La Novia Del Presidente

Capitulo 41

El terror no terminó una vez que subimos al helicóptero. Cuando estábamos volando varios de estos grupos lanzaron disparos hacia nosotros. Afortunadamente el piloto era todo un experto y logró evadir todos y cada uno de ellos, además la defensa hizo lo suyo y provocó severos daños a quienes intentaban tumbarnos.

Nos trasladaron a una ciudad ubicada en ese mismo estado. Era un punto peligroso pero el más rápido para reunirnos y poder estabilizar la situación. Un terreno abierto que en medio tenía una casa totalmente protegida en la que pudimos hacer el descenso y entrar para hablar.

En el interior de esta, ya se encontraba el gobernador y parte de su equipo. Estaba resguardada por nuestro ejército, por la seguridad nacional, policía y por todo el guerrero que nos quería defender.

Al descender todos hicieron lo suyo y me mostraron su respeto. Yo estaba tan estresado y tan alterado que no tenía el tiempo suficiente para corresponder como lo hacía habitualmente. Unicamente levante las manos, dí las gracias y me fui al interior para la reunión.

Ninguno estaba menos alterado y nervioso que yo así que era mi obligación mantenerlos a todos a rayas. Empezando por el gobernador quién era el más alterado de todos. Se había encargado de llevar a toda su familia, lo mismo que muchos de los políticos. Aquella zona se había convertido en una de protección a civiles.

Al ser el estado más afectado y que tuvo una reacción rápida, no podía disgustarme con ellos, ni mucho menos criticar lo que hicieron.

Por el contrario, dí la indicación de que un grupo se preocupara por la protección de las familias.

No pretendía que nos quedáramos mucho tiempo ahí era un deber y una necesidad salir a un punto más estratégico donde pudiera dirigir esta situación.

Y ese lugar era la capital del país donde tendrías mayor control del todo.

—¡Es una locura!—Gritó el gobernador desesperado al verme entrar.—¡La ciudad ha sido tomada por ese grupo que desea destituirnos.

—Lo sé. Yo mismo los ví y fuí su objetivo en una larga persecución.—Me estresó demasiado esa persona. No tenía paciencia para un paranoico hombre sin voluntad.—Ahora necesitamos llamar al gobierno central para que me pongan al tanto de la situación.

Al estar ahí, me sentí mucho más protegido y pude sacar mi personalidad de líder. La tranquilidad que me transmitía estar en un edificio del gobierno junto a varios militares era demasiado. Fui a la parte central de la casa donde las comunicaciones ya habían sido establecidas con el gobierno de todo el país.

Cuando llegue noté que el líder del partido ya me había estado esperando. Quería ponerse en contacto conmigo desde el momento que inició todo, pero yo estaba en una situación comprometedora. Tomé el auricular y me puse en contacto con él de inmediato. En la llamada no solo estaba el presidente del partido sino prácticamente todas las personas importantes del gobierno.

—Señor presidente. Es un gusto saber que se encuentra a salvo.—En su tono pude distinguir aquel sarcasmo que le caracterizaba. Únicamente decía aquello por formalidad y no por una preocupación verdadera.—Nos viene bien su presencia en esta reunión para continuar con una estrategia. ¿Está al tanto de todo?

—Ustedes son los que no están enterados de todo.—Inyerrumpí con voz sería.—Hay algo muy importante que deben saber.

—Sabemos lo de la guerra, los motivos de los rebeldes y todo lo que está pasando en el país.—Dijo usando nuevamente esa soberbia.—Usted tranquilo. Tenemos los recursos para salir de esto.

Tener tranquilidad era el menor de mis problemas. Oficialmente el país estaba regido por un grupo de personas pertenecientes al gobierno, pero ante los ojos de todos yo era la cara. Mi opinión muchas veces era considerada aunque otras era evadida pues ellos ya tenían un plan y yo debía seguirle al pie de la letra. Es decir, yo era un trabajador más para las personas que realmente estaban en el poder.

Pero en esta ocasión intentaba usar todo mi poder para rescatar a Miriam.

—Lo que ustedes no saben es el arma que ellos poseen.—Dije retándolos a todos.—Va más allá de nuestro alcance.

—No se preocupe señor presidente.—Habló el secretario de seguridad, uno de los pocos leales a mi persona. —Cualquiera de su maquinaria la detendremos con nuestro poder militar.

—No me refiero a ninguna arma de la milicia.—Interrumpí con mucha desesperación pues deseaba exponer el punto pero no me dejaban.

—Ni populismo, ni cualquier herramienta social son una preocupación para nosotros.—Interrumpió nuevamente el líder del partido.—Sus intentos quedarán en eso... nada más.

—¡Ellos pueden tener en su poder al maletín rojo!

Por fin pude expresar lo que necesitaba informarles. Lo hice de una manera tan intensa que ninguno de los que escucharon tuvo dudas respecto a lo que yo decía.

Todas las comunicaciones quedaron en silencio, parecía que nadie se atrevía a opinar al respecto. Dejaron la tarea al líder del partido, quién era la persona indicada para seguir hablando.

—¿Cómo es qué el maletín rojo llegaría a su poder?—Preguntó muy molesto y preocupado por lo que había escuchado.—¿Me puede explicar eso de una maldita vez?

—Los detalles de cómo lo tienen pueden esperar, lo importante ahora es evitar que lo usen y yo tengo el plan perfecto para que eso ocurra.—Mi tono de voz era el de un héroe entrando en acción.—Por ahora solo les pido colaboración y que me permitan quedarme un tiempo más en el estado para poder resolver la situación.

—¿Está usted loco?—Preguntaron tres de ellos al mismo tiempo así que no pude identificar quienes eran.—Las indicaciones son reunirnos todos en la capital y desde ahí operar las fuerzas de defensa.

—Se perfectamente cuál es el protocolo y las indicaciones a seguir.—Dije con un tono serio.—Pero créanme, es mucho más importante que yo me quedé y resuelva esta situación. No tendremos otra oportunidad cómo está y aún podemos rescatar el maletín y salvar nuestro prestigio.



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En el texto hay: acción drama romance

Editado: 22.03.2025

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