionó sobre lo que vivió una vez que se separaron. Lo único que sabe es que estuvo en su casa unos días y luego se fue a la tienda en donde fue acogido por el adulto.

—Cuando llegó a mi tienda en busca de ayuda, habían pasado un par de días desde que no comía. Estaba delgado y lucía muy maltratado. El niño quería creer que su madre y tío volverían, pero con cada día que pasaba esa esperanza iba desapareciendo, hasta que un día, de pronto volvieron y su corazón se llenó de alegría. Lo que la pobre criatura no sabía, era que Sasha y Ricky solo iban de paso; ellos ni siquiera sabían que él se encontraba conmigo, pensaron que estaba contigo en el orfanato y que tus padres lo auxiliarían. No podían llevárselo, eso le dijeron, y lo dejaron bajo mi tutela —suelta una media risa. —. Yo estaba feliz, digo, nunca tuve hijos, y mi esposa murió joven. Él se volvió mi única familia, y yo lo acogí como si fuera mi propia sangre. Pero cambió, luego de que su madre lo abandonara, él se volvió un niño retraído, opaco, y muy sombrío. No hablaba con nadie, y siempre peleaba en la escuela. Me dijo en muchas ocasiones que me odiaba, ¡y así era! Me odiaba, odiaba a su madre, odiaba a su tío y…

—Me odiaba a mí. —murmura, sintiendo como las lágrimas calientes bajan por sus mejillas sin que ella pueda contenerlas.

Presiona los labios con fuerza al sentir que comienzan a temblar por el llanto que intenta contener, y desvía el rostro hacia la pared, tratando de que el adulto no la vea en ese estado.

—Era solo un niño, Katy, y estaba destruido.

—Yo arruiné su vida, señor Marshall, de no ser por mí nada de eso hubiera pasado —solloza, mientras camina hacia una banca y se deja caer sentada sobre ella. —. Arruiné su vida.

—Tú no tuviste la culpa de nada de lo que pasó en ese entonces, solo eras una niña, al igual que él —responde, mientras se sienta junto a ella. —. Benjamín es fuerte, Katy, siempre lo fue, y no tardó mucho en superarlo todo. Cuando por fin lo aceptó, incluso comenzó tratarme con más confianza, y quererme como a un padre. Imagíname, yo era como un viejo solitario mendingando amor, pero no me importaba, me hacía feliz —ríe. —. Él lucía más tranquilo, se le veía feliz, y se portaba muy bien en la escuela, excepto cuando alguien agredía a una persona indefensa. Es que el niño se creía un jodido justiciero.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.