Mi vida había seguido pero mi mente se alteró un poco al tener que regresar al pasado, en específico con esa chica que me había traído loco.
Fue increíble lo que pasó a continuación en mi vida. Con las investigaciones se logró saber que efectivamente ella era la hija de nuestro traidor.
Acordamos que mi misión sería enamorarla a escondidas para sacarle información y para estar al pendiente por si su padre la contactaba.
Nada podía salir mal, yo tenía todo el poder disponible a mi disposición así que ¿Por qué no iba a enamorarse de mi?
Con esa mentalidad hicimos el primer pasó del plan que fue contactarla.
Investigamos todos sus movimientos para poder encontrar el mejor punto para poder verla.
Tendría que ser contra su voluntad en primera instancia. Esto porque sería muy raro que yo le escribiera o me apareciera en su casa. No podíamos darle opción a contarlo, en cambio, si nos reuníamos en un punto y ella se iba negandose a mi, nadie le creería la historia.
Mis hombres se encargaron de buscar el punto y tiempo adecuado para raptarla. Es una palabra muy fea pero es lo que haríamos pues estoy seguro que ella no iría por voluntad.
Después de eso, la llevarían a una de mis propiedades de las cuales muy pocas personas saben que poseo. Todo sería con máxima discreción.
Llegó el día que estuvo planeado por nosotros. Elegí de mi agenda solo las reuniones y actividades importantes. Todo lo demás podía esperar para prepárame muy bien.
Todo ocurría por la tarde, tiempo en que ella regresaba del trabajo temprano en ese día. Se coordinó perfectamente y teníamos varios planes de apoyo por si algo salía mal.
Mientras tanto, yo fuí a dar la cara con el resto del gobierno. Teníamos que actuar muy normal y nadie más podía saber lo de los papeles. Esa era mi misión, una muy sencilla si me lo permiten. Tratar de conquistar a Miriam, eso sí era difícil.
Todo el tiempo estuve muy pendiente de las comunicaciones. Teníamos un canal privado para esta operación. Los muchachos se preparon igualmente desde temprano para hacerlo.
Avanzó el día muy lento para mí pero al fin llegó la hora.
"Muy bien, estamos en posición. Estamos en espera del pichón"
Se podía escuchar por el radio aquello. Yo estaba nervioso por la extracción sin considerar que mi misión sería más difícil aún. Pararme enfrente de ella y lograr una próxima reunión entre nosotros.
"Estamos viendo al objetivo. Dentro de dos minutos llegará al punto y la podremos raptar"
Me imaginé que ver una limusina en aquella zona sería raro para todos. Y a pesar que podíamos llamar la atención de más, se acordó que usar ese vehículo sería lo mejor para mostrar credibilidad de sus palabras.
Mostrar los lujos que un presidente puede tener, era una herramienta muy buena para conquistarla.
"Avanzamos hacia el objetivo, procedemos a la captura"
Seguía escuchando las comunicaciones desde la comodidad de mi hogar.
Me agaché en posición de tensión. Si todo salía bien se escucharía su voz de nuevo en cuestión de segundos en la comunicación, así que eran momentos cruciales.
"La tenemos, vamos al punto de reunión. Cambio y fuera"
Grité y celebré con gusto como si todo ello fuera la victoria y solución a nuestros problemas. Aún era el inicio pero empezar con el pie derecho me daba mucho gusto.
Me imaginé lo que la pobre estaría sintiendo en esos momentos. Aunque ellos le dirían todo y la tratarían con respeto, no estaba exento de mi humanidad.
Ahora solo faltaba que llegara, yo estaba relativamente preparado, lo digo en tema físico pues traía mi traje que era común en mí. No pensaba en cambiarme de ropa pues creí que esa era la ideal para impresionar.
La comunicación se interrumpió. Había sido una orden que no dijeran nada hasta llegar pues eso podría revelar que no estábamos preparados. Además un poco de misterio nunca viene mal.
Pasaron cerca de 25 minutos hasta que llegaron a mi casa. Había elegido esa propiedad porque era la más lejana y cómoda. Al menos para mí porque todos los demás se la pasaban quejándose de ella.
El frío, lejana, casi no había señal. En fin, para mí era un paraíso.
Eso me hizo recordar lo que había liado para conseguir todas esas propiedades que tenía. Yo había crecido en casa de mis padres en el centro de la ciudad. Un lugar muy acogedor, además de ser un muy céntrica y grande. Su patio era ideal para correr y ahí desde niño lo hice. No tuve hermanos asi que toda la atención siempre fue para mí. Mis padres eran de clase media pero gracias a ser hijo único pudieron pagarme la carrera. Nunca me imaginé que tendría habilidades para la política. Fue precisamente en la preparatoria que pude darme cuenta de eso.
Casí al finalizar, gracias a las materias que seleccioné en esa etapa, pude darme cuenta que la diplomacia, la habilidad para escalar, así como entender el sistema de un país, podría ayudarme en una profesión tan hermosa.
No perdí tiempo y aprendí todo lo que pude sobre eso. Hice mi carrera y mientras trabajaba logré hacer una maestría para seguirme preparando en este camino.
La suerte me sonrió, solo eso puedo decir. A pesar que me preparé mucho, no todas las personas llegan a ser presidente y menos tan jóvenes. Me gané favores políticos y usé todas mis habilidades para lograrlo.
Se presentó la oportunidad de oro, esa que solo pasa una vez. Me hice cargo de gobernar un estado y al hacer un gran trabajo según la política y los ciudadanos, pude dar ese paso. El candidato de nuestro partido que estaba destinado a competir por las elecciones presidenciales se ausentó debido a una enfermedad. El destino deseaba que yo tomara ese puesto y así lo hice.
Con toda esa mentalidad de grandeza, en mi propia casa y con un gran espíritu decidí esperar a la chica que deseaba conquistar. Me preparé muy bien mentalmente. Estar ahí me hacía entender lo habilidoso que era, sin duda esa casa era una muestra de victoria para mí.