La noche del Jade

El inicio - Primera parte

Maldito bastardo

Y maldito el día en el que me encontré con ella

Quizás pude haber evitado todo esto, quizás si tan solo me hubiera quedado ese día en mi oficina no me hubiera encontrado con aquella señorita, quizá de esa forma jamás la hubiera conocido.

O quizás el destino nos hubiera juntado de todas formas y yo terminaría de la misma manera.

De todas maneras, solo son suposiciones de lo que podría haber pasado. Después de todo, lo hecho, hecho ya está, y el amor desbordante que sentía por ella, mi dulce Yvonne, me llevó a mi ruina.

Creo fue amor a primera vista, sus hermosos ojos de un gris tan cautivante y su sonrisa tan rebelde que prometía aventurarse en lo desconocido, o quizás fue su cálida personalidad que me cautivó con el tiempo que pasaba con ella, sin importar como haya sido, cuando me di cuenta de todo lo que la amaba, ella ya me tenía enredada alrededor de su meñique, sintiendo y respirando solo porque ella así lo quería, y fue por eso mismo que, sin siquiera pensarlo, salté enfrente suyo cuando ví la espada que se dirigía hacia ella.

Debí suponer que todo esto era solo un truco de el para quitarme de en medio, ya que el sería el primero en saltar enfrente de ella para protegerla. Después de todo ¿quien iba a pensar que el príncipe iba a contratar asesinos para ponerme una trampa?

Ahora, en el piso, veía impotente como aquel bastardo que me quitó mi lugar en su corazón la consolaba frente a mi cuerpo, mientras sangre salía a montones de mi pecho que todavía tenía la espada, prueba de mi amor por ella, clavada.

Es un alivio, los guardias ya atraparon al asesino, no será capaz de hacer más daño. Una tos incontrolable me llega, me costaba respirar, mi pecho dolía, un dolor más intenso de lo que había sentido jamás, y de pronto lo sentí, ya no me quedaba tiempo.

Mientras daba mi último aliento ví a aquel bastardo esbozando una sonrisa de satisfacción, ahí donde mi amada no alcanzaba a ver con su cara enterrada en su pecho. Yo sabía lo que había pasado, yo era el último obstáculo en su corazón, los otros que la miraban habían tenido el mismo destino que yo.

Apesar de saberlo me quedé a su lado, porque cada día sin ella era peor que cualquier castigo, y aunque sabía lo que me iba a pasar fui incapaz de alejarme. Trate de, en su lugar, advertirle que tipo de persona era él debajo de esa encantadora sonrisa, de mantenerles separados...

Y ahora, el tenía el camino libre para tenerla toda suya, yo ya no era una molestia.

De todas formas, ya no hay nada que hacer, elegí mi destino y no hay vuelta atrás, desearía al menos, sabiendo que iba a morir así, prestarle más atención a mi pequeño hermano, que me alegraba los días cuando ella estaba lejos, haberle demostrado más amor y cariño a mis padres, que siempre velaron por mi bienestar a pesar de siempre estar trabajando, y a mi querida nana que me crió como a su propia hija. Pero el tiempo no se puede retroceder y lo que quise que hubiese pasado solo se quedará en un "quizás si".

Cerré mis ojos sintiendo ya mi muerte, si existe otra vida después de esta, espero con todo mi corazón no volver a tener la desdicha de cruzarme en tu camino nuevamente, así quizás no sufra de la misma forma y pueda ser feliz con alguien más teniendote fuera de mi mente.




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