—Tranquila mi amor.—Dijo mientras el carro se estacionó.—Te dije que todo estaría bien. Aquí nadie nos va a encontrar.
Yo no podía creerle y mucho menos estar tranquila. Yo deseaba que nos encontraran pues quería irme con Esteban como lo había planeado.
Luis y sus hombres bajaron de la camioneta. Las otras dos llegaron enseguida y se sumaron a los compañeros que ya estaban ahí. Nuevamente me ví rodeada de muchos hombres armados con los cuales no estaba nada segura.
Dos de ellos me agarraron para bajarme por órdenes de Luis. Él se olvidó de mi para comenzar a dar órdenes y pedir que estuvieran todos atentos.
Se dirigió adentro para hablar a sus otras casas y verificar que no les estuvieran buscando.
A mí también me llevaron adentro y permanecí de pie en la entrada hasta que el jefe diera órdenes de qué hacer conmigo.
—¡Esos estúpidos ahora sí me la hicieron!—Gritó despavorido para sacar su coraje.—¡Pero me las van a pagar!
Se recargó en una mesa y ahí se quedó en suspenso durante varios segundos, tiempo en que tanto sus hombres como yo, nos quedamos en suspenso mirándolo.
Después que se relajara, optó por mirarme, fue tan profundo que me dió miedo.
—¡Quiero que me digas de una buena vez! ¿Por qué te están buscando con tanto impetud?
Él hombre estaba muy enojado, jamás lo había visto así y eso me dió miedo. Me puse de su lado un momento para poder ver el panorama como él lo hacía.
Para mí no era más que una historia de amor pero estaba claro que para otros era algo muy diferente.
Yo no sabía que responder, no me habría imaginado que Esteban me hubiera buscado por alguna otra cuestión que no fuera amorosa. Pensé ¿Qué podría querer el presidente de mi? Me sonaba absurdo el creer que yo tenía algo de valor para él. Solo era una chica común y corriente que estaba por el mundo sin saber que hacer de su vida. ¿Cómo había quedado involucrada en una situación así?
Las respuestas no eran claras y con la presión que Luis estaba ejerciendo era todavía más difícil pensar.
—No lo sé. Te juro que él llegó con esa intención.—Estaba muy asustada y mi voz lo hacía ver así.—En verdad pensé que deseaba retomar lo nuestro o como se le pueda llamar a lo que hubo en la prepa.
—¿Y tú te crees así de importante?—Siguió con su tono mal encarado.—Ponte a pensar en vez de llorar, ¿Qué necesita él de ti?
Lo dijo como si fuera muy fácil entender qué podría saber yo.
Estaba tan estresada que incluso se me había olvidado la muerte de mi padre y la situación de mi mamá.
Pensé y creí que si me pudiera comunicar con ella tal vez me diría algo, quizá ella tenía algún tipo de información rara que me pudiera salvar en ese momento. Desafortunadamente no tenía mi teléfono y tal vez no era buena idea preocuparla.
De pronto, comenzó a sonar una alarma muy fuerte en la casa. Sus hombres comenzaron a moverse rápidamente hacia una misma dirección. Eso ya lo había visto la primera vez y no era nada bueno, significaba que estábamos bajo ataque nuevamente.
—¡Maldita sea!—Gritó muy enojado.—¿Cómo nos encontraron aquí?
—Parece ser que una de nuestras camionetas tiene un rastreador señor —Le contestó uno de los suyos corriendo a su lado.
—¿Cuál es la situación?—Preguntó mientras sacaba su arma.—¿Cuántos son y dónde están?
Corrieron rápidamente a ciertos puntos estratégicos donde podrían ver mejor la cosas. Me dió curiosidad el saberlo pero entendí que no era lo ideal para mí correr peligros innecesarios. Quedarme ahí era lo más seguro para mí.
Sus hombres no se pusieron de acuerdo, solo pude entender que esto se debía a qué había muchos hombres y que rodeaban toda la casa. No sé hubieran esperado algo así y eso los dejó mal parados.
—Debería intentar negociar señor.—Le aconsejaron sus hombres ante el ataque.—Va a estar bien pelado que ganemos.
Luis se quedó callado, se notó que le hirió en el orgullo aquello pero sabía que era la única opción para salir bien librado.
—Traigan el teléfono. Le voy a llamar.
Sus hombres intentaron hacerle caso pero fue muy tarde. Con un explosivo lograron entrar quitando la puerta de su camino. Fue un ruido tan potente que me bloqueó los oídos por varios segundos.
Cuando pude reaccionar solo pude ver entrar a un grupo de hombres muy bien armados. Dispararon sin compasión alguna y atacaron rápidamente. Yo me eché hacia atrás para intentar refugiarme. Aunque los disparos estaban muy lejos de mi en aquel gran terreno, no quería correr peligro.
Corrí atrás de unas mesas cerca de una reja, no era el mejor lugar pero si el más cercano. Me escondí ahí como primera instancia aunque analicé el terreno para buscar uno mejor o bien, poder escapar.
En su mayoría era un terreno baldío, solo había pasto, algunas plantas, árboles y todo estaba rodeado de un gran muro de cemento.
En la parte de atrás estaba una casa muy grande pero me quedaba muy lejos y esconderme ahí no sería buena idea. Estaría más cerca de los hombres que me capturaron.
Mi intención era quedarme protegida pero cerca de los invasores, pues había deducido que eran hombres de Esteban y que estaban ahí para salvarme.
Aunque pensara en eso, era muy difícil mantener la calma por el ruido de las balas así como de los lamentos de los hombres que caían perforados por estas. Era una escena tan trágica que deseo sacarla de mi mente.
Cuando el bando defensor estaba a punto de perder, decidieron correr para esconderse. Vi a Luis con tres de sus hombres correr hacia la casa, supuse que ahí tendrían un as bajo la manga para escapar como en la primera casa.
Corrieron desesperados y entraron al lugar. Los disparos se detuvieron, me esperé un par de minutos para corroborar que no se repitieran. Cuando eso sucedió, salí de mi escondite para que los hombres de Esteban me vieran. Me quedé parada moviendo mis manos desde ahí, esto para hacer una señal hacia ellos.