La Novia Del Presidente

Capitulo 10

"Roberto, ¿Qué haces aquí?

Le pregunté tres veces pero no me respondió. Él solo entró para besarme contra mi voluntad. No me pude resistir, caí ante sus besos como cuando fuimos novios.

"Espera, yo no puedo hacer esto. Tengo novio y no le puedo fallar"

Le dije mientras recordaba lo mío con Esteban. Lo lancé fuerte contra la puerta pues él seguía de impertinente tratando de agarrarme. "Por favor suéltame, él no tarda en llegar"

En ese escenario yo estaba esperando en mi casa muy tranquila al que era mi novio. Nunca conté con que un ex amor llegaría a la casa y me besaría. No tenía el control de mis cinco sentidos, era un sueño que me tenía sumido en él.

Como si yo misma hubiera invocado su aparición, llegó Esteban rodeado por su escolta pero solo él pasó. Entró para hacerme un escena de celos mirando como otro hombre estaba en mi casa y me besaba.

Yo no pude decir nada, al poco rato Roberto estaba muy cómodo en mi casa, si, él estaba mirando la tele como si viviera ahí.

El aclamado presidente se inclinó para decirme algo al oído, algo que no recuerdo bien. Yo no supe responder nada y ante esta negativa llamó a sus hombres para que registraran mi casa buscando algo.

Me inquietó un poco, creí que irían tras Roberto pero él siguió ahí viendo la tele tan tranquilo. ¡Qué raros son los sueños!

Los guardias del presidente no encontraron nada y se fueron. Yo traté de detener a Esteban pero él decidió ignorarme y se fue de ahí.

Prácticamente le había valido que otro hombre estuviera ahí, solo le importó lo que había ido a buscar. No me escuchó.

Después de eso, corrí hacia el televisor para correr a Roberto quien no tenía nada que hacer ahí. Era como si no me escuchara, simplemente me ignoró.

De pronto un ruido se apareció. Era como un chillido de algún ruedor y lo fuí siguiendo. Conforme avanzaba el ruido se iba transformando en algo más claro, era la voz de una persona que decía mi nombre.

Su tono era cansado y tenía un ritmo lento. Seguí caminando por el interminable pasillo que me llevaba a mi cuarto. Por fin llegué después de caminar bastante y al hacerlo abrí la puerta. El ruido me llevó del otro lado de esta y ahí estaba, era mi padre tirado y gritando mi nombre. No se parecía en nada al que recordaba, lucia cansado y delgado. Parecía más un personaje de terror y al verlo me hice para atrás. No pude entender nada de lo que decía, solo mi nombre.

Desperté en ese momento, estaba muy acelerada y con un ligero dolor de cabeza.

Al recobrar bien la conciencia, culpé a mis padres pues por la llamada me había quedado pensando en eso.

También presté atención a la aparición de Roberto en mi sueño. Él había sido un novio mío el cual desarrolló un tipo de obsesión a desaparecer. Iba y venía sin decirme nada. Hasta que harté y le pedí que no volviera.

Él se enojó mucho diciendo que lo hacía por mí... como si no hubiera escuchado esa tontería antes.

Prometió que regresaría y que no iba a dejarme ser feliz con alguien. En mis sueños ya se estaban viendo reflejados mis grandes traumas mentales.

La parte de Esteban me decepcionó un poco, quizá hubiera esperado una cita, una noche erótica, algo que comprobara nuestra situación actual, pero no fue así… me ignoró en mis propios sueños.

No soy muy fan de creer en la sugestión y cosas así pero una amiga me dijo que los sueños son mensajes de lo que estamos viviendo. De ser así que pena que Esteban me ignorara.

Yo creo que me quedé pensando en todo eso y me preocupa que algo de mi pasado se involucre ahora en mi presente, donde pretendo tener una relación seria con un hombre importante.

Me quedé varios minutos acostada pensando en esas cosas. Después reaccioné y supe que tenía que regresar a mi vida normal, desayunar, ir al trabajo, etc.

Me levanté un poco más decidida aunque no muy motivada. No quería salir y ver a mi madre para confrontar lo que había pasado. Pero no tuve más remedio que salir.

Caminé por el pasillo que era muy corto, desde que salí de mi habitación pude ver que mi madre ya estaba en la cocina haciendo sus labores.

Parecía muy tranquila y eso no lo esperaba. Llegué al comedor y me senté ahí para estudiar un poco su actitud.

Cocinaba como si nada y al girar, después de unos momentos me vió.

—Buenos días hija ¿Cómo estás?

Me lo preguntó muy normal, como si nada hubiera pasado. Me sorprendió pues yo esperaba gritos e intentos de reflexión, pero no fue así.

—Buenos días, estoy muy bien y ¿Tú?

—Yo también estoy bien. En un momento estará el desayuno.

Sentí mucha ternura por su forma de hablarme. Ella siempre había sido muy buena persona, me consentia mucho y gracias a ella pude sentirme querida y protegida.

Por eso me afectaba mucho cuando peleabamos, no me gustaba estar mal con ella y creo que le pasaba igual por eso tenía esa actitud.



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En el texto hay: acción drama romance

Editado: 22.03.2025

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