Al llegar a casa creí que nada podía ser más raro. Eran las 23:00 y mi madre estaba despierta esperándome.
—Hola hija ¿Cómo estás?—Desde que la ví supe que algo había pasado. Ese tono que usó, me lo corroboró.
—Bien má, salí con unas amigas.—Le dije ya un poco preocupada.
Mi madre tenía una mirada que le delató el llanto reciente. Estaba en su pijama y con pantuflas. Algo muy inusual en ella pues dormía casi siempre sin ropa y desde temprano.
—¿Qué pasó mamá?—Pregunté ya muy preocupada.
—Es tu padre.—Me dijo rompiendo en llanto nuevamente.—Se comunicó conmigo.
—Bueno pues ya era hora que ese señor diera la cara.—A mi no me pareció tan grave el hecho de recibir una llamada de mi padre. Llevaba tiempo sin saber nada de él y no me importaba ya, pero a mi madre por alguna razón le había afectado.—No se por qué aún te pones mal por él.
—No seas dura hija.—Ella siempre lo defendía.—Sabes que el trabajo de tu padre siempre ha sido demandante.
Mi padre, Martin Lírica. Un hombre que según tenía un trabajo súper secreto y tenía que andar fuera de la ciudad siempre. Mi madre parecía una tonta al creele eso y no darse cuenta que seguro tenía otra familia en algún otro lado y eso le impedía vernos.
Yo le había perdido el cariño hacia mucho tiempo atrás, desde que tuve que arreglármelas a solas con mi vida y desde que ví a mi madre llorar noches enteras gracias a él y sus cuentos. Seguramente le habia dicho algo así a mi madre. No me interesaba mucho pero tuve que preguntarle por humanidad.
—¿Qué te dijo el buen hombre?—Pregunté con sarcasmo.—¿Mucho trabajo lo tiene ocupado?
–No hija, me habló para despedirse. –Su tono de tristeza era demasiado notorio. –Dice que lo están buscando para matarlo.
Me quedé fría con lo que escuché. Por supuesto que no le creí, sólo se me hizo muy exagerada la forma en que mi padre podría llegar a mentir en esas situaciones para zafarse de sus obligaciones. Aunque hacía mucho que no se hacía cargo de nosotros, yo consideraba que tenía un cargo moral con mi madre.
"Seguramente desea borrar todo rastro conmigo y mi madre" Pensé al escuchar esa versión.
Había sido capaz de inventar su propia muerte para lograrlo.
–¿Estás segura de eso? –No supe qué más decirle en mi incredulidad. –¿Quién lo puede estar buscando?, ¿qué hizo?
–Son cosas de su trabajo. Parece que se metió en problemas.
–Para variar. —Dije pensando lo peor de mi padre. –Mamá date cuenta que eso es mentira, él es un gran mentiroso. Nunca se ha hecho cargo de nosotras y sólo busca un modo de desaparecer.
–El hecho que tu padre no estuviera aquí con nosotras. No te da derecho a pensar así. –Ahora su enojo era hacia mí. –Él siempre nos mandó dinero, estuvo al pendiente de ti.
–No se por qué te engañas tu sola. Es evidente que no es verdad y nunca estuvo al pendiente. –Comencé a caminar para irme a mi habitación. –Pero si eso quieres creer, adelante. No me voy a desgastar en discutir.
Comencé a caminar hacia mi cuarto. En verdad había sido un día muy difícil y ya quería descansar pero mi madre no me lo permitió. Se puso en mi camino para seguir hablando.
–Él me dijo que quiere hablar contigo. –Esta vez utilizó un tono dulce. –Por favor hablar con él, despidete.
–Si él quiere hablar conmigo sabe dónde vivimos ¿no? –Yo sí estaba muy molesta aún. –Pero si no ha venido en todo este tiempo, no creo que venga ahora.
–Hija eres muy dura. ¿Por qué no entiendes que es buen hombre?
Mi padre se había ido desde que yo era una niña. Mi madre resistió eso pero yo no lo iba hacer. Para mi la ilusión de tenerlo a mi lado ya había desaparecido.
Mi madre me pedía demasiado en ese aspecto. Además que no estábamos hablando de una situación cualquiera si no que mi papá quería comunicarse conmigo para despedirse porque supuestamente alguien lo mataría muy pronto.
Era algo muy difícil de asimilar así que no podía exigirme que lo hiciera.
Mi mamá me notificó que él estaría al pendiente en el teléfono sin importar la hora en que yo le llamara. Eso le daba un punto pues siempre tenía que ser en un horario especifico y si me perdía la oportunidad tenia que olvidarme de hacerlo de nuevo hasta la siguiente.
Me quedé pensando un momento en mi forma de actuar. No podía creerle su historia pero tenía el sentimiento inexplicable de escuchar su voz y hablar con él. Aunque mi orgullo estaba muy bien posicionado en no hacerlo.
Al final accedí para escuchar por mi misma su versión y poder encontrar el error para desenmascarlo de una vez por todas.
Tomé el teléfono de la casa, ese que mi madre tenía listo arrimandomelo con ambas manos. El número de teléfono estaba en un papel que ella misma me dió. Con incertidumbre lo marqué, me sentía un poco nerviosa aunque raramente también emocionada. "Hablaré con papá" decía mi niña interior.
Mi corazón comenzó a latir cada vez más fuerte con cada sonido de la línea, hasta que se detuvo.
—Bueno, ¿Miriam?—Me respondió muy agotado pero con cordura.
—Si, soy yo.—Hablé lo más fría que pude.
—¡Hija, que bueno oírte!—Ahora su tono de voz se había llenado de sentimiento profundo. Casi me conmueve.—¿Sabes que te amo verdad?, Eres lo más importante en mi vida.
—¿Qué quieres papá?—Me porté muy cortante al respecto. No iba a olvidar con unas cuentas palabras su abandono de años.—Mi mamá me dijo que tenías algo urgente que decir.
Él pausó un momento la conversación, se quedó en silencio como si no hubiera nada más que decir. Con eso me hizo sentir un poco culpable, quizá por educación debía ser un poco más atenta pero no lo pensé así.
Me sentía tan herida, escucharlo me hizo traer de vuelta tantos recuerdos, muchos que aún me dolían y que me costaría superar.