La Niñera de las hijas del Ceo: Arthur Zaens

Capitulo 33

Arthur

Estaba a punto de explotar de rabia. ¿Cómo es posible que aparezca de repente y diga todo eso? La miré con desagrado, conteniendo el impulso de alzar la voz, pero me contuve, luego dirigí mi vista hacia mi hermano.

—Al parcer todo es planeado por ti, Enzo sin embargo ya estan claros. Pronto me casare.

—Estas mal hermano. No se de que hablas, acabo de encontrarme con Nadia.

—Arthur soy tu esposa.—Menciono Nadia firme. A esta mujer le dejare las cosas claras.

—Para empezar, tú y yo no tenemos absolutamente nada. Nos dejamos hace años, así que busca tu camino y haz lo que más te parezca. Ya te dije que busques a tu abogado. Tú y yo estamos divorciados hace mucho. Ni siquiera mis hijas llevan tu apellido. ¿Y ahora vienes aquí con esto?

—Mira qué casualidad —dijo ella, con una sonrisa cínica—. Me encontré con mi cuñado y quería preguntarle por mis hijas y por ti, y que me busque un buen abogado. Si tú supieras todo lo que he sufrido, no te lo imaginas.

—Pues que yo sepa, no te veo nada sufrida. De hecho, te veo bastante bien —contesté sin ocultar mi sarcasmo.

Nadia miro a Lia de mal modo.

—Tu eres una cinica, quien eres, porque estas aqui con mi marido. ¿Sabes quien soy?—Niego a punto de decirle sus verdades pero Lia se adelanto.

—Y usted, señora, no me interesa conocerla. Conocí a Arthur como un hombre soltero, así que no se acerque a mí con ese cuento de que es su esposo, porque para mí es un hombre muy divorciado —respondió Lía con una frialdad que me sorprendió. Me apretó la mano con seguridad y luego agregó—: Y ahora soy su novia.

Sonreí, feliz de ver a Lía defendiendo nuestra relación sin dudar, y le devolví el gesto tomándola de la mano.

—Cariño, vámonos —le dije, con una mezcla de alivio y orgullo.

Ella sonrió y, mientras nos alejábamos, mi ex lanzó su última carta.

—¿Así que eres un imbécil, Arthur? ¿Le vas a engatusar como a todas las demás?

No quise responder. La dejé de pie ahí, sin mirarla, y cuando el camarero se acercó con nuestra comida, le puse algo de dinero en la mano.

—Muchas gracias, pero pueden quedarse con la comida.

El camarero asintió, algo desconcertado, y yo apreté la mano de Lía para salir del restaurante.

—No puedo creerlo —dijo Lía cuando ya estábamos afuera—. ¿Ella es la madre de tus hijas?

—Es mi exesposa, Lía, y créeme, no es lo que estás pensando. Las cosas entre nosotros terminaron hace mucho. Ella y yo no vamos a volver. Jamás.

—¿Entonces qué hacía con tu hermano? No entiendo.

—Seguramente lo llamó. No escuchaste cómo insistía en querer regresar conmigo. Pero no lo va a conseguir. No voy a darle ninguna oportunidad.

Lía suspiró, tratando de calmarse.

—Es una mujer… complicada. ¿Quieres que vayamos a algún lugar tranquilo?

—Donde tú quieras.

Nos subimos al coche, y mientras conducía, ella soltó de repente:

—¿Te gustaría que fuéramos a un hotel?

La miré, sorprendido. Su espontaneidad me arrancó una sonrisa.

—Claro, amor. Podemos pasar la noche ahí.

Nos dirigimos a uno de los mejores hoteles de la ciudad. Al llegar, pedí una habitación con cena y vino, y en pocos minutos nos entregaron las llaves. Subimos en el elevador, y al llegar al piso, marqué la contraseña para abrir la puerta.

—Siéntate, cariño —le dije, señalándole el sofá.

Ella se sentó, y antes de poder decir algo, comenzó.

—Gracias por no hacerle caso a esa mujer. No sabía cómo reaccionar al verla.

—No te preocupes. Con lo que te he contado, sabes bien la clase de persona que es. Solo espero que no intente arruinar nuestro momento.

Lía me observó, en silencio, y luego sonrió.

—Si apareció de nuevo, ¿por qué no me lo dijiste antes, Arthur?

Suspiré y me recosté en el sofá junto a ella.

—No lo vi importante, Lía. Pensé que era algo sin trascendencia, que no te iba a afectar.

—Me sorprende, pero no de la forma en que piensas. Si no me hubieras contado algo sobre tu pasado, habría reaccionado peor —admitió, con una leve sonrisa—. De lo contrario, te habría dado una cachetada y me habría ido. No soy mala; solo soy realista. Pero como ya sé quién es, me di cuenta de que está buscando algo. Se le notaba a leguas.

—Tienes razón. Dejemos de hablar de ella.

Después de unos quince minutos, tocaron el timbre. Era el camarero con la cena. Le agradecí y le di una propina antes de que saliera de la habitación. Una vez solos, serví el vino y propuse un brindis. Lía aceptó, y brindamos entre risas. Decidí encender una melodía suave en mi teléfono, y comenzamos a bailar. Reíamos como niños, disfrutando del momento, sin preocupaciones.

El brillo en sus ojos me hizo sentir que había tomado la decisión correcta al estar con ella. Envolví mis brazos alrededor de su cintura y la acerqué más a mí, besando sus labios con lentitud. Sentí cómo se estremecía, y con cuidado, deslicé mis manos por su espalda, desabrochando su vestido. El vestido cayó al suelo, y me detuve unos segundos para admirarla.

—Te amo, Arthur —susurró.

—Yo también te amo, Lía —le respondí, sintiendo que no había palabras suficientes para expresar lo que me hacía sentir.

Nos dejamos llevar por la pasión, entre susurros y caricias. Cuando terminó nuestro momento íntimo, permanecimos abrazados, riéndonos en silencio. Me puse una toalla y revisé la comida, que aún estaba caliente. Le pasé su plato, y comimos juntos, intercambiando bromas. Con ella me sentia natural.

Ella siempre lograba hacerme reír. La noche avanzaba, y después de cenar y conversar durante horas, terminamos rendidos en la cama. Sabía que había tomado la decisión correcta al dejar mi pasado atrás y seguir adelante con Lía.

****

El sol apenas se asomaba cuando desperté junto a Lía. Nos levantamos despacio y fuimos a tomar una ducha juntos, sintiendo el calor del agua resbalar por nuestros cuerpos mientras nos entregábamos nuevamente al amor que compartimos. Después, nos vestimos, el camarero entro y nos preparo un café, y ya listo el desayuno, nos quedamos un poco mas tiempo disfrutando de la calma de la mañana. Miré la hora, y vi que ya pasaban de las 10:00. Sabía que debía llevar a Lía a su casa antes de ir a una reunión importante.




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