Para aquello pensé en contratar a unos delincuentes para que nos ayudaran. Este grupo de hombres tenía un pacto con nosotros desde tiempo atrás. Nosotros los dejamos libres y controlados, mientras ellos nos rendían un poco de tributo. No era nada nuevo a lo que otros gobiernos habían hecho y no había por qué cambiar ese sistema.
Ellos aceptaron y nos sirvió de mucho tener esas manos extras. Estaban más cercanos y con su ayuda pudimos acorralar a nuestro traídor.
Esta técnica incluso me serviría para culparlos a ellos al momento de dar la noticia a nivel nacional. Mi intención era capturarlo con vida pero fingir que había muerto. Su castigo sería permanecer encerrado toda su vida, muerto para la sociedad.
Además lo necesitaba vivo pues teníamos que hacerlo hablar, todos los datos que pudiéramos sacarle incluida la localización de los papeles, era información de la que no podíamos prescindir.
El sujeto fue visto una segunda vez yendo hacia lo profundo de la maleza al abandonar su auto en la carretera. Los hombres lo estaban siguiendo.
Para mí era muy difícil encontrarlo ahí, pero ellos eran unos expertos o al menos eso quería creer.
Se cortaron las comunicaciones por un momento. Tiempo en que estábamos llegando a la casa presidencial.
Todos bajamos rápidamente, teníamos que llegar al segundo piso donde sería la reunión.
Varios de los convocados ya habían llegado a la reunión y me esperaban siguiendo la transmisión.
Algunos hombres me interrumpieron al verme ahí.
—Señor presidente ¿Está todo bien?—Me preguntaron al verme, supusieron que algo grave había pasado al verme ahí y a esa hora.
En ese momento no me importaba lo que pensaran. Necesitaba arreglar la situación y al siguiente día daría las explicaciones convenientes.
—Por favor tengo que avanzar.—Dije con tono serio para que no me Interrumpieran.
Todos ellos me dejaron pasar pero lo hacían tratando de ser serviciales conmigo. No los culpo, todos querían quedar bien con el presidente.
—Por favor, si en algo podemos ayudarle con gusto lo haremos.
Lo único en lo que deseaba que me ayudaran era en dejarme pasar. En ese momento consideré que me estaban quitando el tiempo nada más.
Después de un momento envuelto en desesperación, pude pasar y llegué a la reunión.
Al entrar ví a varios de mis hombres de confianza pero todos ellos tenían cara de preocupación.
—¿Qué ha sucedido?—De inmediato pregunté.
—Señor, siéntese por favor.—Me dijeron con un tono que solo me angustió más.
–¿Qué sucedió?—Pregunté por segunda vez, muy molesto y sin ganas de sentarme.
—Nuestros hombres se han equivocado.—Se armó de valor uno de ellos para hablarme.—El fugitivo está muerto.
Ellos tenían razón, lo mejor era sentarme y lo hice. Tenía tantas ganas de explotar contra todos pero entendí que esa no era la solución adecuada para eso. Traté de llenarme con esperanza al creer que ellos estaban equivocados y que en cualquier momento alguien me diría que estaba capturado y vivo.
Pasaron los segundos y esa ilusión se desvanecía rápidamente. En las comunicaciones solo podia escucharse que efectivamente el cuerpo estaba ahí sin vida. Ellos pedían indicaciones para saber que hacer.
En ese tipo de circunstancias como en casi todas, la rapidez era lo más fiable y así lo hicieron.
El secretario ordenó que recogieran el cuerpo y eliminaran toda la evidencia posible acerca de ese evento. Me desanimé mucho por todo eso.
—¿Qué salió mal?—Pregunté ya resignado.
—Nuestros hombres lo encontraron pero él ofreció resistencia. Los llevó a una trampa en el bosque donde pretendía detonar unos explosivos, pero gracias al destino, su acción falló y nuestros hombres pudieron avanzar. El sacó un arma y los nuestros se defendieron.
—Son unos idiotas, tanto tiempo de preparación para que fallen en misiones donde se les necesita.
Me molesté mucho, sin ese hombre vivo no había forma de saber dónde habían quedado esos documentos. Al menos eso yo pensaba pero mi personal se encargó de corroborarlo.
—Hay más señor. Nuestros hombres llegaron a esa casa donde se había escondido.—Continuaron con el reporte.—Por más que buscaron no encontraron nada. Lo único que pudieron detectar fue que hizo una llamada a su esposa e hija. Aparentemente ella tenía mala relación con él y no quiso hablar mucho. El traídor le habló de los papeles y le dió la dirección pero en clave. Parece ser que podíamos tardar mucho tiempo en descifrar ese mensaje y la única que lo entendió fue su hija. La mujer con la que está saliendo usted.
Sus palabras fueron claras, o arrestabamos Míriam obligandola a revelar esa ubicación y mensaje o continuaba con el plan para sacarle la información mientras la enamoraba.
Pensé que no tendría que volver a verla pero el destino me había hecho esa jugada en la que tendría que recurrir al plan primario. Con su padre muerto, el mayor enemigo desapareció. Solo era cuestión de encontrar esos papeles.