Yo le sonreí por cortesía, no tenía ganas de decir o hacer algo que pudiera meterme en problemas.
Entré a la lujosa casa. A pesar de la riqueza, era muy distinta a las que había visitado con Esteban. Aquí no ponían por delante la decoración, en primer lugar querían exponer los lujos a todo lo que daba. Había estatuas de oro, joyas por todos lados, las escaleras y pisos eran de materiales lujosos. Había mucha seguridad por todos lados. Los muebles estaban en exceso, había incluso un billar en el centro de la sala. Todo eso me impactó y de inmediato supuse que eran del bando delictivo.
El hombre se sentó en un sofá blanco que parecía muy cómodo. Se recargó con mucha confianza, era un hombre muy imponente y no se preocupaba por demostrar su jerarquía.
—¡Traigan a nuestra invitada algo de beber!—Gritó desde su posición con un tono muy egocéntrico.—¡Y de una vez algo para mí también!
Yo me quedé parada, estaba intimidada y no sabía que hacer, así que esperé ahí hasta que el hombre de cabello rizado me llamó a su lado.
—Ven aquí mija, tenemos mucho que platicar.
Yo me acerqué lentamente y me fuí al sillón que estaba justo enfrente de él. Era mi manera de sentirme segura.
—Fijate que necesito saber, ¿Por qué has andado muy cerca del querido presidente?—Seguia manteniendo su cómoda posición en el sofá.—Ese hombre y yo tenemos algunos negocios y siento que me anda jugando chueco.
—Yo no tengo ningúna relación con él, señor.—Dije con tono dulce para convencerlo.—Creo que se equivocó de persona.
En ese momento llegaron las bebidas. Le entregaron a él primero lo que parecía un whisky en su vaso de vidrio únicamente con hielo. A mí me llevaron uno igual y lo pusieron de mi lado.
—¿Acaso te estamos tratando mal?—Preguntó mi captor con un tono sarcástico y de mal gusto.
—No señor.—Respondí con mucho temor y mintiendo. No iba a echarle en cara que me habían secuestrado para ir hasta ahí.—Pero no se qué quiere que le diga.
—Me gustaría que me dijeras la verdad.—Volvió a usar un tono burlón y sarcástico.—Puedes preguntarle a alguno de mis hombres si aquí toleramos las mentiras. Todos te dirán que no. De hecho al último que lo hizo lo dejamos muy mal. Esa persona no te lo puede corroborar porque ya no está con nosotros.
Su amenaza fue muy severa. Me convenció de una manera sencilla que no estaba jugando y que si le seguía mintiendo las cosas se podrían poner feas para mí.
Con eso en mente decidí que no quería correr peligro y me propuse a hablar.
Contaba con que mi príncipe azul llegara para salvarme de todo eso. En algún momento él y sus hombres se darían cuenta de que yo no llegué y con todos sus recursos me buscarían hasta encontrarme. Al menos tenía que hacer tiempo hasta que eso ocurriera, de nada me serviría que me encontraran sin vida.
—Yo lo conozco de la prepa.—Comencé a hablarle rápidamente para no hacerlo enojar.
En ese momento lo miré fijamente y confirmé algo que había estado pensando desde que entré a la casa. Ese hombre que me raptó se me hacía muy conocido, de algún lado recordaba su rostro.
—Lo dejé de ver todos estos años y hace unos días él me ha buscado de nuevo.—Hablé lo más rápido y claro que podía. En verdad quería irme de ahí.—Lo hizo argumentando que no se olvidó de mi y que deseaba estar conmigo. Tener una relación como nunca pudimos.
—¿En serio se atrevió a eso?—El hombre pareció creerme solo que le sorprendió mucho lo que le dije.
—Hemos salido un par de veces, solo eso.
Se quedó analizando la cosas. Puso una cara de reflexión que me dió un poco de miedo. No quería hacerlo enojar así que me quedé callada.
—Es un hombre muy cauteloso. No me cuadra que ande en busca de amor.—Dijo con un tono burlón.—Recientemente regresó con ese bombón que tenía de novia. ¿Cómo se llamaba?
Eso que dijo rompió un poco mi corazón. Aunque no podía saber que de cierto había en su información. No se me hacía posible que alguien tuviera tan bien vigilado al presidente. El hombre notó las facciones que puse y me habló burlándose.
—¿Te lo estabas tomando enserio?—Soltó unas carcajadas tan burdas que lo odié. —Perdón si rompo tu corazón pero tienes que saber que él tiene novia y es muy guapa. No puedo creer que sigas siendo tan ingenua.
Me habló como si me conociera, esas palabras rectificaron lo que mi mente me decía. Yo lo conocía.
Se quitó las gafas y pude ver su rostro con mayor claridad. Al examinarlo por unos minutos no hubo duda.
—¿Eres Luis?—Pregunté al recordar otro viejo compañero de la prepa.—¿Luis Galván?
—Por supuesto mujer. Te tardaste en reconocer a la luz de tus ojos.
Ante mi había aparecido otro amor del pasado. Este si era uno por así decirlo. Él me estuvo pretendiendo pero digamos que si le di alas, salí con él e incluso debo reconocer que tuvimos sexo.
Me atraían ese tipo de hombres. Era atrevido y llamaba la atención por su físico. Ahora había encontrado una profesión de acuerdo a sus habilidades. Siempre se caracterizó por querer mandar y conseguir dinero fácil.
Físicamente le había pasado todo lo opuesto a Esteban. Este último había madurado y cambiado su físico muy positivamente.
Luis en cambio, se había descuidado mucho, estaba mucho más delgado, ese cuerpo musculoso y bien formado que le conocí en la prepa, había desaparecido por completo. En su lugar quedó el de un señor mal alimentado y seguramente muy estresado.
A lo que se dedicaba ahora era bastante obvio. Y al conocer bastante bien a Estaban dejaba aún más claro el porqué eran enemigos.
Luis aseguraba que tenían negocios juntos. Era algo difícil de creer pues se supone que eran bandos diferentes pero en este país todo puede pasar.
De hecho, ellos habían sido buenos amigos en la preparatoria. Cuando yo me distancié de Luis pues le caché que salía con otras. Esteban aprovechó para acercarse a mi e intentar cortejarme. Fue la última etapa de la prepa así que creo, tuvo mala suerte.