Capítulo 10

Es la tarde del martes, el ansiado día de la presentación de la academia de ballet a la cual asisten las gemelas, y Beatriz se encuentra realmente ajetreada. Faltan menos de tres horas para que comience el evento, y todavía no termina de organizarlo todo, y tiene que hacerlo, ya que desea que ese día sea perfecto, aunque, lo que realmente desea es que Destiny se divierta, porque cree que, si lo hace, olvidará totalmente la idea de tomar clases de piano, y ella se librará de tener que recordar a Jared cada vez que la escuche.

Camina de un lado a otro, en la habitación de las niñas, organizando la ropa que utilizarán durante el evento, y luego en la fiesta que Karina ha decidido organizar en su mansión, para celebrarlas. Está realmente ansiosa por ver a su madre, la ha echado mucho de menos, y confiesa que le sorprende que no se encuentre allí, ayudándola en un momento tan importante.

—¡Papi, llegaste!

Exclama Aylen, saltando de la cama para correr hacia la puerta, en donde Marcus se encuentra de pie. Esboza una pequeña sonrisa al sentir la emoción en la voz de la niña, ella está realmente entusiasmada por salir al escenario y bailar esa coreografía que tanto se ha esforzado en aprender. Destiny también tiene un solo, es todo lo que sabe, ya que ninguna de ellas ha querido revelar siquiera la canción que bailarán, dicen que será una sorpresa.

—Hola, amor. —la saluda Marcus, besando su mejilla.

—Hola, llegas tarde —comenta con reproche, mientras rebusca el atuendo adecuado para el evento. —. ¿Las peinarás tú?

—Sabes que sí, les prometí a mis princesas los moños más perfectos para hoy —responde, antes de avanzar hacia Destiny para ver su cabello despeinado. —. Cariño, ¿esos risos no han visto el cepillo desde hace cuánto?

—Estaba ensayando —responde la niña. —. Mami, tengo hambre.

—Sí, mi amor, hay bocadillos en el mesón de la cocina.

La niña asiente con la cabeza, antes de retirarse de la habitación corriendo, seguida por su hermana. Una vez a solas, ella puede notar un atisbo de tristeza en la expresión que Marcus mantiene en el rostro.

—¿Está todo bien? —le pregunta, al notar su gesto.

—Beatriz, Destiny no está feliz.

—Solo está nerviosa —responde rápidamente, negando con la cabeza. —. Es normal, ¿está bien? Mejor hay que concentrarnos en terminarlo todo a tiempo.

Dos horas después ya se encuentran en el auditorio en el que se desarrollará el evento. Y ellos como familia están en primera fila. El lugar comienza llenarse de a poco, y es momento de llevar a las niñas tras bambalinas para que comiencen a alistarse. Es el turno de Marcus, así que ella se queda en las sillas junto a su pequeño hijo, a esperar al resto de su familia.

—¡Ay, mi hermoso bebé!

—¡Abuela Karina! —exclama su hijo, saltando del asiento a su lado para correr a los brazos de la adulta. —. Volviste, volviste.

Beatriz esboza una enorme sonrisa de emoción al divisar a su madre, y rápidamente se pone de pie para poder saludarla con el afecto que se merece luego de tanto tiempo. Karina le corresponde con el mismo cariño, manteniendo al niño en sus brazos, y ella puede jurar que esas vacaciones le han sentado de maravilla a su madre, luce radiante.

—Marcus se encuentra tras bambalinas, ayudando a las niñas. —le cuenta. —. Ven, hay que sentarnos.

—Oh, espérame un momento —responde Karina, volteando en varias direcciones hasta que al parecer encuentra a la persona que busca. —. Bien, cielo, hay alguien a quien quiero presentarte.

Beatriz ladea un poco la cabeza, un tanto confundida, cuando un hombre extraño llega hasta donde ellos se encuentran y se para junto a su madre. Vuelve la mirada hacia el rostro de Karina, y la observa con desconcierto.

—Mi amor, él es Marshall —dice su madre. —. Mi novio.

Tras oír sus palabras, Beatriz abre los ojos ampliamente, sintiéndose atónita ante la inusual noticia. Observa nuevamente al hombre, sin poder creer, aún, lo que su madre ha dicho, esperanzada en que en algún momento él comenzará a reír, para luego aclarar que todo se trata de una broma un tanto cruel. Pero, contrario a la expresión que ella esperaba ver, lo que encuentra es una mirada cargada de lo que parece ser ternura, con la que él ve a su madre.

—Es un gusto conocerla finalmente, señora Johnson. —le dice el hombre.

Ella frunce el ceño en dirección a su madre.

—Debes estar bromeando, ¿no?

Karina ladea un poco la cabeza, confundida ante su pregunta, abre la boca con la intensión de responderle, pero en ese momento aparece Marcus tras ellos, y se emociona al ver a su suegra.

—¿Señor Marshall? —cuestiona, confundido. —. ¿Qué hace aquí?

—¿Lo conoces? —inquiere Beatriz, arqueando una ceja.

—Así es, es el padre adoptivo de Benjamín Bowles.

—¡¿Es en serio, mamá?! —cuestiona, alzando un poco la voz. —. ¿Es el novio de tu nieta, sabes lo extraño que será esto para ellos?

—¿Para cual nieta?

Ella se sobresalta, tras escuchar la voz de Katy a sus espaldas. Gira la cabeza en su dirección, y vaya sorpresa la que se lleva al verla acercarse a Karina y su supuesto novio, y saludarlos a ambos con mucha emoción. Al principio cree que se trata solamente del hecho de que es el padre adoptivo de su novio, pero por la forma en que los trata a ambos en conjunto, es más que claro que ella lo sabe todo.

Se siente traicionada.

—La presentación va comenzar. —anuncia Marcus, indicándoles a todos que deben sentarse.

Aún sin poder creer todo lo que pasa, ella toma el asiento que se encuentra entre su esposo y su hija, carga a Alexis en su regazo y trata de ignorar todo lo que ocurre a su alrededor. Siente el corazón acelerado con una mezcla extraña de emociones, y, por más que quiere evitarlo, se encuentra a sí misma observando a su madre de reojo cada cierto tiempo. No sabe porque, pero verla con ese hombre la hace sentir realmente extraña, quizás sea el hecho de que está acostumbrada solamente a la idea de sus padres amándose aún después de la muerte, no lo sabe, pero la verdad es que tiene miedo a lo que pueda resultar de esa, según ella, apresurada y desesperada, relación.