No entendí mucho el punto. Me pareció apreciar que el hombre me trataba de decir que Esteban estuvo involucrado en la muerte de mi padre.
Eso era algo que no me esperaba en absoluto y sonaba a una total locura así que volví a insistir.
—¿Por qué el gobierno mató a mi padre?—Pregunté de una manera más astuta para tener la información completa.
—Porque descubrió algo que no debía y prometió que lo haría público.
Sus palabras me dejaron helada, literalmente sentí mucho frío. Quizá la presión se me bajó o tal vez mi cuerpo se paralizó para no seguir escuchando aquella historia. Lo que sea que estuviera pasando, no era bueno.
Todo se me reveló en ese momento. ¿Cómo pude ser tan tonta? Me pregunté una y otra vez mientras venían las imágenes de Esteban buscándome.
La tonta niña civil, invitada a salir por el presidente del país. ¡Qué ilusa y egoncentrica llegué a ser al creer que lo hacía por su viejo amor del pasado!
Yo, una chica tan normal que lo había bateado en la prepa ahora estaba siendo humillada por él. Fue muy duro para mí ese golpe, tanto que me quedé en el suelo tirada.
—¿Necesitas ayuda?—Me dijo el hombre rubio que me había abierto los ojos en ese momento.—Levántate por favor.
Minutos antes me había dicho que me secuestraron porque yo era la mejor arma contra el gobierno. Al escucharlo me hizo mucha gracia, creí que era un tipo de broma o que alguien intentaba satisfacerse con mi inocencia.
—¿Por qué me tuvieron encerrada en esa habitación?—Le pregunté cómo principal duda para desmentir todo eso.
—Tuvimos que raptarte. Era nuestra única oportunidad de traerte a nuestro lado.—Lo dijo con tanta seguridad que le creí esa actuación.—Casualmente, el grupo de tu segundo amigo también te buscaba. Nos fue más fácil arrebatarte de ellos que del propio gobierno.
Hablaba como si yo fuera un tipo de tesoro por el cual se pelean varios hombres hambrientos de dinero.
No me hizo sentir nada cómoda eso que me dijeron. Me sentí usada, como si mi situación actual no les importara y estuvieran aprovechandose. Eso era muy bajo para cualquiera de los tres grupos sin importar sus intenciones.
Al inicio yo no sentí nada por lo de mi padre, pero ahora que estaba conociendo la verdad tenía remordimiento pues él no era nada de lo que yo pensaba. Fue un padre responsable que siempre estuvo para mí y que desde las sombras me cuidó.
Ahora habían aparecido varios villanos que me lo restregaban en la cara.
—El gobierno te colocó algunos rastreadores. —Continuó con su versión de la historia.—Necesitabamos mantenerte lejos de su alcance. En esa habitación estarías a salvo mientras lograbamos deshacernos de todos los que te seguían. Cuando lo logramos, fuimos por ti, te sacamos el rastreador y ahora estás aquí. Disculpa el método y la falta de explicación pero no teníamos tiempo.
—¡Idiota!—Le grité con mucho sentimiento después de darle una cachetada.—¿Crees que me hiciste un favor?, ¿acaso me estás pidiendo las gracias?
Todos los que están espectadores me miraron mal. Me había atrevido a golpear a su líder. Algo que no estaba bien visto. Sentí como deseaba comerme con sus miradas pero en ese momento pudo más mi enojo y frustración que no me importó el sentir sus miradas de lobos.
El hombre no hizo nada. Sintió el dolor pero lo resistió sin darme una respuesta. Solo me miró con compasión y con muchas ganas de que yo hiciera su voluntad, pero no sería así.
—Entiendo que te sientas frustrada.—Me dijo un poco más tranquilo.—Creí que tenías derecho a saber la verdad y con ellos jamás la sabrías.
—¡Usted no sabe nada de mi vida!—Continué con los reclamos.—No puede ir por ahí secuestrando gente solo porque le interesa hacerlo. No somos un beneficio para su tonta lucha.
La ironía de la vida era tan simple. Muchos pensaban en hacer un bien y recibir un agradecimiento por esa cuestión, pero los que reciben ese bien no siempre lo ven de esa forma.
Yo estaba muy enojada con el mundo en general. Tantas injusticias hacia mi y mi familia, me habían hecho ponerme así.
Mi padre había sido asesinado por los que trabajaban con él. Sus mismos amigos y compañeros lo habían traicionado por no se qué información.
Esteban, mi querido amor, me había engañado haciéndome creer que aún estaba enamorado de mi. Lo hizo únicamente para acercarse a mi y sacarme la información que necesitaba para encontrar a mi padre… y lo hizo.
Sentía tanta culpa, me hicieron pensar que yo misma había guiado a los enemigos de mi padre hasta él, o lo que era lo mismo, lo había matado.
Pocos seres humanos saben lo que se siente. Quizá yo no amaba a mi padre, pero jamás me hubiera dado a la tarea de planear algo en su contra, ni mucho desearía que alguien lo matara. Pero aparentemente a Estaban no le importó eso y me lo arrebató. No conforme con eso, gracias a él y sus estupideces, estaba en otro estado secuestrada por unos bandidos que deseaban ir a la guerra en contra de él.
—Miriam, cálmate por favor.—Insistió en tener comunicación.
—¡No me pidas que me calme!—Dije en modo exaltada.
—Tu opción es que te dejemos ir, vuelvas a donde quieres y que te encuentra tu querido presidente.—Aquí comenzó a decirlo en modo de burla.—Cuando lo haga, vive tu historia de princesa por un tiempo, después él te va abandonar e incluso te puede lastimar. Desearas nuestra ayuda y no te la vamos a dar.
Sus amenazas no tenían mucho sentido para mí. No me imaginaba a Esteban haciéndome daño. Pero quizá a sus hombres si. Había visto su capacidad y número, tal vez en algún momento optarían por esa violencia.
No me quedaba muy clara aún la situación. Tenía que comenzar a entender para así llegar a una solución.
Para empezar estaba el tema de mi padre. Él era el centro de todo lo que estaba pasando. Era un opositor desde hacía tiempo. Trabajaba para el gobierno pero les brindaba información a estos grupos en secreto.