La niña sagrada

2.-ALCIDES Y LA CONEJA

DIMENSIÓN: X0053061-B

LUGAR: Calle abedul 43, Canel, país Gredianu.

FECHA: Sisane 15- Merlea- 992.

HORA: 06:00P.M.

Urinia es un planeta muy similar al que todos conocemos, la diferencia está en que tiene otro nombre, posee más volcanes que mar y es el originario de los hechiceros y hechiceras de muchos cuentos. Queda claramente en una dimensión distinta a la del origen de Hisae y en él existe un pequeño país llamado Gredianu y una ciudad llamada Canel. Para hacer más corta esta introducción les contaré que en el país existe un joven que practica siempre sus pócimas nuevas o antiguos hechizos que no pudo realizar bien en sus clases… Él se encuentra en su casa de madera, mientras lee un libro y prepara algo en su caldero negro de gran tamaño.

—…Y un poco de cabello de conejo blanco. ¡Listo! Terminé.

Una luz blanca comienza a extenderse en el techo y el chico sorprendido no dice nada… La luz crece y por unos segundos ve una puerta con dibujos de estrellas en ella, la cual desapareciendo deja caer una pequeña niña atarantada que de cabeza se mete dentro del gran caldero (ya sabemos quién es, ¿no?).

— ¿¿Qué…?? ¿U… u... una niña? —tartamudea atónito, sin saber cómo reaccionar ante la sorpresiva visita; quien para colmo fue a caer en su pócima, la cual aún no sabe si surte efecto.

—Eh, niña, ¿sigues allí? ¡Eh! ¿Estás viva?

—Pfpfpfpfpfpfpfpfpfpfpfpf… (Menos mal que había agua, sino podría haberme muerto. ¡Qué miedo!) —comenta sin poner atención al joven que le ve atónito. ¡Su pócima funciona! Pero no hace lo que él quería que hiciese.

La niña trepa para salir del caldero gigante, tirándose al piso en un gran salto, y al momento en que quiere arreglarse el cabello se da cuenta de que sus manos ya no son exactamente manos…y todo a su alrededor es inmenso.

—¡Pfpfpfpfpfpfpf! (¡¿Qué me pasó?!) —grita antes de darse cuenta de que está en una casa.

—¿E… está bien? — habla el chico, agachándose para mirarla, y la pobre, viéndolo tan gigante, sale corriendo por la ventana más cercana.

—¿Y ahora? —piensa ella, deteniéndose para recuperar el aire.

Recordando que los muicas le han dicho que la piedra dorada le cumplirá lo que desee, toma su gargantilla entre los dedos y dice: Deseo ser de nuevo la misma. Volver mi cuerpo a la normalidad.

Esperando el efecto camina por el bosque frondoso que se encuentra detrás de la casa del chico, lleno de árboles antiguos, algunos poseen en su copa hojas de color amarillo o café logrando que el bosque tome un tono verde claro, es maravilloso. Sin embargo, ella solo ve los troncos y arbustos que se llenan de flores.

***

Se detiene en una posa que corta su camino, donde al observarse los pies vuelve a encontrar sus dedos cubiertos de sedoso pelaje blanco… extrañada, decide ver su reflejo y descubre que tras su deseo nada ha cambiado, ya que quien le devuelve la mirada es un lindo conejo de naturaleza blanca con visos y bellos ojos celestes, apenas visibles por los largos cabellos de su cabeza. Finalmente, en su cuello el curioso colgante se ve enorme. Incrédula, vuelve a pedir su deseo y levanta sus patitas de coneja y toca sus orejas de coneja. Aceptando la situación, hace lo primero que viene a su cabecita.

—¡Iaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!

Es claro que solo se escucha un chillido agudo por todas partes y algunos pajaritos arrancan mientras otros se acercan curiosos.

Con una pata blanca en su colgante susurra su deseo otra vez: “Quiero volver a ser la de antes”. “Deseo ser humana”. Pero nada pasa.

—¡Se supone que las patas de conejos son para la buena suerte y esto no funciona! —se grita a sí misma mientras salta escandalizada.

***

—Hasta que te pillo —Entre jadeos el joven que la vio caer al caldero se acerca, logrando asustar a la chiquilla, que lo mira fijamente—. No, no te asustes. Mi nombre es Alcides, sé que eres una persona y quiero ayudarte… —dice agachándose y estirando su blanca mano hacia ella, casualmente hablando en el idioma que conoció desde su infancia y, por lo mismo, le comprende.

—Pfpfpfpfpfpfpf….

—No te entiendo… Pero confía en mí, te llevaré a casa y te explicaré qué sucedió —sonríe y en su rostro se forman dos margaritas.

La pequeña lo sigue hasta la cabaña, caminando de manera confiada, no solo porque logra entenderle, sino que por alguna razón los niños siempre creen en las personas extrañas que les sonríen. Por suerte, esta vez no se equivoca.

***

Alcides no se ve como una persona común a los ojos de Hisae: tiene cabellos lisos de tono verde claro y ojos negros, su estatura no supera el metro cincuenta, viste una túnica blanca y tiene un extraño acento al hablar.

A los pocos minutos están en casa, él la hace pasar escondida bajo su chaleco y la lleva hasta la pieza. En el camino el chico se ha topado con una mujer que al parecer es muy estricta, es lo que ella piensa al escuchar que pregunta cuánto demorará en servir la merienda. Luego de soltarla sobre una cama bastante rústica, Alcides va a seguir instrucciones, una situación que le recordó algo… quizás algún cuento que no recuerda bien.




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