Me sentí como en la prepa aunque obviamente estaba mucho más preparado, maduro e interesante que en esa época. Ayudó el ver a mi gente ahí quienes sin duda saldrían a mi auxilio si algo pasara. Aunque preferí que nada de eso llegara a suceder.
Terminé las llamadas mientras ella se ponía cómoda ya en la casa. Estaba en una sala muy grande así que seguro se distraería viendo las cosas.
Me arreglé el traje, respiré profundo y decidí salir para reunirme con ella. Mi secretario no me dejó opción pues de ahí tenía una cita muy importante así que no tenía mucho para dudar.
Salí lo más sonriente que pude, obviamente con mi personalidad de jerarca. Tenía que hacerle pensar que ella era la afortunada.
Cuando abrí las puertas ella ya me esperaba ansiosa y de inmediato giró su cabeza para verme. ¿Qué opinara de mi esta vez?, ¿seré atractivo para ella?, ¿me veré bien así? Todas esas preguntas cruzaron de inmediato en mi mente mientras caminaba hacia ella.
—Hola hermosa Miriam, ¿Cómo estás?—Mi intensión era que mi hombres creyeran que yo había sido quien le rompió el corazón y que ahora me aprovecharía de ella pues siempre estuvo enamorada de mi. Ese papel no me costó trabajo hacerlo, además creí que ella notaría ese cambio y me favorecería.
—Hola Esteban. Perdón, señor presidente.—Dijo con un tono de sorpresa. Aún dudaba que fuera yo en realidad.
—Esteban está bien. Suena muy lindo en tus labios.
La saludé de mano, sabía que eso impactaria más a cuando se acerca uno demasiado. Aunque no me hubiera molestado besar su mejilla.
Me senté justo enfrente de ella. Tomé mi actitud planeada y comenzamos a hablar.
—Cuentame, ¿Cómo te ha ido?—Le pregunté mientras bebía mi whisky.
—Muy bien, he estado trabajando, en casa, etc.
No fue detallada en sus actividades. Quizá no era muy abierta o solo estaba en posición de perplejidad por tener al presidente enfrente de ella. Cualquiera de las dos opciones no me estaba ayudando mucho para buscar información.
—En cambio contigo.—Continúo mientras mostraba esa hermosa sonrisa.—Veo que la vida te ha sonreído lo bastante bien. ¿Quién iba a pensar que serías el presidente de este país? ¡Muchas felicidades!
—Digamos que tuve suerte.—Quise sonar lo menos presumido posible.—Es un regalo que la vida me dió y tengo que aprovechar. Un puesto que siempre aspiré a tener.
—Me alegro mucho por ti. Recuerdo que eres muy estudioso.—Ella quería seguir con los halagos. Mi plan estaba funcionando.
—Pues yo diría que me apliqué.—Respondí haciéndome el interesante.—El estudio no fue lo mío pero si mis ganas de superación.
Mientras se lo decía, una parte de mi sintió gusto. Era la primera persona que veía desde aquella etapa de mi juventud y quién me conoció como una persona "normal". Superarme después de ese tipo de vida, era algo muy grande desde cualquier punto de vista.
El resto de la conversación fluyó bien, reímos y estuvo interesante. Pero en un momento fue inevitable sacar el tema más importante aunque el más incómodo, por lo menos para mí; nuestra relación del pasado.
Decirle relación es una forma de englobar lo que paso entre nosotros. Únicamente le pude robar un beso después de tantas veces que intenté conquistarla. Ella reaccionó más ligera de lo que pensé, yo creía que ella me daría una cachetada pero solo sonrió y se fué de ahí.
Después de eso me conformé y no me quise arriesgar más. Dejé de seguirla. En esa etapa estábamos a punto de salir de la prepa así que no consideré más importante seguir rogándole a superarla.
Me dió un poco de nostalgia recordar ese momento, aquella que para mí fue la despedida con la chica que más me había gustado en la vida.
—¿Recuerdas el cómo nos conocimos?—Pregunté directamente para llegar a sus recuerdos.
—Por supuesto que si.—Respondió rápidamente.—Fue en el patio de la escuela.
Me sentí bien pues por lo menos sabía ese dato. Eso me rectificó que me tenía bien ubicado y me dió gusto.
Ella fue muy discreta en no mencionar que yo estaba tras de ella. Solo cuando bromeamos pero se entendió ese contexto.
No quiso hacer quedar mal al presidente y se lo agradecí en mi mente pues era algo bueno en mi prestigio.
La conversación se fue acabando. Ese tema sin duda nos incomodó a los dos. Además mi tiempo se estaba terminando y así me lo informó mi secretario.
Tenía que irme de ahí, llegó el momento de despedirnos pero tenía que hacer algo más para volver a verla.
—Me tengo que ir pero me gustaría verte nuevamente.—Le dije mientras me levanté.—Ha pasado mucho tiempo, lo sé. Pero esa conexión no se ha perdido.
—Claro que si, me gustaría.—Lo dijo un poco sonrojada.
—Disculpa que haya sido así pero entenderás que debemos tener la máxima discreción como ya te habrán dicho.—Me acerqué para tomar su mano.—Pero si quieres que nos volvamos a ver, te prometo que será por tu voluntad y no de otra manera.
Ella se mostró muy comprensiva, supuse que gracias a que me vió y corroboró mis palabras pudo tomar confianza.
Al final me fuí de ahí dándole la espalda pero considerando la misión un éxito.