La Novia Del Presidente

Capitulo 27

La vida me jugó una mala pasada. Había tenido la oportunidad ante mis ojos de redimir las culpas y males para mí gobierno pero todo falló cuando uno de mis hombres le disparó al padre Miriam.

"¿Qué íbamos a hacer?" Era la pregunta que más retumbaba en mi mente. El destino me había declarado la guerra de una manera muy abierta, contra él no sabía cómo ganar.

Tuve que replantear mi estrategia, sabía que era el encargo de solucionar el problema de ese momento.

Ordené a mis hombres que entregarán el cuerpo y el caso a la policía del estado. En aquella ciudad montariamos el espectáculo ideal para dar la versión oficial a la prensa. Nuestro querido traidor quedaría como un héroe en la guerra contra el narcotráfico, y ellos serían los culpables de aquel asesinato.

Así yo podría quedar bien con Miriam cuando tomara a los culpables e hiciera justicia. Ella quedaría tan agradecida conmigo que no habría duda en tener su lealtad comprada para siempre. Me acercaría y podría saber que coordenadas eran las que su padre le había dicho.

Por mi mente pasó nuevamente el hacerlo por la fuerza. Si la capturaba y obligaba a decir la verdad, sería mucho más fácil y podía incubrirlo.

Pero en ese plan había un aspecto áspero que no cuadraba. Ella era tan aferrada que si yo le revelaba la verdad, preferiría morir en silencio antes que decirme el paradero de los papeles. Por eso era mejor enamorarla y sacar esa información después.

Supuse que el padre de Miriam tenía otros complices a los que les brindó la información o indicaciones de qué hacer en caso de ser asesinado. Él no sería capaz de dejar esos papeles sin protección alguna o enterrarlos en el olvido solo para meternos un susto.

Lo que más me dolió fue la ciudad. Ahí operaba en el bajo mundo un viejo amigo de la preparatoria. Era de los mejores recuerdos que tenía de esa etapa la cual para mí fue muy vacía.

Ese amigo se llamaba Luis Mendoza, un hombre muy decidido pero que no le gustaba para nada el estudio. Era muy inteligente desde ese entonces, jamás dudé que si utilizaba ese intelecto llegaría lejos en lo que se propusiera.

El hombre eligió los malos pasos pero no le fue tan mal, se hizo dueño de todo el estado y logró acomular una gran fortuna.

Nunca nos distanciamos así que aunque yo estuviera en la política, seguíamos en contacto y hasta nos hicimos muchos favores mutuos.

Me seguía cayendo muy bien aunque había cambiado mucho. La presión le estaba haciendo enloquecer y le estaba costando mucho mantener el imperio que tenía. Cada vez eran más recurrentes los favores que me pedía y mucho más difíciles de realizar. Yo le debía mucho, si, pero desde que incié mi periodo como presidente, dejé de necesitarlo.

Suena duro decirlo pero sus funciones en mi vida ya no estaban siendo indispensables y en esta ocasión podía darle un uso más completo.

Él sería declaro culpable por el asesinato del padre de Miriam. Además de muchos otros crímenes que hacían ver mal a mi gobierno. Pensé en llamarle y llegar a un acuerdo para que se dejara capturar pero lo dudé pues conociendolo, sería muy difícil que aceptara. Su rebeldía cada vez estaba peor y tenía que entender que yo era el jefe.

***

Regresé a mi casa ya un poco más relajado. La mala noche me tenía harto y tuve que ir a descansar para planear todo. Me hubiera gustado tomarme todo el día pero las obligaciones en este puesto son tan demandantes que no pude hacerlo.

Me dieron libre la mitad de mi día, tiempo que pensaba aprovechar en tumbarme a la cama y no salir de ahí pasara lo que pasara.

Pasó lo único que podía levantarme. Mi novia me llamó por teléfono diciendo que estaba a fuera de la casa.

Me sorprendió mucho tener esa noticia, ¿Cómo supo dónde estaba exactamente? y ¿por qué no solicitó el paso a los sirvientes o guardias? Ellos la hubieran dejado pasar sin problema pues ya era mi novia y todo el mundo lo sabía. Oficialmente ante la cara de la política se sabía de nuestra relación.

Era lo mejor para mí y el gobierno, con ella de mi lado podría tener muchas más ventajas en asuntos con el exterior.

Traté de arreglarme lo más que pude, no quería dejarla tanto tiempo afuera así que salí personalmente por ella.

Estaba aún en su auto. Los guardias ya la habían visto así que estaba vigilada. Salí para acercarme y me recibió muy cariñosamente.

—Hola, ¿Cómo está el hombre más guapo del mundo?—Simpre había sido así, por las buenas y de aliada era una mujer impecable, pero de enemiga o enojada, era de cuidado.

—Hola mi amor, no te esperaba.—Le dije aún tallándome los ojos.

—Te quería dar la sorpresa, espero que eso no sea malo.—Sus facciones eran tan coquetas cuando hablaba que era difícil decirle algo en forma de reclamo o regaño.—Pero mira nada más que cara traes, parece que las cosas no andan muy bien ¿Cierto?

Ella era muy guapa en verdad. Pensaría que su rostro habia sido elaborado por los mejores artesanos, pero lo más imponente de ella no era esa belleza si no su astucia e inteligencia.

Yo no estaba pasando un buen momento pero no podía contarle nada, aún no confiaba en ella del todo.

—Solo estoy cansado.—Dije para cerrar el tema. —Pasa por favor.

Con ella ahí, quería levantar mi ánimo y sin duda quedarme acostado con ella teniendo sexo era una buena manera.

La ayudé a bajar como un caballero que soy. Dejé su auto al cuidado de mis hombres y nos dirigimos al interior de la casa.

Ésta tenía un patio muy grande así que caminamos mucho hacia la entrada. Con cada paso mi desesperación se hacia más grande pues ya quería hacerla mía.

Llegamos a la sala y como era costumbre le ofrecí algo de comer y beber.

Todo avanzaba muy bien pero nuevamente ese destino se interpuso en mis planes para impedirme relajarme en ese momento.

Justo cuando nos besábamos y estaba a punto de sugerirle ir a mi habitación. Sonó el teléfono en la línea de mi secretario. Lo hizo con tanta insistencia que entendí que era una emergencia.



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En el texto hay: acción drama romance

Editado: 22.03.2025

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