El tiempo siguió avanzando quedándome claro que sí ella deseaba verme lo haría sin dudar. Mis elementos se quedaron para darle los detalles, aparentemente ella había deseado tener una segunda cita conmigo y así tendría que pasar.
Me informaron que no había noticias sobre su padre, ni un solo movimiento así que seguía siendo prioridad mi plan de conquistarla.
El gobierno podía intervenir sus líneas pero este hombre era muy astuto así que no había forma de capturarlo en ese momento.
Si yo me ganaba la confianza de ella, en algún momento compartiría su información acerca de un encuentro con su padre.
Tal vez era un plan B, y el gobierno podría capturar a ese hombre, pero yo no quería dejar ir a esa mujer ahora que la reencontraba.
Me aferré lo más que pude a ese plan, esperando que nuestra siguiente cita ocurriera nuevamente. Todos mis allegados sabían que yo la estaba utilizando. Una simple mujer que tenía la suerte de que el presidente se fijara en ella. Sonaba bastante bien para que se lo creyeran. Quizá así debía seguir el plan pero yo me estaba involucrando sentimentalmente con ella. Reflexioné esa situación y entendí que estaba haciendo mal, solo debía concentrarme en acercarme a ella y olvidar que alguna vez estuve enamorado de dicha mujer. Así sería más fácil usarla y desecharla al finalizar la misión.
Ayudó que Lucia, un ex amor más reciente, me volviera a buscar. Esta mujer era verdaderamente hermosa. Española de nacimiento pero criada en los Estados Unidos. Muy inteligente y por supuesto muy talentosa.
—¿Cómo le ha ido mi señor presidente?—Me dijo cuando nos encontramos en el salón presidencial.—Es un gusto volver a verlo.
Era parte del equipo de la embajada en el país. Estaba radicando de nueva cuenta en el territorio nacional, así que no sería raro encontrarmela.
—Estoy muy bien gracias y ¿Usted?
Mantuve mi distancia por precaución, estar tan cerca de ella me haría enloquecer de una forma en la que quedaría atrapado en sus encantos nuevamente.
Era una mujer muy hermosa, rubia con ojos azules, alta y delgada, con un caminar muy ágil en su estilo. Pero lo que más atrapaba eran sus dos labios fogosos que te hipnotizaban al momento de hablar.
—Estoy muy bien. —Me dijo de manera seductora.—No le quiero quitar su tiempo así que solo le saludo para decirle que estaré por aquí a su servicio.
—Tú no me quitas el tiempo para nada.—Me porté como un caballero aunque era verdad lo que le decía.—Y estoy hablando por todos los habitantes de este país al decir que es un placer y honor tenerte por aquí. Cualquier cosa que necesites estoy para servirte.
—Siempre tan halagador. Espero que sea verdad pues necesitaré una noche apasionada pronto.—Se acercó a mi odio para decirme esas palabras. Mi cuerpo tembló en ese momento.—Será un placer volver a verlo.
Ella dió la vuelta para irse de ahí pero mis instintos no me permitieron dejarla y continúe la convención.
—Pues podemos ir a cenar un día de estos.—Alcé un poco la voz para que me escuchara bien.
Ella se giró y desde ahí me dijo que estaría encantada. Propuso una fecha y yo como tonto accedí moviendo la cabeza.
—Me temo que no señor, el viernes tiene una cena con el objetivo C.—Interrumpió mi secretario al escuchar eso. Él siempre estaba detrás de mi evitando justo que cometiera esos errores.
Lucía le escuchó y sonrió para decir.—Puede revisar con calma su agenda señor, yo estaré por aquí.
Me guiñó el ojo y se fue a continuar con su rutina.
Mi secretario me había recordado la importante misión. Yo me había distraído pensando que era más importante mi corazón. Gracias a Lucia entendí que merecía a una mujer que me hiciera caso y no a alguien a quien tuve que rogar por algo de amor como era el caso de Miriam.
Cambié mi mentalidad para volverme frío hacia ella y solo utilizarla… si, eso sería lo mejor.
Continué mi trayecto siempre acompañado de mi secretario y también de mis guaruras. Siempre me seguían de dos a cuatro de ellos según el lugar. El resto se colocaba en puntos estratégicos para evitar cualquier problema.
Si algo extrañaba de mi vida anterior sin duda era andar por las calles sin miedo a que alguien me hiciera algo. Poder tener privacidad y no andar con vigilancia siempre. Era parte de ser un hombre importante pero siempre hace falta la tranquilidad del hogar y las caminatas libres.
Me dirigí a la oficina central, ahí donde me esperaban para una reunión muy importante... a todas les dicen de ese modo así que esperaba que esa al menos lo fuera.
La reunión no me decepcionó. En ella se abarcó un tema muy importante el cual consistía en una asociación con un país vecino. Lo cuento muy simple pero era algo muy grande hablando del sistema político.
El problema era que dicha persona deseaba la colaboración del traidor... así como suena. Su condición para este proyecto era colaborar con el señor padre de Miriam quien estaba desaparecido por haber descubierto cosas personales del gobierno y quien amenazaba con usarlas en nuestra contra.
Solo mi círculo privado sabía de su traición, el resto de personas pensaban que seguía trabajando normal. Incluso nos pidieron contactarlo para darle la noticia ellos mismos.
Mi secretario y yo nos miramos y acordamos fingir la llamada. Obviamente él no respondería así que ese sería nuestro pretexto.
El representante del gobierno extranjero se había hecho amigo de él pues trabajaron en un proyecto juntos. Dicho proyecto consistía en un plan ambiental. Ahí se dió cuenta que era muy inteligente y que tenía unos valores impecables. De ahí su ambición por hacerlo parte de este nuevo proyecto energético.
Nosotros prometimos insistir y hacer que devolviera la llamada. Hice todo lo posible porque ese acuerdo se firmara aunque estaba claro que el requisito principal no podía darlo.
Ahora más que nunca me urgía encontrar a ese traidor y darle solución a todos los problemas de una vez por todas.