La Novia Del Presidente

Capitulo 29

Me fuí de la casa de Míriam con una nueva victoria. Ella aceptó toda nuestra ayuda y se quedó muy agradecida con nuestra generosidad. Quedé muy cerca de llevar nuestro vínculo a otro nivel.

Me ofrecí para acompañarla a Guadalajara, esto para buscar junto a ella ese lugar y esos papeles de una vez por todas.

No podíamos viajar juntos por razones muy poco entendibles para ella pero que para mí eran muy precisas.

Puse de pretexto el uso del avión presidencial diciendo que ningún civil podría subir ahí. Eso era mentira, tantas veces subieron conmigo varias modelos y personas para participar en mi diversión. El verdadero motivo era no comprometerme con ella y por supuesto… mi celosa novia.

Aún así, la envié en una de las mejores aerolíneas del país.

El proceso era muy sencillo, uno de mis hombres la llevaría al aeropuerto y otros más tenían que recibirla allá para llevarla conmigo.

Mientras tanto yo regresé a mi casa para alistarme y salir a Guadalajara.

—Su amigo Luis ha estado muy insistente en querer hablar con usted.—Me informó el secretario después de recibir el mensaje.—Dice que es urgente.

—Ese hombre ya se volvió molesto.—Dije mientras me alistaba.—Seguramente ya sospecha algo, siempre ha sido muy astuto. Le llamaré más tarde para calmarlo.

Me quedé con esa idea contando con su paciencia y que por una vez en su vida no fuera impulsivo.

Tuve que asistir a una reunión muy importante con miembros del gobierno que no sabían nada de nuestro plan pero que ya se habían enterado de la muerte de nuestro traidor. Para ellos seguía siendo un gran elemento y de mucha confianza, no contaban con que esa astucia le llevó a traicionarnos. Yo no podía decir eso hasta tener todo bajo control pues sería fuertemente criticado por el director del partido.

Tuve que fingir, ya me estaba hartando de eso, además que sabía que no iba a durar para siempre. Esta era mi última oportunidad y ya me sentía con la victoria.

Con ese entusiasmo subí a mi avión privado. Me gustaba mucho viajar ahí, los asientos son tan cómodos, el espacio es el ideal para estar un rato agradable. Es como una habitación en la que siempre quisiste estar. Tiene buen audio para escuchar la música que deseas, tiene luces en tres tonos, una cómoda cama, cocina, un refrigerador para bebidas, en fin, todo lo que se puede pedir para subsistir.

No solo se debe hablar de sus comodidades, también de la tecnología que tiene y de la modernidad. En ella se puede viajar tan rápido que podría recorrer el país de punta a punta en 3 horas, una maravilla.

Su sistema de seguridad es único, está diseñada con un sistema de respaldo para poder ser pilotada desde la base, por si algo le pasara al piloto, entraría ese sistema.

Hablar de ese avión es una gran maravilla y lo hago porque es uno de los lugares que más feliz me hace, es tan placentero que disfruto incluso hablar con él.

Al poco tiempo y gracias al beneficio de este avión, pude llegar a las instalaciones de Guadalajara. Un lugar que se conectaba directamente con la pista de aterrizaje y que se creo ahí para esa cuestión. Yo estaba disfrutando lo que otros gobiernos planearon hacia el futuro.

Ahí me recibieron los encargados del estado quienes por obra del destino no eran miembros del mismo partido que el mío. Aún así debíamos tener una buena relación y lo mejor de todo, ellos tenían que obedecerme.

La relación no era mala realmente, ellos se mostraron muy atentos conmigo y yo tenía que hacer lo mismo.

Tuvimos una pequeña reunión en la que se aclararon algunos puntos pendiente. Cosas como gastos, presupuestos, instalaciones, etc. Siempre que ven al presidente creen que es sinónimo de pedir.

Después me invitaron a comer para festejar que aprobé varias cosas que pedían, como si no lo hubieran hecho ya los senadores.

Estaba muy tranquilo mirando el reloj, había acordado con mis hombres llevar a una de las casas en ese estado a Miriam. De ahí yo mismo la acompañaría para realizar sus actividades en la funeraria.

Ella debía llegar ahí dos horas después que su viaje iniciara. Pedí al secretario que estuviera al pendiente por cualquier movimiento o atraso pero todo resultó bien.

La hora había llegado y según mis cálculos mentales, ella estaba por llegar.

Pedí que me avisaran en cuanto eso ocurriera para de inmediato salir de ahí… bueno, con un poco de calma para llegar después que ella. Hacerse un poco del rogar era parte del plan también.

Pasaron los minutos y no recibía la notificación que esperaba. Mientras tanto tenía que seguir aguantando la conversación del político que me recibió y hacia compañía.

La noticia no llegaba y eso me pareció preocupante. Cada vez se me reflejaba más el nerviosismo, movía mis manos y piernas para despejar un poco esa sensación.

Pensé "¿Qué podría salir mal? Estoy exagerando"

Esto era porque el puesto me había enseñado que por más que uno lo planee, las cosas pueden cambiar y más si uno no lo hace.

Justo en medio de mi crisis nerviosa, el secretario por fin recibió la llamada. Sonó su teléfono y me tranquilice.

Ignorando ya por completo a mi acompañante, escuché directamente al secretario y sus respuestas.

Él era muy tranquilo al momento de hablar, no como yo que soy muy explosivo para regañar. Aún así, había algo que él no podía evitar y era hacer facciones con su rostro.

—¿Cómo qué no?—Dijo con voz calmada pero con un rostro profundamente molesto.—¿Ya intentaron llamar?... espera, lo haré yo mismo.

Después de decir eso colgó el teléfono para realizar una llamada él mismo.

Desde ese momento supe que algo pasaba pero no me quería dar la cara, tenía que intentar darle solución al problema primero.

Tras varios intentos, la otra persona a la que intentaba llamar no le respondió, así que hizo una llamada más, esta vez a nuestros hombres.

—¡Quiero que la rastreen inmediatamente, debe estar en algún lugar!



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En el texto hay: acción drama romance

Editado: 22.03.2025

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