Capítulo 10

Tarah.

Me introduje por debajo de las cintas amarillas. Habían tres cuerpos cubiertos. Demasiados policías para ser exactos. Seguí el olor de Stev hasta el callejón, y lo encontré al lado de un basurero. Estaba desnudo.

—Stev...

—No te acerques —la voz le tembló. Se cubría con sus brazos y agachaba su cabeza repleta de tierra.

— ¿Qué ha ocurrido? —me agaché de cuclillas y lo toqué con un leve roce.

—Hay cosas... —explicó. —. Esas... cosas... Evitaron que me transformara...

— ¿Qué? ¿De qué hablas? Stev...

—Los vi. Desaparecieron por los aires. Me electrocutaron e inyectaron una sustancia. No pude transformarme en mi forma animal.

—Tú has...

—He asesinado a tres inocentes. —mostró sus manos repletas de sangre. Las garras le sobresalían desde sus dedos humanos. —. Mi lado salvaje...

—Ven conmigo —intentó ayudarlo a ponerse en pie.

Pero éste la empujó.

—Dile a la corte que puede asesinarme —susurró.

—Nadie va a hacerte daño, Stev. —miró a sus lados. —. Voy a sacarte de aquí...

—Van a matarme...

—No van a matarte, Stev. Encontráremos una forma.

Lo ayudé a levantarse y nos subimos a la camioneta. Si los Banehallow lo encuentran, van a castigarlo. Dudo que Calis se proponga a matarlo.

Yo haría todo para salvar a Stev de todo. Si así me costara la vida, lo haría.

Llegamos a casa y lo recosté sobre su cama. Zev se quedó observando en la puerta.

—No digas nada ahora —le dije. —. Trae vendas y agua. Stev está herido.

Asintió y se marchó.

Sus manos cayeron a los lados, y lo moví para que reaccionase.

—Por favor Stev, ahora no...

El pequeño lobo se había desmayado.

Riley.

Divisé a los Banehallow reunidos en una de las mesas del comedor. Pero por ningún lado a Stev.

— ¿Estás buscando a Stev? —musitó una voz detrás.

Era Zev Banehallow.

Asentí.

—No vendrá en unos días. Está enfermo.

— ¿Enfermo? ¿De qué?

—No hagas tantas preguntas, Wyvern. Stev necesita estar bien para venir a clases. Tal vez se tarde toda la semana.

—Necesito verlo.

—Entiendo que estés mal porque tu noviecito está mal. Pero no es el momento. —se dio la vuelta.

—Iré a verlo ésta noche. —aclaré.

Me miró de reojo.

—Esta noche no.

— ¿Ni ninguna? Necesito hablar con Stev.

Era claro que no sabía que carajos iba a decirle. Pero necesitaba verlo.

—Esta noche vendrán nuestros padres. Tal vez sea la última vez que se vean. Si quieres darte prisa, ve ahora mismo.

Ahora mismo tendría que saltarme las últimas clases.

—De todas formas está solo. Le hará bien tenerte de compañía.

~•~

Estaba a punto de tocar el timbre de la gran casa de los Banehallow. Pero la puerta estaba abierta.

Sólo se encontraba la camioneta de Stev. Y Zev dijo que se encontraba solo.

Entré sigilosamente, cuidándome de que nadie más me sorprendiera. Solo olía aroma humano.

Una sombra se atravesó en el pasillo.

Debía ser Stev.

Unas manos me tomaron por detrás cubriendo mi boca. Solté un golpe con el codo hacia su abdomen y me zafé rápidamente.

Un hombre alto con cabello rubio y tez blanca. También se parecía a Stev.

— ¿Quién eres? —interrogó con una mirada oscura.

—Soy... Me llamo Riley Wyven. —respondí nerviosa.

— ¿Qué haces aquí? —prosiguió.

—Estoy aquí para ver a Stev. —la tensión comenzaba a desaparecer entre ese momento tan incómodo.

—Claro. Eres su protegida... —susurró por lo bajo.

— ¿Disculpa?

—Stev está en su habitación. Procura no tardar tanto, mis padres están por llegar en unas horas, y Stev está... Castigado.

Asentí.

~•~

Toqué en una de las habitaciones donde había un cartel diciendo 'NO MOLESTAR' 'STEV'

La puerta estaba entreabierta, así que deje que ésta hiciera lo suyo.

—Pues no es tan difícil encontrarte con tu tipo mellizo y luego buscar tu habitación. —me introduje las manos en los bolsillos del pantalón.

Stev cayó al suelo del susto desde su silla.

—Woow, eso fue un poco gracioso. —me burlé y lo ayudé a levantarse.